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Opinión

Ricardo M. / Martínez De Salazar

Una familia navarra en el Cádiz del siglo XVIII

LA presencia de navarros en Cádiz se remonta al siglo XVII, pero tiene su máximo apogeo en el siguiente, o sea, en el siglo XVIII. "Navarra, como las provincias vascongadas -escribe Julio Caro y Baroja-, son regiones con una severa legislación familiar, que ha obligado a los no elegidos para casa, a buscar fortuna por el mundo". Así pues, muchos segundones de familias nobles se vieron obligados a probar fortuna en otras tierras. Claro que esta fortuna se probaba de forma relativa, porque existía un apoyo familiar o bien de paisanaje que hacía que el foráneo se sintiese protegido en esta tierra que sería suya en adelante.

Una de esas familias navarras asentadas en Cádiz era la de Ustáriz, constituida por hombres de negocios importantes. Los Ustáriz era una familia de origen navarro (valle del Baztán), constituida por hombres de negocios importantes o personas pertenecientes a la administración pública, que alcanzaron grandes honores.

En efecto, nos tenemos que remontar a don Juan Andrés de Ustáriz, que pasó a Chile, donde tuvo cargos importantes, pero que luego fue destituido de los mismos por ciertas acusaciones desgraciadas (23 de diciembre de 1716).

Dos de sus hijos, Fermín Eugenio y Francisco, fueron militares. El primero llegó a mariscal de campo, mientras que el otro a brigadier. Un tercero, José, fue gobernador de Soconusco y la familia parece haberse vinculado a América.

El otro hermano de don Juan Andrés, también caballero santiaguista, don Pedro, no dejó descendencia. Así, según su testamento del 8 de enero de 1741, dejaba como único heredero a su sobrino don Juan Agustín, vecino de Cádiz pero que entre los bienes aparecía una casa de Pamplona y otra de Tafalla, amén de algunas tierras, que en tiempos posteriores aparecen como propiedad de dos capellanías, fundada una en Ojeregui por Don Juan Miguel de Ustáriz "mayor" y otra en Pamplona por don Juan Bautista, Conde de Reparaz.

Don Juan Agustín de Ustáriz, 'jiraba' en Cádiz "su opulenta casa de comercio, tan reconocida en toda Europa y la América". Casó con doña María de Arroyabe y tenía un hijo llamado Miguel que trabajaba con su padre. Este don Miguel dio nombre a una calle gaditana, aún hoy subsistente que antiguamente se llamaba Calle del ataúd de Ustáriz, porque vivió en ella el tal don Miguel y que hoy en día se llama simplemente de Ustáriz.

Don Juan Miguel de Ustáriz, hijo de don Juan Bautista, fue colegial mayor de San Bartolomé de Salamanca y del claustro y gremio de aquella universidad y graduado en Derecho por la capilla de Santa Bárbara la Tremede. En 1768 vivía en Madrid. Era director de la Compañía que con título de San Juan Evangelista se estableció en aquella Corte en 1766. Fue procurador síndico general personero del común de Madrid en sucesión del brigadier don Antonio de Idiaquez y de don Pedro de Olavide, el famoso intendente, además de dueño del Real Establecimiento de Fábrica de Seda, Oro y Plata de Talavera de la Reina, por cesión que hizo el Rey a su casa y Compañía en 1762.

El hermano segundo de don Juan Miguel, don Juan de Andrés, vivió asentado en Cádiz. Se casó con doña María Pascuala de Arístegui, muerta en 1758, y fue conde de Reparaz, por título expedido el 13 de febrero de 1763.

En Cádiz también vivió el tercer hermano, llamado don Juan Felipe, caballero de la Orden de Santiago, subdelegado del ministro de Hacienda, Muzquiz, y juez conservador en el tiempo de las reales fábricas de Talavera de la Reina. Otros hermanos fueron a México y a Perú, y de las hermanas una profesó como religiosa y otras se casaron.

Como en otros muchos casos el gran comercio y el ingreso en las órdenes militares no estuvieron como hemos visto en estos hermanos Ustáriz en el tiempo de Fernando VII y Carlos III. En el Palacio de Reparacea se conserva, en efecto, una certificación de merced de hábito en la Orden de Santiago, hecha a favor de don Juan Felipe de Ustáriz a 31 de julio de 1756. Existe otra certificación a favor de don Juan Bautista. Y, en fin, otra a favor del sobrino don Miguel José el 21 de diciembre de 1766.

En fin, es el Palacio de Reparacea de Navarte el que conserva la mayor cantidad de recuerdos de esta familia de procedencia navarra, interesante y representativa, emparentada con los Gasteluz, los Bértiz, los Vizcarrón, los Albicenas, los Gastón de Iriarte, todos metidos en empresas similares durante tres o cuatro generaciones.

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