Efecto Moleskine

Ana Sofía / Pérez / Bustamante

Fiestas navitanas

No hace falta que intervenga Metroscopia para informarles de cuál es el regalo gaditano para esta Navidad, doblemente bueno porque vale para Carnavales: la camiseta del Cádiz C.F. con el nombre serigrafiado de Cheryshev, nuestro mejor fichaje. Arrasa de tal modo que ya andan los de la tienda oficial alertadillos, vaya a ser que Cheryshev se entere y venga a reclamar su parte. Algo imposible en una ciudad donde hay tantas cosas que no existen, o que no se ven: la fábrica de cerveza, la plaza de toros, las tres marías, las cuevas de María Moco, el propio alcalde... En mi lista de este año he incluido otras peticiones: para nuestro rey, una Wii con el juego Castelar: El Orador que mueve los brazos más arriba de los codos. Lo que no sé es si incluirle un Modo-Manuela-Carmena, que felicita la Navidad frotándose las yemas de los dedos en un efecto que podríamos denominar "albóndigas bondadosas". Para Córdoba, estoy en duda: no sé si pedirles un obispo verdaderamente natural y masculino (con mujer e hijos), o una escoba Nimbus 6666 para que su obispo pueda asistir este San Silvestre a un aquelarre químico de verdad, con éxtasis y todo. A Kichi-Boy le van a mandar los reyes un motorista con un telegrama: "Se te acabó la conciliación familiar. Hala a la calle, a hacer tipo de regidor de Cádiz. (P.S.) Picha". A la UCA, el doctorado de calidad en Cambio Climático, que va a ser un best seller y que incluye, de regalo, un cursillo de surf (con y sin olas) impartido por Willy en Santa María del Mar, y un arroz verde en Costasol (por si se derriten los polos, salir huyendo almorzados). Dos recomendaciones: Lo que llaman "pan de gloria", que se hace en el obrador de Sobrina de las Trejas (Medina Sidonia), con sucursal en pastelería Maype (c/ Corneta Soto Guerrero, 3). Y un libro de Jacobo Siruela que se titula El mundo bajo los párpados: apasionante ensayo sobre el papel del onirismo a lo largo de la historia. Porque no sé si sabrán ustedes que existían en la Antigüedad los "incubatorios", pequeños templos consagrados para recibir allí la inspiración divina a través de los sueños. Desde mi incubatorio particular, me dispongo a soñar para todos, y para todas, un espléndido año 2016.

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