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el abuso de un político

EL alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, en su juventud guerrillero del M-19 -según recoge Wikipedia-, utilizando la Fiesta para su provecho político -en Colombia, los toros están presentes desde hace cinco siglos-, se desmarca de la historia y en su ciudad ha decidido abolir los espectáculos taurinos en la plaza de toros Santamaría (12.000 localidades). Como sucedió en Cataluña con los independentistas, la tauromaquia está siendo utilizada ahora por este edil como bandera nacionalista. Por ello, no le importó que el Tribunal Supremo de Colombia rechazara en 2010 la prohibición con seis votos a favor y tres en contra, desestimando los magistrados la demanda por considerar los festejos taurinos como "una tradición que hay que preservar". De hecho, se celebran numerosos espectáculos taurinos en otras muchas poblaciones colombianas.

La citada postura es puramente política, ya que hasta 2012 y en la última década se había duplicado el número de abonados, pasando de los 1.500 abonos en 1999 a los 3.000. El año pasado, en la Santamaría hubo un ciclo de coros, al que el público acudía gratuitamente, aunque los tendidos quedaban prácticamente vacíos. Aquella decisión arbitraria, sin tener en cuenta a los miles y miles de ciudadanos que en los últimos años asistían a la feria taurina, supuso para la capital la pérdida de un contrato de arrendamiento establecido -según algunas fuentes- en unos 1.300 millones de pesos colombianos al año, además del dinero generado de manera indirecta para la economía local.

Una huelga de hambre de varios novilleros en los últimos 20 días o la manifestación de ayer, encabezada por el legendario César Rincón, no parece importar para el abuso de este político, amigo de la prohibición y que no entiende de libertad.

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