Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Saber ganar

QUIZÁ el mayor mérito de Jordi Hurtado, el inmortal de la tele, ha sido que todos celebramos, con el humor que acompaña a la alegría, su abnegada vida laboral. Y ello a pesar de su constancia, que por aquí suele confundirse con la pesadez; de su sueldo astronómico, que suele ser un alérgeno; de su parentesco con Évole, que es su primo hermano; de ser catalán, que según los nacionalistas es un hándicap entre el resto de los españoles y ya se ve que en absoluto; y hasta de su resistencia al paso del tiempo, fáustica.

La hora de emisión del programa habrá ayudado bastante. En la sobremesa se expande por España una somnolienta benevolencia universal. Hay un refrán catalán que, después de las comidas copiosas, citaba Josep Pla y que dice: "El que tenga más, que cene otra vez". Es la desarticulación de la envidia a través de la satisfacción personal. Jordi Hurtado se ha beneficiado tal vez del refrán de su tierra. En catalán: "Qui tingui més que sopi dos cops".

Tras diecinueve años ininterrumpidos de emisión, ahora, como sabrán, Jordi Hurtado va a ausentarse por una pequeña (nos advierten para que no nos preocupemos) intervención quirúrgica. Como es pequeña, los medios y las redes sociales se han llenado de asombros y aspavientos. La broma más común: la inminencia del fin del mundo.

Aunque el mayor mérito de Hurtado es moral (haber desactivado la envidia ibérica), su trayectoria y su reconocimiento público están pidiendo a gritos la medalla del mérito al trabajo. Más común es lo contrario. ¿Cuántos habrán salivado de placer al enterarse de que en Venezuela los funcionarios, para ahorrar energía, sólo trabajarán dos días en semana? Con noticias así no hay manera de meternos miedo con el bolivarismo de Podemos: es propaganda subliminal. Me contaban de un señor al que dan una baja de seis meses por una enfermedad gravísima, y sale dando saltos de alegría. Amigos y familiares intentan rebajar su euforia a base de realismo: "Estás muy malito". Contesta: "Sí, ya, pero seis meses sin trabajar, qué, eh".

Entre ese señor tan positivo y la trayectoria profesional de Hurtado, más positiva todavía, caben los matices entre los que nos movemos los mortales. Pero hay que aspirar a lo mejor, y lo mejor es Hurtado, por su salud de hierro y su disposición férrea. Sigamos, pues, con las bromas, esperemos su pronta recuperación y no dejemos, con el rabillo del ojo, de admirarle en serio.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios