CRÍTICA TEATRAL

Memoria real

el rey. Grupo: Teatro del Barrio. Texto y dirección: Alberto San Juan Reparto: Luis Bermejo, Javier Gutiérrez, Alberto San Juan. Escenografía: Teatro del Barrio con la colaboración de Beatriz San Juan. Iluminación: Andrés Lima, Raúl Baena. Asesoramiento histórico: Noelia Adánez (Contratiempo).

Precedida de una enorme expectación, llegó al Festival Iberoamericano de Teatro El Rey, de Teatro del Barrio. Lleno total para ver una propuesta polémica e irreverente, por más que el autor, director y actor Alberto San Juan haya declarado en algún medio de comunicación que se da al protagonista de la obra, que no es otro que el anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, un tratamiento "muy humano". Y no falta a su palabra: define un personaje con humanas debilidades y humanas miserias.

El Rey plantea la necesidad de revisar las verdades históricas previamente establecidas como ciertas, se cuestiona algunos de los principales acontecimientos políticos ocurridos en España en los últimos cuarenta años y propone la necesidad de ahondar en el papel que el anterior Rey ha jugado en ellos. No hay, sin embargo, pretensión de aleccionar, sino más bien de dejar en el aire una serie de cuestiones que sería recomendable incluir en el debate público.

Desde este punto de vista, El Rey ofrece una visión distinta de la realidad porque utiliza para la recreación de los personajes información oficial y oficiosa y porque añade un punto de vista esperpéntico a su análisis de la escasamente discutida institución monárquica. El resultado es poderosamente catártico y abre la puerta a una reflexión sincera sobre el protagonismo del anterior jefe del Estado en algunos episodios poco claros de nuestra reciente historia.

Es un acierto que no se opte por hacer una mera caricatura del puñado de personajes públicos de primer orden que aparecen en la obra. Alberto San Juan, también como autor y director, y el resto de los actores han evitado caer en lo grotesco: se resaltan únicamente los rasgos significativos de cada personaje con sutiles detalles y todos se identifican a sí mismos cuando aparecen en escena. El resultado es "una ficción" -como se indica en la descripción de la obra- muy real que mantiene al público atento, que lo divierte y lo hace pensar. Los gags están medidos y calculados, y algunos de ellos adaptados al ambiente gaditano, con referencias directas a la anterior alcaldesa de la ciudad.

Pese a que en algunos momentos parecen algo desconcentrados con el texto, los actores hacen gala de su demostrada profesionalidad y llegan al público con fuerza.

Con El Rey, Teatro del Barrio hace un ejercicio de memoria histórica, pone en pie un alegato contra la indiferencia, contra el todo vale; nos invita a ser ciudadanos presentes y consecuentes y devuelve al teatro esa digna capacidad, a veces olvidada, de remover conciencias.

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