la hora del bocadillo

José Luis Vidal

Tiempos de cambio

Dibbuks edita un nuevo integral, protagonizado por la pareja de creadores que renovaron al botones francobelga

A FINALES de los setenta, en la editorial Dupuis se estaba produciendo una encarnizada batalla por la autoría de Spirou, un tira y afloja entre varios editores que implicó hasta a tres equipos creativos en aquella 'gresca': por un lado Fournier, que llevaba años plasmando las aventuras del personaje bandera de la editorial, pero que, digamos, se había quedado algo obsoleto en sus propuestas. José Dutillieu propuso a una pareja que ya conocía bien de su antiguo trabajo en el mundo de la animación, el dúo formado por Nic y Cauvin, que como habréis podido comprobar los que hayáis comprado el anterior integral de esta colección, ofrecieron una imagen demasiado diferente, alejada de sus secundarios y lugares, de Spirou y su eterno acompañante y amigo, Fantasio.

Y fue entonces, en esos tensos momentos editoriales, cuando entró en la ecuación otro par de jóvenes, que al principio se encargaron de las páginas de pasatiempos de la revista, demostrando ahí su gran talento tanto gráfico como narrativo. Eran Jean- Richard Geurts y Philippe Tome, más conocidos después como Tome y Janry. Fueron ellos finalmente los que se llevaron el gato al agua, gracias al apoyo incondicional del gran maestro de la BD, André Franquin y al editor en jefe Jean Dupuis, que vio en su juventud y arrojo la baza que estaba buscando para que hubiera un cambio en la colección.

Y sí que lo hubo, como podréis comprobar en el buen puñado de historias, cortas y largas, que están incluidas en este grueso volumen. Tome y Janry fueron un soplo de aire fresco, con un estilo gráfico que bebía del de Franquin, con sus detallados fondos, su narrativa perfecta y sobre todo por ir recuperando, poco a poco, a todos esos personajes que rodearon a Spirou y que le dieron fama: El despistado Conde de Champignac, la joven y pizpireta periodista Secottine, hasta un villano de segunda como John Helena regresaba a las páginas.

Y, como ya os decía anteriormente, además de las primeras historias cortas realizadas por el tándem (Las historias más o menos ciertas del tío Paul; La voz sin amo; Ojo con la foto oEl peligro), donde vemos la brutal evolución que experimentaron los creadores, hasta llegar a la primera historia larga, un álbum titulado Virus. En el que seremos testigos de como Fantasio se encuentra con un viejo conocido del dúo, un gañán que se las hizo pasar canutas en el pasado pero que ahora está aquejado de una misteriosa enfermedad. Con la ayuda del Conde de Champignac, intentarán descubrir el origen del letal virus y para ello tendrán que hacer las maletas e iniciar un peligroso viaje al Polo Sur, donde tal vez encuentren respuesta a sus preguntas.

Una primera aventura larga ésta, en la que Tome y Janry combinan aventura, misterio y mucho, mucho humor, las principales características de esta colección.

Y de ahí a otra peripecia en un lejano continente, en Aventura en Australia, los amigos acudirán al rescate del Conde de Champignac, que parece haber desaparecido misteriosamente mientras realizaba unas excavaciones. La rubia reportera Seccotine se unirá al dúo, aunque Fantasio la vea como a la competencia (y razón no le falta…).

En este segundo álbum ya se tratan temas de actualidad que, por desgracia, no han pasado de moda, como la explotación minera sin miramientos y el expolio de yacimientos arqueológicos. Todo mezclado, como un buen cóctel, para narrar una divertida peripecia.

Y para terminar este primer tomo que recoge la producción realizada desde el año 81 al 83, qué mejor que regresar a un paisaje de sobras conocido por todos los lectores de Spirou, un plácido pueblecito donde Spirou, Fantasio y Spip la ardilla han corrido todo tipo de aventuras, enfrentándose a uno y mil misterios y amenazas. Se trata, claro está, de la villa de Champignac del Campo, donde llegarán por casualidad, persiguiendo a un esquivo robotito que pertenece, por una serie de casualidades a Fantasio.

Allí volveremos a encontrarnos con el alcalde con su verbo florido (y bastante insoportable…); Dupilon, el borrachín del lugar, que siempre se mete en líos y a Catenario, el antiguo jefe de estación del lugar y que resulta ser el 'padre' de Telesforo, el esquivo robot. Y también de la bella y peligrosa Cianuro, otra máquina con cuerpo de mujer (que recuerda físicamente a Marilyn Monroe) que se las va a hacer pasar canutas a Spirou y cía, en una historia repleta de acción, persecuciones y algún que otro mamporro.

Y como auténtico regalo, una historia que, curiosamente, relata el origen, la infancia hasta ahora desconocida de Spirou y que, en un futuro algo lejano, se encargarían de plasmar el dúo Tome-Janry en las páginas de El pequeño Spirou. Pero ésa es otra historia.

La editorial Dibbuks continúa con muy buen tino, publicando las historietas de este gran personaje, un clásico ya. Un tomo éste muy recomendable a la hora de elegir un buen regalo, tanto para jóvenes como para mayores, en las navidades que están a la vuelta de la esquina.

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