Del cubismo al surrealismo para desembarcar en el informalismo. A bordo de una gran expectación tomó ayer vuelo en el Museo Cruz Herrera de La Línea la exposición conformada por grabados, litografías, azulejos, dibujos y pinturas de artistas de la talla de Picasso, Dalí, Tàpies, Miró, Chillida, Ripollés, Saura y Valdés. La mayoría de estas piezas expuestas al público hasta el 3 de julio forman parte de series exclusivas firmadas que, con el tiempo, han ido llegando a manos de coleccionistas de arte, además de un dibujo original de Tàpies y dos lienzos de Ripollés.

La muestra arranca con el malagueño Pablo Picasso, donde se descubre una evolución del realismo al cubismo. En concreto son siete piezas que arropan el homenaje a Don Rafael "Coco" y Doña Magdalena. Cuelgan de la primera sala del espacio temporal el grabado de un boceto para la Celestina, una prueba de su autor. Le siguen los grabados de las obras La enana y Madre con niño, ambos editados por la sala Gaspar con una tirada firmada, datada en 1968. Se le suma cuatro azulejos que representan la evolución en la obra del autor, editados por Spadem (París, 1976), curiosamente cuentan en el reverso con la firma dactilar de Picasso.

En la segunda sala, donde prima el surrealismo, el protagonista es Salvador Dalí. Como detalle en cada espacio de la exposición se han recreado pequeñas instalaciones para crear una atmósfera en torno al artista, también siendo piezas de colección. De Dalí se pueden ver varios grabados como Flores dalidianas: Margaritas, que está firmado tanto a lápiz como con plancha por el genio.Así como Cabeza rafaelesca estallando, de tirada limitada firmada; o El ermitaño, un grabado iluminado a mano; hay una litografía llamada Relojes blandos; un grabado que muestra El Quijote arrodillado; y El Cristo de la cruz, en el que destaca el uso del papel japón, a mano por el autor.

La tercera sala de la exposición está marcada por el informalismo. En ella hay un dibujo a grafito original de Tàpies, así como una obra en técnica mixta que representa un homenaje a Magritte; se unen dos litografías, Als Mestres de Catalunya y Catalunya, ambas con colores representativos de la región catalana. Destaca el grabado Flores infernales, de tirada muy reducida de apenas 35 ejemplares, de Saura. Dos litografías son de Miró: Variaciones agnósticas y Per un teatre a Catalunya.

En la última sala se abre un rincón especial para la creatividad infantil, encajando perfectamente las pinturas originales de Ripollés, de gran colorido al usar óleo y flúor sobre lienzo; así como un grabado de Manolo Valdés llamado Crítica a la censura. Además de la aportación de Chillida, con un grabado y gofrado.

La inauguración de la exposición ayer contó con la presencia de numeroso público y las autoridades municipales de La Línea. La directora del Museo Cruz Herrera, Mercedes Corbacho, dirigió la visita previamente a este diario defendiendo que "autores de esta talla" nunca han estado expuestos en la provincia. Reivindicó la viveza del museo linense con esta sala de muestras itinerante, reconociendo que será difícil tener siempre "el listón" tan alto, porque será difícil superarse y mantenerse. Si bien, apuntó que "lo merece La Línea y Cruz Herrera".

Recordó la directora del museo que no es una muestra itinerante, empieza y acaba en La Línea. Auguró una gran expectación en torno a las obras de Picasso y Dalí. Sobre las piezas expuestas señaló que son accesibles, especialmente, para amantes del arte que pueden permitirse una cierta colección. Recordó que los Picasso y Dalí son grabados, subrayando no obstante el dibujo único y exclusivo de Tàpies y los lienzos de Ripollés.

No dejó de defender Corbacho la autenticidad de las obras, que cuentan con los certificados tras el paso de casa de subastas. El coleccionista anónimo que ha prestado estas obras para la muestra aún tiene más por descubrir. Por eso se abre la puerta a una futura colección dentro de dos años.