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Editorial

Editorial: La vida vuelve a los astilleros

LA Bahía de Cádiz amaneció ayer con la mejor de las noticias para sus astilleros: la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) dio al fin luz verde para que Navantia pueda suscribir el contrato de construcción de cuatro buques. Los trabajadores, tras contemplar en el horizonte y sin perder la calma algunos nubarrones que sembraron la incertidumbre, fueron los primeros en celebrar la autorización pertinente y no es para menos, ya que la rúbrica garantizará una carga de trabajo, al menos, hasta 2019. Los cuatro primeros petroleros ya están en marcha y en septiembre se podrían unir otros dos. Esto último supondría un hito histórico para la Bahía, pero por lo pronto ya se puede saborear la vuelta de la actividad industrial a unos astilleros que llevaban lustros con las grúas oxidándose y la soga al cuello. Con decir que en España no se construye un petrolero desde hace 20 años está casi todo dicho. Porque este nuevo contrato no sólo otorgará estabilidad al sector, sino que devolverá la alegría a localidades como San Fernando y Puerto Real y asegurará, en paralelo, la creación de empleo directo para un sinfín de empresas auxiliares de la Bahía. En suma, el futuro que se abre ante Navantia sentará las bases de un crecimiento empresarial para Cádiz que se antoja más que necesario en una provincia con unos índices de paro inaceptables e insostenible en el tiempo. Más allá de las cifras que ya apuntan a 3.100 puestos de trabajo anuales entre directos, indirectos e inducidos, y a unos 4,3 millones de horas de trabajo, lo que conviene tener presente es que los astilleros, en paralelo, se abren a nuevos mercados. Justo es en este punto felicitar a todos los que han hecho posible esta realidad: a los agentes económicos y sociales, a los comités de empresa de los centros de Navantia y a las distintas Administraciones que han apostado por un plan industrial serio para la Bahía, empezando por el Gobierno central, que ha animado a la Sepi a asumir los riesgos normales con este tipo de contratos, caso de las penalizaciones en caso de retraso o el tipo cambiario, por ejemplo. Ahora, los primeros que tienen que demostrar con sus gestos que estamos ante una oportunidad histórica, de hecho, son los dirigentes políticos. Y para ello han de aparcar las diferencias partidistas de una vez por todas y dejar de actuar como si estuviésemos ante un asunto menor. Los astilleros de la Bahía de Cádiz, después de esperar más de dos décadas para asistir a la rúbrica de un acuerdo tan importante, hoy han de demostrarle al Gobierno que no se ha equivocado al confiar en esta empresa tan estratégica para la provincia. Y esto es una misión de todos, no sólo de sus trabajadores.

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