MENTIRÍAMOS los cadistas si aseguráramos que estamos pensando más en la Liga que en el Play Off y sus posible cruces. El problema es que esto no ha acabado. Y el problema, a tenor de las estadísticas, es que lo vemos tan cerca que lo damos todo por hecho. Para que el Cádiz no terminara primero de grupo con 9 puntos de ventaja sobre 15 tendría que ocurrir una hecatombe. Lo malo es que las hecatombes en el futbol ocurren. Unas veces porque te relajas demasiado y otras porque los rivales no son de peluche y también se juegan lo suyo. Sea como sea, entiendo el cabreo de Claudio Barragán al término del partido ante la Balona. Da igual que al día siguiente tu rival pierda en casa y le saques un punto más. El problema es que a estas alturas de la liga, cuando más se necesita estar en forma para encarar con solvencia lo que te viene, el equipo está flojeando. No es desprestigiar a ningún rival. De hecho la Balona está cuarta por méritos propios. Pero a estas alturas hay que dar un poco más. Me preocupa en exceso que el Cádiz solo haya sacado siete de los últimos quince puntos. Eso en fase de ascenso equivale a una visita más que segura a la Venta del Nabo, con Suite Real Color Amarillo. Y luego vendrán las quejas. Estamos todos con la piel de gallina, con ansias de regresar al futbol profesional, pero esas ansias no nos pueden matar antes de tiempo. Dos semanas seguidas sin ganar es mucha tela para un equipo que quizás nos haya malacostumbrado. Pero si todo el mundo se juega algo, ¿qué nos jugamos nosotros?. La vida o la muerte, así de claro. El volver a la alegría del futbol o seguir condenados un año más a este peregrinaje por el desierto. ¿Les parece poco lo que nos jugamos?

Mañana el Cádiz podría ser matemáticamente campeón de grupo. Si sumamos los tres puntos frente al Lucena el UCAM pierde su partido ante al Cacereño, estará hecho. Pero sinceramente yo no sé si es mejor o peor. Si quieren que les sea sincero, hasta prefiero que no lo seamos. Eso nos obligará a estar con la competición metida en las venas una semana más. Sería ideal conseguirlo y estar ya relajados, pero eso es lo que no quiero. Estar con la cabeza en otra parte casi un mes (los tres partidos que quedarían más la semana del primer partido de Play Off). Demasiado tiempo sin veneno en la sangre. Yo prefiero volver a la senda del triunfo contundente, con permiso claro está del Lucena, y luego que los demás hagan lo que quieran.

Pero césped artificial y un rival que también se juega la vida no son buenos compañeros de viajes. Dicen algunos jugadores de que los rivales de abajo son los que más daño hacen, pero precisamente si están ahí abajo y nosotros allá arriba es por algo. Es época de sacar lo más fuerte de cada mente, de pensar en positivo y de creerte que te vas a comer con papas al que se te ponga por delante. Y si no se puede que no sea por intentarlo. Hay que ponerse serio, que en breve llaman a revista. No sea que venga un coronel sieso y nos mande a pelar papas otra temporada.