NO sé lo que es ser rojo. La presidenta de la Junta lo grita -porque grita mucho- y no sé qué quiere decir. Sí recuerdo que en nuestra adolescencia nos dividíamos de esa manera. O eras rojo o eras facha. Conocí rojos insoportables y fachas encantadores. Y viceversa. Conocí rojos y fachas violentos; conocí rojos y fachas pacíficos. Tenía que ver con biografías familiares, con una historia mal cerrada de vencedores y vencidos. Aún hoy bromeamos los que vivimos esos años, que suenan a historias del abuelo, con nuestras estupideces juveniles. ¿Y qué? Ahora tomamos copas juntos. Algo parecido a la reconciliación nacional. Una parte de los que han tocado pelo de poder, con juventud roja o facha, ha metido la mano en la caja. Ser rojo (?) no garantiza nada. Basta con que sean eficaces y que, cuando pase su tiempo, se vayan a su casa y allí, si quieren, jueguen a rojos y fachas o indios y vaqueros.

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