Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Efecto Moleskine

Ana Sofía / pérez- BustamaNTE

Ave de mí, Pilar Paz

LLEGA por fin la primavera y parece que el cuerpo flota en la tibieza del aire. Sin duda somos un pueblo foto-simpático, sensible a la felicidad de la luz. Lo saben los Erasmus, que vienen aquí a estudiar español por una cuestión de fotones. Porque hay un karma azul y una lengua de playa que no es necesario aprender: se pega a la piel de las neuronas (o acaso estuvo siempre en el fondo de ellas). Acabo de saber que la célula compleja surgió por simbiosis con bacterias (es la Teoría de la Endosimbiosis Seriada de Lynn Margulis). No sé a ustedes, pero a mí no me sorprende el origen bacteriano: a menudo el lenguaje de la ciencia es la traducción de un mito. Nos lo decía hace tiempo el profesor y poeta José Luis Tejada. De todos modos lo que en estos días me tiene maravillada es la cantidad de pájaros que viven en la ciudad. No importa por dónde vaya uno: de Puntales a la Caleta, Zona Franca incluida, pájaros y pájaros: invisibles criaturas que se pasan las horas de la luz cantando. Me ha venido a la memoria una expresión retórica antigua: realmente existe, por encima de nuestras cabezas, una república de las aves, que ha sobrevivido a nuestra invasiva especie precisamente porque se confunde con los árboles y es sólo delgada conversación, música secreta. Hay una profunda lógica en el hecho de que en el país de la luz sobreviva la canción. Lo vemos en la III ruta en memoria de Fernando Quiñones. En el día del libro dedicado a Caballero Bonald. En el Premio de la Crítica Andaluza a Ángel García López. En la inauguración el viernes próximo de la Fundación Carlos Edmundo de Ory. Y en la presentación este jueves de la poesía completa de Pilar Paz Pasamar: once libros magníficos reunidos al calor de un poema ("Palabra") de la autora: "Libre y frágil y armónica, / liviana compañera, / paloma mía, vuela desvalida. / Asirte no, pero sí hacerte, / hacernos juntas / y el zureo sea un cántico / unísono, una nueva sinfonía, / un ritmo repetido, / entre la novedad y la rutina, / hacia adentro, anidada perdurable, / huésped de mi sonido más profundo, / en el tiempo enroscada / antes de alzar el vuelo / pronunciado, en la voz. / Ave de mí, palabra fugitiva".

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