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Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

La ignorancia y la rabia

ALBERTO Garzón ha tenido una salida extraña, aunque típica de su ideología. Ha detectado la causa del atentado de Orlando no en el terrorismo islamista, ni en el Daesh, ¡que lo ha reivindicado!, ni siquiera en la homofobia, sino en el heteropatriarcado. Éste es el nivel de quienes aspiran a gobernarnos; el de los que sacarán, en cualquier caso, muchísimos votos.

No sé si les ciega la ignorancia o la rabia, pero, en ambos casos, la frase es escandalosa. No detectar las causas de un problema, y de un problema tan grave, es asegurarse que jamás se encontrará la solución. Aquí, además, se palpa la pulsión masoquista de la izquierda occidental. Si hay que buscar un culpable del atentado de Orlando, perpetrado al grito de "Allahu akbar", Alberto Garzón lo encuentra en lo que ellos identifican también con la civilización cristiana. Por flagelar al prójimo que no quede.

No se me alcanza una falta de respeto mayor a las víctimas que usarlas para atacar a quien no tiene nada que ver con sus asesinatos. No se debería aprovechar todo para arrimar el agua (esta vez, la sangre) al propio molino. Aunque se haga sin mala voluntad, por pura ceguera ideológica. A partir de ciertos extremos, son prácticamente lo mismo.

Porque entendámonos, "heteropatriarcado" es etiqueta que viene con segundas. Se trata de meter en un mismo saco (y no en cualquiera, sino en la causa de un atentado espantoso) a todo el que sostenga que el matrimonio propiamente dicho es, como reza, dicho sea de paso, la Constitución, entre una mujer y un hombre, o que en la familia el padre ejerce una responsabilidad suya y sagrada. Yo no me calificaría como un "heteropatriarca", pero "ellos" no tendrían la más mínima duda. Y justo "ésos" son los que señalan el heteropatriarquismo como la causa del terrorismo islamista. Resulta inquietante.

Hay un poema de Jon Juaristi, que recoge una idea de Kipling en una forma de Edgar Lee Masters, que avisa: "¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes,/ por qué hemos matado tan estúpidamente?/ Nuestros padres mintieron: eso es todo". Ciertamente aquí, en España, entre los llamados heteropatriarcas y los proclamados neosocialdemócratas, no hemos matado últimamente a nadie, gracias a Dios, pero a ver si abocamos a nuestros hijos (Kipling, Masters y Juaristi dixunt) a un enfrentamiento indeseado a costa de mentir estúpidamente o de equivocarse a lo bestia. Y no es plan.

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