El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

TOMO prestado de Pepe Landi la idea de hacer un la plataforma ciudadana El Bicentenario Será un Fracaso ¿Y Qué? en el más genuino estilo cáustico de Cádiz. Sí, vale, va a ser un fracaso, pero como tantas otras cosas en Cádiz. No pasa nada. Así es la historia de la ciudad. Digo más, si fuera un éxito habría que sospechar y entonces deberíamos pensar que el Bicentenario no está en manos gaditanas. Ya pasó con el Centenario, pero también con la Casa de Contratación, los astilleros, los vapores correo, la industria del automóvil, la de tabacos , el muelle y tantas  otras cosas. Es la esencia de la ciudad. Cádiz no es Sevilla ni Jerez, a mucha honra. No podemos tirar por la borda toda una vida de fracasos por una conmemoración de mierda, si se me permite parafrasear a Jorge Oteiza cuando rechazó el Premio Príncipe de Asturias. Así que no pasa nada, Cádiz seguirá escéptica, un poco cínica,  corrosiva, derrotista, abúlica , viendo pasar a los entusiastas como el que mira  un Zoológico: por aquí los marsupiales, por aquí los okapis y así. Eso del entusiasmo es para otros lugares y lo de que salgan bien los eventos corresponde a sitios diferentes. Esto es Cádiz y aquí hay que fracasar si no ¿qué sería la historia de la ciudad?

¿Qué más da? ¿Y qué? El 13 la vida sigue, el mundo no acaba en el Bicentenario digan lo que digan los amayas. Llegado el caso podemos descubrir algún documento que nos cuente que en verdad la Constitución se proclamó en el 1815 con lo que tenemos unos años más para preparar el asunto. O que se hizo en otro sitio, así nos quitamos la presión y podemos volver a nuestras cosas, a las croquetadas, los eventos carnavalescos o capillas, al Cádiz Club de Fútbol y a Enrique Pina, que tanto en Cádiz dan que hablar. El Bicentenario es una pesadez , encima hay que aprenderse países y ciudades exóticas, artículos de la Constitución, ideas extrañas. Con lo bien que se está en una terracita o en un gañoteo popular. Para qué complicarnos la vida en acontecimientos de tres al cuarto que no le interesan a nadie, salvo que regalen alguna camiseta. Entonces la cosa cambia. Por si fuera poco ya no habrá conciertos gratuitos. Si las cosas van a ser de pago se entiende que el Bicentenario vaya a ser un fracaso ¿Y qué? La vida sigue, Cádiz sigue, eternos proyectos que pasan de un año a otro y que siempre se topan con cualquier crisis, el crash del 29, la Guerra de Cuba o lo que sea menester. Ahora  la crisis de la deuda soberana y antes la de las subprime y antes de antes la de las puntocom. Qué más da, si en el fondo nos importa poco. Lo importante es una paguita, una croquetada, un gañoteo, un entrar de gorra, un trincar algo por la cara. Y siempre la mirada de escepticismo frente al entusiasta, frente al que se preocupa por hacer las cosas bien. Si da igual. Si esto es Cádiz. No hay que tomarse las cosas a pecho, que la vida son cuatro días y nosotros tenemos que tomarnos nuestro vaso y ver la final de Supervivientes. Qué tontería eso de las constituciones, si Cádiz no puede ser ya más bonito de lo que es. Mejor que no hagan nada, que luego se llena Cádiz de gente y no hay donde aparcar, como bien cantaba  el Selu.

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