Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

CADA día que pasa se hace más evidente que la derrota del PSOE en las elecciones generales frente al PP no fue un episodio normal de la alternancia propia del sistema democrático, derivado de la crisis económica y la torpeza de Zapatero al afrontarla. La lectura que hicieron los socialistas de aquella debacle, que les granjeó los peores resultados de su reciente historia, fue obviamente errónea, y ahora lo están pagando. Año y medio después del 20-N la crisis no termina sino que, por el contrario, las recetas aplicadas por el Gobierno Rajoy han causado un quebranto innegable en las condiciones de vida de amplios sectores sociales, pero el Partido Socialista no remonta el vuelo. Al revés: está más lejos de constituir una alternativa que los ciudadanos vean viable y apetecible ante la hegemonía del centroderecha. El fallo garrafal cometido en la moción de censura de Ponferrada, donde los socialistas locales se valieron para acceder a la alcaldía del voto de un condenado por acoso sexual, ha sido solamente un botón de muestra de la desorientación y falta de firmeza de la actual dirección federal. Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de los políticos más notables de la izquierda española, ha demostrado reiteradamente que no es el líder que el PSOE necesita. Los barones territoriales y buena parte de la militancia coinciden en que así no se puede seguir, pero tampoco se ponen de acuerdo sobre cómo actuar. El debate entre la celebración de primarias para elegir un candidato al Gobierno o un congreso extraordinario del que surja un liderazgo más sólido no está resuelto. En realidad, lo que anida en el fondo de esta crisis es la idea de que el PSOE necesita una auténtica refundación, porque lo que está quedando de manifiesto es que el 20-N no fracasó un programa o un candidato, sino un proyecto, un modelo de socialdemocracia que es percibido como obsoleto y anquilosado, sin respuesta para una realidad que ha cambiado mucho y muy profundamente desde los tiempos del socialismo triunfante. En estas circunstancias se pone de relieve la importancia del PSOE de Andalucía, la única organización territorial socialista que ha salido relativamente victoriosa de su concurrencia a las urnas, conservando el poder en una de las comunidades más importantes de España gracias a una coalición con IU. No obstante, la estrategia de su líder, José Antonio Griñán, también presidente federal del PSOE, parece estar reñida con las urgencias, y no se decide a dejar caer a Rubalcaba colocando todo su peso orgánico e institucional en el lado de la balanza que ocupan los dirigentes más convencidos de que el PSOE, de seguir como está, camina hacia un declive nada coyuntural.

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