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Cultura

Un libro fetiche

Visitador de libros y bibliotecas, el periodista Jesús Marchamalo lleva años recorriendo las colecciones particulares donde sus colegas escritores atesoran centenares o miles de esos ejemplares impresos que pese a los contundentes vaticinios de los apóstoles de la era digital se resisten, al menos por el momento, a desaparecer de nuestras vidas. Que ese trabajo de campo responde a una pasión es algo fácilmente apreciable en sus entrevistas, reunidas en Donde se guardan los libros, o en sus semblanzas de autores como Cortázar, Baroja, Kafka o Pessoa, pues el bibliófilo Marchamalo es también o sobre todo un lector hedonista que ha logrado convertir el hábito en un modo de vida. Calificada por él mismo como su obra más autobiográfica, Tocar los libros tuvo su origen en una conferencia y ha alcanzado con esta, desde la primera en 2004, cuatro ediciones, convirtiéndose en un long-seller que se presenta ahora en versión ampliada, con prólogo asimismo revisado de Luis Mateo Díez y un epílogo donde el editor de Fórcola -que ya publicó la anterior- la define como "libro fetiche".

Lo es para quienes aman los libros y los libros que tratan de libros, a los que este breviario se dirige con una mezcla de complicidad y buen humor, desplegando un amenísimo anecdotario donde se alternan la experiencia personal y las lecturas, siempre relacionadas con escritores o bibliómanos y asociadas, como sugiere el título, al placer del contacto físico. Más que de un ensayo, se trata de una recopilación de microhistorias que Marchamalo comparte con el aire distendido de los buenos conversadores, para hablar del orden o desorden -gobernable o descontrolado- de las bibliotecas personales, de la necesidad de periódicos escrutinios que liberen el espacio disponible, de la afición a los exlibris o las dedicatorias, de las costumbres celosas o despreocupadas de los poseedores, de los papeles que guardan entre las páginas retazos de la memoria o de los objetos -postales, piedras o soldados de plomo son algunos de los que vemos en las fotos de las estanterías del autor- que encuentran junto a los volúmenes su hábitat natural. Frente a las enfadosas letanías, Marchamalo entiende, con razón, que la mejor defensa del libro es la que apela a una forma de felicidad irrenunciable.

TOCAR LOS LIBROS

Jesús Marchamalo. Prólogo Luis Mateo Díez. Epílogo Javier Jiménez. Fórcola. Madrid, 2016. 128 págs. 12,50 euros

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