Crónicas del retornado

Guillermo / Alonso / Del Real

Andalucía

Hoy toca celebrar el Día de Andalucía. Me parece bien, pero aún me parecería mejor que fueran los andaluces quienes, de forma espontánea, decidieran celebrarlo. Algo así como en las fiestas de pueblo, en las que la parte institucional es cuestión menor, porque son los vecinos quienes organizan una parrillada, una verbena o una confección masiva de rosquillas típicas.

Por el contrario, parece ser que aquí prima lo institucional, con sus discursos, sus medallas y toda esa liturgia. Ya digo que tampoco me parece mal, pero se me antoja bastante aburrido y falto de alegría.

A mi me gusta mucho Andalucía y he vivido aquí muchos años de mi vida y lo he hecho por elección, no por nacimiento. Tengo mil razones para que me guste esta tierra. Lo que sucede es que suelo acordarme con demasiada frecuencia de León Felipe: "Que sean todos los pueblos Y todos los huertos, vuestros".

De esa manera, también me gusta mucho Navarra, o Madrid, o Marruecos, o Costa Rica. Por eso creo en una Andalucía abierta y universal, a otra pueblerina o chovinista.

Siempre me ha sido difícil entender los nacionalismos, o los regionalismos, o los localismos como sentimiento. Estar orgulloso de ser andaluz es tan tonto como sentirse orgulloso de ser rubito o de calzar un cuarenta y cuatro de zapato. Ocurrió así, sin que uno haya tenido arte ni parte en el asunto.

Además, me revientan los tópicos, los positivos y los negativos.

Sobre los negativos me he tenido que pelear (verbalmente, claro) cuando alguien en mi presencia ha tachado a los andaluces de vagos. Aquí, como en todas partes, los hay muy trabajadores y sumamente vagos, a ver si no. Lo mismo que hay personas graciosas y personas malages y patosas. Otro tópico, ése del andaluz la mar de chistoso, que también suele molestarme mucho.

Lo peor ocurre cuando el tópico es difundido por los propios andaluces institucionales, como sucede con algunos medios de comunicación, empeñados en mostrar una Andalucía, trasunto de esa España que denostaba aquel gran andaluz universal que fue don Antonio Machado: "La España de charanga y pandereta. Cerrado y sacristía. Devota de Frascuelo y de María. De espíritu burlón y de alma quieta…"

Para no señalar a nadie, me parece que Canal Sur TV tendría que pensarse un poco la imagen folclórica que muestra en gran parte de su programación. Y conste que, por ejemplo, me gusta la copla; pero también me gusta la berza, y no por eso me alimento todos los días y exclusivamente de ese formidable plato, ni de pescaíto frito. Me sorprende bastante que un Gobierno progresista no haya tomado cartas en el asunto, y mira que lleva años, lo que yo sinceramente celebro.

No sé qué habría pensado de todas estas cosas Blas Infante, personaje interesantísimo, se mire por donde se mire. Muy distante, me parece a mi del andalucismo político de nuestro tiempo y más aún de la Andalucía institucional. Algunas de las ideas de don Blas, me resultan sorprendentes, por ejemplo: "Sentimos llegar la hora suprema en que habrá que consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (...). Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los Pueblos extranjeros (...). Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional", (Manifiesto de Córdoba).

¿A que tiene su punto? Ahora que nuestros dirigentes regionales (o nacionales, si nos atenemos a lo que propugnaba aquel hombre tan peculiar) parecen obstinados en oponerse a todo tipo de nacionalismos en forma numantina, tiene gracia que Blas Infante contemplase la posibilidad del mismísimo demonio: ¡el separatismo!

Yo tengo la impresión de que esas frases eran más retóricas que propositivas, pero a nadie le puede extrañar eso, ahora que la política es cada vez más retórica. El caso es que al "Padre de la Patria Andaluza" lo asesinaron los fascistas. A él, que era incapaz de matar una mosca.

Ya he dicho que en lo que a mi respecta, los nacionalismos no me atraen demasiado, porque, como solía decir mi gran amigo Pablo Castellano: "A lo mejor, detrás de los nacionalismos hay una actitud un poco paleta"

Sin embargo en este País nuestro, España, Andalucía, está claro que tienen su sitio, y que será preciso contar con ellos, como se cuenta con cualquier otra opción política, nos haga gracia o no.

Lo de ponerse patriótico es cosa de cada uno, pero viene bien recordar lo que dijo al respecto León Tortsky: "El patriotismo es la principal parte de la ideología mediante la cual la burguesía envenena la conciencia de clase de los oprimidos y paraliza su voluntad revolucionaria".

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