SERÁ por criarse con la mosca de la contención detrás de la oreja que los británicos son imbatibles cuando se trata de olvidar el sentido del ridículo. ¿Querida, es la hora de volverse loca? Lo es. Y entonces uno sale del armario, rugiendo y ataviado con tanga leopardo con plumero. Por poner. Como tengo un talento natural para encontrar cosas inexplicables, el otro día di con algo llamado los Juegos de la Commonwealth. Su ceremonia de apertura reunía a tipos desfilando con perritos terrier, bailarines perpetrando una performance con enormes Tunnock´s Tea Cakes y un John Barrowman aka Captain Jack Harkness, el hombre más atractivo de Escocia y parte del extranjero, desatándose entre las entretelas de un enorme kilt -es increíble lo que se puede encontrar bajo un kilt-. Buena forma, esta última, de abochornar a 42 de los países presentes en la cita, que aún consideran ilegal ser homosexual.
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