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Sara Baras. Bailaora y coreógrafa

"Este espectáculo nace desde el dolor"

  • La creadora gaditana estará desde el jueves y hasta el domingo en el Teatro Falla presentando sus 'Voces'.

El dolor es el origen y el presente, como única certeza, es el destino. Que Voces, la última creación de la gaditana Sara Baras que a partir del jueves y hasta el próximo domingo se paseará por las tablas del Gran Teatro Falla, sea un homenaje a los maestros que más han marcado a la bailaora y coreógrafa, es un hecho, a estas alturas, consabido. Sin embargo, tras la conversación con la danzarina más internacional de nuestra tierra, descubrimos la capa más ancestral, si se quiere, de un montaje que parte de la pérdida para celebrar la alegría del aquí y ahora. Ancestral, digo, pero, mejor, humano. Sara habla y, casi sin quererlo, dirige nuestra mirada al vacío de lo irrecuperable pero, también, a la celebración de la experiencia. "Este espectáculo nace desde el dolor, desde la pérdida", confiesa la artista al inicio de una entrevista que culminará en reconciliación con el tiempo: "Ahora bailo para mí, bailo desde el aquí y desde el ahora". Porque Voces, por lo que sacamos en conclusión de esta charla, quizás es, justamente, eso, una pregunta al pasado que se responde en el presente.

"Voces nace, sinceramente, del dolor pero se convirtió en agradecimiento, en la expresión de mi respeto y admiración por todos los maestros aunque no estén aquí representados todos, porque hay muchos". Hay muchos, sí, como dice la artífice del espectáculo, pero la llama que prende esta nueva creación es la muerte de Paco de Lucía. "Efectivamente, nace cuando Paco nos deja. Y a mí me deja un hueco que todavía está súper presente, un hueco que duele un montón, tanto, que casi no te crees que se ha ido. A mí me cuesta pensar que no me va a gastar más una broma o que no vamos a quedar los amigos para ir a verlo tocar, ya sabéis, los conciertos de Paco eran tan escogidos, tan pocos, tan únicos, que, absurdamente, siento que un día me van a decir, que no, que vas a volver a ver a Paco el mes que viene que toca en tal sitio...", se desahoga la artista que tampoco oculta que "al principio" de poner en pie este espectáculo sintió "un poco de miedo".

"Dedicarle algo a genios tan grandes como Paco, como Camarón, como Antonio Gades, como Carmen Amaya, como Enrique Morente y Moraíto da un poco de vértigo. ¿Cómo bailas delante de eso, Dios mío? Sólo por los nervios acabarías bloqueada", rememora Sara que encontró la templanza en "el agradecimiento". Porque la sombra de esos nombres propios es alargada para "la generación de artistas" a la que pertenece la gaditana. "Son artistas que marcaron un antes y un después en el flamenco y en el que todos nos hemos mirado pero, también, muchos de ellos han sido personas muy especiales para mí, que me han dado consejos y que me han influenciado mucho en mi carrera. Así, aunque no estén aquí, siguen estando", resuelve.

Y es que, para su creadora, la parte más satisfactoria de Voces es la que no se ve porque "gracias a este espectáculo con la compañía nos pasamos horas y horas hablando de ellos, de si cuando Paco me dijo tal, de aquel disco de Camarón que cual, de lo que hacía Carmen Amaya, de lo grande que era Gades, de una anécdota de Morente, de cuando me fui de gira con Moraíto... Y todo eso es tan bonito... Es como una celebración dentro de la celebración y una forma también de transmitir su legado a los miembros más jóvenes de la compañía que, a lo mejor, pues no conocieron a algunos de ellos", reflexiona.

Así, a juicio de Baras, esa "conexión directa" que su compañía entabla con los maestros en Voces posibilita, "humildemente", apunta, que el público pueda participar de la experiencia del recuerdo "y volver a sentirlos de alguna manera".

Para ello, se sirve de un montaje "relativamente tradicional", con "una puesta en escena tradicional", con "un formato sencillo", donde la imagen de los protagonistas están siempre en escena "a través de seis paneles", pero contado "con una voz de hoy". "No hemos querido ir ni para atrás ni para adelante, no hemos querido ser ni modernos ni antiguos, hemos querido expresarnos tal y como nos sentimos ahora", relata (no sabemos si sabiendo o sin saber, que agarrarse a la certeza que ofrece el presente es una de las pocas maneras de enfrentar el vacío).

Voces, como no podía ser de otra manera, tiene como hilo argumental la voz de cada uno de los maestros homenajeados que "es lo que nos lleva a cambiar de cuadro, de palo y de color" durante el espectáculo. Palabras que viajan en el espacio y en el tiempo a través de la voz de uno de los colaboradores de este montaje, el periodista Carlos Herrera. Es a él a quien el público escuchará reproducir las enseñanzas de los genios protagonistas.

"También, en la parte que nos toca del baile, introducimos ciertos detallitos de homenaje. Por ejemplo, las seguiriyas no son al tiempo normal sino que van a un ritmo diferente, como también lo será la letra y la forma de bailar, haciendo un guiño a las de Paco que las metía en el compás de bulerías. Eso lo trasladamos con un paso a dos, entre José Serrano -pareja artística y personal de Baras- y yo", desgrana.

A José Monge Cruz, Camarón de la Isla, -el artista y el hombre que Sara rozó "de niña" y del que le impresionó "su humildad"- va la taranta. Ejecutada por Baras, la bailaora insiste en destacar "el trabajo alucinante" realizado en la pieza por el gaditano Keko Baldomero, director musical de Voces y de muchos de los montajes de la compañía. "También es muy hermosa la bulería dedicada a los maestros que ha realizado otro de nuestros colaboradores, Chaboli, una bulería muy moderna con la que hemos disfrutado muchísimo", recomienda.

"Está también el torero que nos lleva a Antonio Gades, con Pepín (José Serrano) enorme, no sabes cómo está bailando Pepín, sin menospreciar a ninguno de mis compañeros, creo que Pepín es ahora mismo un exponente del baile masculino, porque baila así, muy masculino, con mucha fuerza y con mucha impronta", alaba.

Sara continúa emocionada contando sus Voces. Y si habla del torero en Gades, la influencia del maestro de la danza flamenca también se lleva otro recuerdo "en el número de Las Cármenes". "Su Carmen preciosa, la Carmen que yo hice en mi carrera y, cómo no, Carmen Amaya están, de alguna forma, reflejadas en este cuadro tan bonito donde contamos con otra colaboración especial, la del pianista (gaditano también) Sergio Monroy", adelanta.

Antonio camina también por la farruca. Ese Antonio Gades de los ensayos, enfundado en un pantalón oscuro y en un jersey de cuello alto. "Creo que es el momento de más riesgo del espectáculo, te lo prometo", se sincera la artista que dice enfrentarse al palo "con soledad y riesgo" encontrando el espíritu del maestro "en la sobriedad" y su cuerpo ajustándose el pantalón a su femenino talle. "Estamos Keko y yo, solos al principio, luego entra la percusión, pero ahí siento yo que nos la jugamos, verás qué número...", se emociona.

Y si se habla de riesgo es difícil no acordarse de Enrique Morente, el santo y seña de aquellos valientes que derriban las fronteras en el arte. Unos tientos para el granadino y una soleá donde José Serrano recrea las célebres partidas de ajedrez en El Candela entre Morente y Miguel, el regente de aquella cueva del madrileño barrio de Lavapiés. "Bestial, bestial...", califica el cuadro.

"¿Y qué te digo de Moraíto? Eso era todo bondad. Yo he querido mucho a Moraíto porque he tenido la oportunidad de trabajar mucho con él, he compartido giras, como aquella que hicimos con Cepero también por Alemania, dos meses estuvimos, y eso de estar fuera une mucho y se comparten muchas experiencias. Además de un gran artista, era una persona admirable, con esa gracia y esa sencillez, y tan buen compañero...", recuerda Sara que en Voces materializa todo ese cariño en una soleá por bulerías y con unas bulerías, ya con todo el plantel, donde también vuelve a mirarse "en la maestra Carmen Amaya".

"Ellos fueron los primeros que nos enseñaron la manera tal y como nosotros hoy sentimos el arte. Nos mostraron esa riqueza bestial que encierra este trabajo si eres capaz de ser libre", valora la artista que resume con una frase toda esa fuente de enseñanza, todos esos consejos para llegar a la capa "más profunda" de su lenguaje artístico que es la que siempre le ha interesado explorar: "Baila contigo y, si es necesario, contra ti misma".

Con este mantra, que se ha repetido "a lo largo" de toda su carrera, prosigue abriéndose camino Sara Baras que, eso sí, confiesa que "ahora mismo yo bailo para mí, bailo desde el aquí y desde el ahora". Madre de un niño -"que está para comérselo", se enorgullece-, la gaditana que cumplirá años el próximo sábado opina que ahora baila "mejor que antes" porque "valoro otras cosas". "Mi escala de valores ha cambiado y ahora todo lo que hago lo hago desde el corazón y eso no suele fallar", se desnuda Baras que tiene muy claros sus "principios" que sigue "respetando", uno de ellos, "disfrutar y no olvidar de sentir el baile".

"Dios me ha dado un cuerpo agradecido para realizar mi trabajo en la parte técnica. Mi cuerpo me hace sentir fuerte y eso me da mucha confianza porque yo no creía que podía llegar a donde estoy ahora con esta fuerza que tengo. Pero, de todas formas, eso no quiere decir que ahora busque correr más, lo que busco es bailar desde el corazón, aún mucho más que antes, y eso es mejor", explica.

Desde ese estado mental Sara Baras, la mujer con un palíndromo por nombre artístico, ha creado Voces. Y por ello quizás no se arruga al afirmar que ella y su compañía "nos gustamos mucho" en este espectáculo. Con un cuerpo de baile "más reducido que como es habitual" porque "el tono íntimo del montaje así lo requería", argumenta, Baras está "muy contenta" con el trabajo de María Jesús García Oviedo, Charo Pedraja, Cristina Aldón, Daniel Saltares, David Martín y Alejandro Rodríguez. Igualmente destaca el trabajo de atrás que para ella es "un trabajo de delante". Así, el cante de Rubio de Pruna, Miguel Rosendo e Israel Fernández; la percusión de Antonio Suárez y Manuel Muñoz Pájaro y las guitarras de su director musical, Keko Baldomero, y Andrés Martínez, se llevan numerosas alabanzas, dirigidas también a Teresa Torres y Javier Cosano (vestuario), a la empresa Ras Artesanos (escenografía), a Óscar Gómez de los Reyes (diseño de luces) y a todos los artistas invitados. Las que dedica a Pepín no caben todas en estas páginas.

Y si a piropear nos ponemos, la tierra y su gente, se llevan "todo el cariño" de Sara Baras que, además, tiene una relación "muy especial" con el propio Teatro Falla. "Volver a Cádiz con un nuevo espectáculo siempre me hace mucha ilusión, siempre, siempre, pero es que, además, volver al Falla es muy emocionante porque a nivel profesional y personal allí me han pasado muchas cosas. En el Falla bailé por última vez antes de mi retirada para ser mamá, en el Falla estrené La Pepa, en el Falla regresé a los escenarios, he celebrado hasta mi cumpleaños, y volveré a celebrarlo este sábado también... Es normal que con todo esto se me remuevan muchas cosas por dentro...", siente la artista que regresa a casa "con fuerzas renovadas", "ansiosa por gustar" a sus paisanos y con el deseo de ofrecerles lo que es "ahora". Celebrando el pasado más que llorándolo, con la vista puesta allí, de donde venimos, pero con los pies bien asentados en el presente, el primer paso de lo que seremos.

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