Cultura

Baelo Claudia rinde un homenaje a Isidoro Otero, su ángel de la guarda

  • Inauguran una exposición-catálogo vinculada a la historia del guarda que durante casi veinte años protegió las ruinas romanas Digitalizan su legado, que queda abierto a los visitantes

En el conjunto Baelo Claudia se inauguró ayer una exposición con sabor a agradecimiento por una vida de salvaguarda y amor por el patrimonio arqueológico que en Bolonia se asienta. La muestra Baelo Claudia y la familia Otero: una relación centenaria abrió una ventana hacia la historia más allá de los restos que año tras año han ido descubriendo detalles de un pasado milenario. En la exposición-catálogo se recoge el legado de Isidoro Otero, guarda jurado oficial de las ruinas desde 1966 hasta su jubilación, a mediados de la década de los ochenta del pasado siglo.

En la cita no faltaron familiares de Otero, como su propia hija Pilar, que presentó la exposición junto a la delegada territorial de Cultura, Cristina Saucedo; el vicerrector de Investigación de la Universidad de Cádiz, Casimiro Mantell; la arqueóloga y profesora Lourdes Roldán, en representación de la Universidad Autónoma de Madrid; y el director del conjunto arqueológico, Ángel Muñoz.

El amor de Isidoro Otero fue tal por el conjunto arqueológico, entonces conocido como ruinas de Bolonia, que lo transmitió a sus hijas. Pilar Otero, actualmente trabajadora del enclave, hizo un recorrido emotivo por las personas que acompañaron a su padre y a su familia en general en su defensa a ultranza del patrimonio gaditano. Explicó que en el catálogo muchas personas que conocieron a su padre han dejado plasmadas esas vivencias, entre ellas Martín Bueno, así como los diferentes directores, desde el primero, que tuvo Baelo.

No quiso dejar atrás a su madre, María, apuntando que como bien dice la frase: " Detrás de una gran hombre, siempre hay una mujer y en este caso era mi madre". Aprovechó también para dar las gracias a Emilio Moya por unas cariñosas palabras que le rindió a su progenitora.

Destacó también a los arqueólogos de la Universidad Autónoma de Madrid, en el caso de Lourdes y Juan, a los que conoce su familia desde los años 80. "Son dos personas a las que nos une una gran amistad y cariño, todos los años cuando viajan a Carteia nos visitan". Se paró también en sus agradecimientos para hacer especial hincapié en Ángel Muñoz, comisario a su vez de la exposición inaugurada, al que conoce desde que era arqueólogo en la delegación territorial y ya, como director de Baelo, acabó siendo una relación afectiva.

Reconoció Pilar Otero que para su padre el conjunto arqueológico era su vida, incluso su hermana bromeaba a veces que "miraba más por las ruinas que por sus hijas". Ese sentimiento se lo transmitió a ellos y por eso expresó la hija en nombre de su familia su máximo agradecimiento a los comisarios del catálogo y a las instituciones por el gran esfuerzo y el cariño con el que han tratado la memoria de su familia y la digitalización del legado.

Por su parte, Saucedo expresó su satisfacción por un proyecto en el que se unen las sinergias de tres instituciones: la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Cádiz y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través de su conjunto arqueológico de Baelo Claudia, que son las instituciones que organizan y patrocinan de manera conjunta la exposición así como la edición del libro de libro-catálogo de la misma muestra.

Explicó la delegada territorial que la exposición y el libro-catálogo, además de constituir un homenaje y reconocimiento a la figura de Isidoro Otero y a su familia, vienen a representar una parte muy importante de la historia de Baelo Claudia en los últimos cien años. "Una historia en la que la familia Otero ha puesto, generación tras generación, su grano de arena para que el conjunto arqueológico sea hoy día un punto de referencia de la custodia y administración de una zona arqueológica".

A su vez, recordó Saucedo que hasta 1966 no se decidió que el enclave de Bolonia tuviera un guarda permanente y ese paso supuso un gran avance de cara a su conservación, y su eficacia se debe a la voluntad individual de las personas. "Eso marca esa calidad y este importante legado fue sobretodo mantenido gracias al esfuerzo personal de Isidoro Otero, ese guarda personal hasta su jubilación. Su figura contribuye más que notablemente a mantener y conservar a los restos que año tras año vieron la luz gracias a los investigadores franceses".

La exposición Baelo Claudia y la familia Otero: una relación centenaria permanecerá abierta hasta el mes de septiembre

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