La esquina

josé / aguilar

Ciudadanos oportunistas

YA está tardando Albert Rivera en desautorizar a los candidatos de Ciudadanos en Málaga y Almería, que pretenden convertirse en alcaldes por la puerta de atrás, aprovechando su condición de bisagras municipales para alzarse con el santo y la limosna. Es lo que tiene construir un partido deprisa y corriendo aceptando un aluvión en el que por fuerza entran ambiciosos desmedidos y oportunistas sin freno.

Veamos. El ciudadano Juan Cassá -bien retratado ayer por el director de MálagaHoy, Antonio Méndez- logró al frente de Ciudadanos tres de las 31 concejalías elegidas el domingo por los vecinos de Málaga (poco más del diez por ciento de los votos emitidos). El alcalde en funciones, Francisco de la Torre, consiguió 13 al frente de la lista del PP (el 36% de los votos), de modo que ofrece un pacto a C's para llegar a la mayoría absoluta y el C's acepta negociar... a condición de ser él el nuevo alcalde. A los socialistas también les ha propuesto un cambalache parecido. Se alquila Cassá al mejor postor.

En Almería, tres cuartos de lo mismo. El ciudadano Miguel Cazorla sacó exactamente igual número de escaños municipales en la capital y aproximadamente igual porcentaje de votos (tres y el 10%). Su planteamiento ha sido idéntico: puesto que el alcalde en funciones, Luis R. Rodríguez-Comendador, también se ha quedado al borde de la mayoría absoluta, pero por debajo (13 actas de un total de 27), pretende negociar con C's, y he aquí que la respuesta del candidato es idéntica a la de su colega malagueño: sí al pacto, pero con él como alcalde. ¡Con tres escaños!

Dos situaciones semejantes, incluso en los números, y una sola actitud de los alcaldables de Ciudadanos: el aprovechamiento espurio de una dificultad política e institucional en beneficio propio. Es decir, la vieja política. Los Cassá y Cazorla, que se han presentado ante los electores como paladines de la regeneración democrática y enemigos incorruptibles de los chanchullos y componendas de los partidos tradicionales, han tardado cinco minutos -tres días, para ser exactos- en enseñar la patita de su avidez de poder.

Todos los pactos entre partidos democráticos pueden ser legítimos, pero sin desafiar la lógica más elemental. No deben ser alcaldes, de ninguna manera, los candidatos de la cuarta fuerza de Málaga y la tercera de Almería (a gran distancia de las dos primeras). Sería malversar la voluntad ciudadana.

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