ABOCHORNADO. Andalucía ocupa el primer puesto de las comunidades de España en casos de corrupción urbanística municipal en el período 2000-2010: De un total de 676 municipios (corruptos) 154 son andaluces. Valencia es la segunda en esta liguilla nauseabunda con 94. Galicia le sigue, con 66. Madrid, con 46, gana a Cataluña que tiene 43. Melilla cuenta con un caso (es ciudad autónoma, claro). Ceuta está limpia de la lacra en este decenio. Por partidos políticos es el PP el que adquiere un porcentaje mayor, el 44 %, le sigue el PSOE con el 31,2 % y muy atrás se halla IU con el 2,7 %. Los partidos autonómicos, nacionalistas, regionalistas y locales alcanzan el 22,3 % del diagrama de corrupción. Se trata de un informe elaborado por el diario El País y en él se afirma, por encuestas, que el dinero público no se gasta de forma transparente y que el Gobierno y el Parlamento no hacen lo suficiente para luchar contra la corrupción. La suma de ambas consideraciones casi ocupa el 84 % de la opinión expresada. A lo que hay que añadir que no hay un castigo real para los corruptos, hay demasiados vínculos entre empresas y y políticos y que muchas veces las autoridades no aplican la Ley. La creencia de la gente sitúa a las instituciones nacionales como las más corruptas en 2011 (93%), seguidas de las regionales y locales (91 %).

Dichos estos datos globales conviene señalar inmediatamente que es Murcia la autonomía más corrupta en términos reales, con el 57,8 de los municipios afectados, según el diario madrileño. Le siguen Canarias, Baleares, Asturias y Madrid y Galicia... Andalucía es la séptima comunidad en municipios con casos de corrupción y Aragón la última de la triste lista, con 1,1 de porcentaje de municipios afectados... ¿Cuánto falta para el "rien ne va plus"? Ocurre, en mi opinión, que la ciudadanía no sabe de un modo palmario que toda esta corrupción estadística es un incremento real de las presiones múltiples de todas las haciendas (nacional, regional y local) sobre nuestros bolsillos. La corrupción la pagamos usted y yo, amigo lector. Y todos los contribuyentes. ¿Deberemos, pues, como con tantas cosas, entonar la palinodia correspondiente por no haber sabido hacer lo obligatorio?

Buscamos los problemas de España en la metafísica que nos impone el discurso monoaural de los nacionalistas y no queremos ver que hay un mal profundo que corroe nuestra convivencia, un mal hecho de sigilo y chantaje, de complicidad y dejación de responsabilidades. Las gráficas suben, se elevan por encima de lo pésimo. Sin que percibamos, salvo relámpagos en la noche, que algo va a cambiar urgentemente. No hablo de Blesa y Diaz Ferrán...