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EL SEXTANTE DEL COMANDANTE

La sombra de Peral

Traficante de armas. Basil Zaharoff compró una fábrica de armas en Eibar que, además de utilizar para boicotear el invento de Peral, le sirvió para estafar al ejército español

Es conocido el comportamiento ambiguo que tuvieron el gobierno y la Marina respecto al invento de Peral y que terminó dando al traste con el mismo a pesar de lo exitoso de sus pruebas. Desde que su submarino fue botado al mar en aguas de la Carraca en San Fernando, una sombra brumosa y oscura aparece íntimamente ligada a su evolución sin que nadie parezca atreverse a etiquetar, cuando es bien sabido que esa sombra tenía nombre y apellidos. Estamos hablando del traficante de armas Basil Zaharoff, más conocido como "el Mercader de la Muerte.

Los aficionados a las aventuras de Tintín no tendrán dificultades en recordar a Monsieur Basil Bazaroff, un astuto traficante de armas que aparece en "La oreja rota" vendiendo armamento a los dos contendientes de un conflicto en un país imaginario de América del Sur, en una guerra provocada por él mismo. Está claro que Hergé se basó en el siniestro personaje real que da pie a este artículo, no solo por la similitud del nombre, sino por el método, ya que vender armas a todos los bandos de las guerras que él mismo organizaba era el modus operandi del famoso estafador que tanto tuvo que ver en el fracaso del submarino de Peral, y que a raíz de torpedear su invento, entretejió su nombre con el de la historia militar de España a lo largo de su vida al modo de los ojos del Guadiana.

Nacido en Anatolia en 1849, Basil ha pasado a la historia oficial como el presidente-director de la casa Vickers, reconocida fábrica armamentista, aunque el turco de origen griego y nacionalizado ruso se movió en vida con más de un centenar de tarjetas de presentación, y no todas con su nombre real. Tras una serie de episodios de dudosa legalidad en buena parte de las capitales europeas, un golpe de suerte lo llevó a hacerse representante de la casa Nordenfelt, cuyo principal activo era la fabricación de armas. Ofreciendo todo tipo de garantías, consiguió vender a los griegos un adefesio submarino, para más tarde convencer a los turcos del desequilibrio que semejante arma representaba en la relación de ambos países, todo para venderles dos unidades del mismo esperpento. Entonces se dirigió a los rusos, a los que también convenció del peligro que suponían tales armas en el mar Negro, consiguiendo endilgarles otras dos unidades. En realidad estos pseudo submarinos nunca entraron en combate, pero el turco se hundió al desestabilizarse después de lanzar un torpedo.

Cuando Peral convocó a la cúpula de la Armada para mostrarles las evoluciones de su invento, fue cuando Zaharoff, que había conseguido los planos del submarino y la memoria técnica en el propio ministerio de Marina, pidió reiteradamente al cartagenero una reunión a la que este se negó inicialmente, aunque terminó cediendo. La Nordenfelt quería apadrinar su invento, pero Peral, un patriota que sabía que en esos momentos de tensa incertidumbre su submarino podía devolver a España la posición de fuerza que había perdido, se negó rotundamente. No sabía a quién se enfrentaba. Durante las pruebas Zaharoff consiguió sabotear el submarino hasta en cuatro ocasiones, aunque Peral arregló cada uno de los desaguisados producidos por lo que algunos aún siguen describiendo como una misteriosa mano negra. Pero el turco era un hombre de recursos y Peral ni siquiera tenía la confianza de sus jefes, alguno de los cuales se había posicionado obstinadamente en su contra. El caso es que la Armada desestimó un proyecto que bien pudo cambiar el signo de la historia de haber podido España contar con unos cuantos submarinos en Cuba y Filipinas.

Además de torpedear el torpedero de Peral, valga la redundancia. Zaharoff aprovechó sus viajes a España para comprar una fábrica de armas en Eibar que utilizó para crear un núcleo de influencia que, además de para boicotear el invento de Peral, le sirvió para estafar al ejército español al que vendió armamento inservible y también para informar al gobierno norteamericano de la situación real de las Fuerzas Armadas Españolas en los prolegómenos de la guerra del 98. Denunciado por un grupo de oficiales de la Armada, el gobierno inició una investigación cuyo resultado fue la destitución del Jefe del Estado Mayor Central y un buen número de jefes de la Marina.

Al margen de sus actividades ilícitas, Zaharoff debió ser un romántico incurable, pues a su muerte dejó una larga lista de affaires amorosos que hicieron temblar a alguna de las mejores familias de Europa, sin embargo parece que el amor llamó realmente a su puerta cuando conoció a María del Pilar Muguiro y Beruete, hija de un poderoso banquero, sobrina de Segismundo Moret y esposa del Francisco de Borbón, un enfermo mental primo de Alfonso XII.

No cabe duda de que Zaharoff utilizó a su amante para abrirse puertas y que su acceso a los planos del submarino de Peral en el ministerio de Marina pudo tener este origen. Sin embargo el cínico traficante de armas parece que tenía corazón ya que esperó a la muerte del demente para casarse con la que durante muchos años había sido su amante.

Para entonces ya era inmensamente rico, un maestro consumado del soborno y había escalado hasta convertirse en uno de los principales socios de Vickers. Así le sorprendió la muerte en noviembre de 1936 en Mónaco. Descanse en paz.

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