ME parece muy bien que en este año del Bicentenario se aproveche para agradecer a los diputados del Doce su aportación a la primera Carta Magna española. Más metal para la Tacita de Placa. Sin embargo, sigo echando en falta entre tanto homenaje que se coloque una en la finca donde nació El Tío de la Tiza. El incansable Javi Osuna, su biógrafo, que le dedicó recientemente un magnífico congreso, llegó a solicitarlo al Ayuntamiento y este le contestó que le parecía bien pero que la pagaran ellos. ¿Tan mal está la cosa para negarle una placa al patriarca del tango gaditano? Yo propongo que todos aquellos que alguna vez en su vida hayan cantado los Duros Antiguos entreguen un euro, un mísero euro. Seguramente con lo recaudado se podrá colocar esa placa en la calle Rosario Cepeda y, si me apuran, hasta un busto frente a la calle Brasil, donde aparecieron esos duros que Antonio hizo inmortales.