Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

La brecha

LA brecha me quiebra la cabeza. La salarial, que dicen, entre hombres y mujeres. Según la OIT en España es del 17% y la media europea, contra lo que supondría el pesimismo patrio, es aún peor: el 19%. Constante admirador de las mujeres en el plano laboral, entre otros, estos datos no me entran -quizá por eso la brecha- en el coco.

Primero, por 1º de Economía. Si ellas, en igualdad de condiciones y con mejor preparación, como se precisa, cobran casi el 20% menos ¿qué empresario no tendría una plantilla 100% femenina? Ahorraría un pico en salarios que pasaría directamente a su cuenta de resultados. ¿Cómo es que el maléfico mercado y la despiadada ley de la oferta y la demanda no han caído en algo tan sencillo y rentable? Y se amontonan las dudas. ¿Lo permiten los sindicatos y los comités de empresa? ¿Qué dicen los convenios, donde se establecen las tablas salariales? ¿Hay demandas por estas cuestiones? Todas se ganarían, por supuesto.

Aquí hay dato encerrado. Supongo que esa brecha salarial, cuya existencia no niego, tiene una explicación más allá del machismo ramplón. Hay sectores (pienso en el tenis profesional o en el fútbol), en que ellos cobran mucho más que ellas, como ellas lo hacen más como modelos, y puede que aquellos casos concretos alteren la media, pero, en líneas generales, habrá que ir, supongo, a los complementos salariales para explicarse que, en idénticas categorías, los hombres ganen más. También habría que hilar más fino para ver qué puestos directivos no están ocupados por mujeres porque ellas no los han querido.

Hay mujeres que, por delante del éxito profesional a toda costa, ponen otros valores (mejores), como su vida personal o familiar o el propio amor al trabajo que ya hacen y que no abandonarían por un ascenso. La realidad es compleja; la libertad, sagrada; cada caso, un mundo y tal vez quedarán algunos trazos de discriminación, pero las ligerezas indignadas y políticamente correctas y la sobreactuación mediática no ayudan nada. He oído a una periodista de primera línea calificar las candidaturas madrileñas de Cifuentes y Aguirre como un ticket feminista. Como si el tándem Carmona-Gabilondo fuese machista. Qué disparate. Calentándonos así la boca y protestando a bulto sólo armamos jaleo. Medidas concretas para la conciliación y una valoración social (y contante y sonante) de la vida familiar serían más efectivas y son imprescindibles.

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