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Cultura

Lo que diga Mimi... y también abuelo

  • La Fundación González Byass edita las memorias de Manuel María González-Gordon, que serán presentadas mañana en Jerez

Un taco de folios con cientos de miles de letras en tinta moradita se convierte en todo un tesoro cuando lo que se cuenta en ellos es una vida. Cumplidos ya los 90, y para qué esperar más, Manuel María González-Gordon tuvo una larga charla con el escritor americano William Fifield, que por finales de los 70 se hallaba en Jerez y que había escrito además 'Sherry Royalty'. En ese encuentro, que se repitió en varias ocasiones, se estaba fraguando un libro, el de las memorias de un aventurero, un vividor en el mejor sentido de la palabra. Fueron traducidas al español pero, sin embargo, han dormido largo tiempo en un cajón hasta que los astros se alinearon para que vieran la luz.

Ahora, la Fundación González Byass, que tiene como fin la preservación del legado familiar, ha decidido publicar esa obra, que lleva por título 'Lo que diga Mimi...'. "Se entendió que éste era un libro muy a propósito. Y esperamos que sea el primero sobre otros muchos miembros de la casa o de cosas relacionadas con ella", apunta Begoña García González-Gordon, nieta de Manuel Mª y autora de varios libros, entre ellos 'El charco dulce' y 'Las niñas de El Altillo'. Por ello, la bodega 'Los Gigantes' de González Byass acogerá mañana, a las 20 horas, la presentación de la obra a cargo del presidente del Consejo Regulador, Beltrán Domecq; Antonio Flores, enólogo de González Byass y reconocido divulgador de los vinos de Jerez; Begoña García González-Gordon, Bibiana González-Gordon nieta de Manuel Mª y prologuista del libro y autora de 'La paciencia de Pepa', y Paula Fernández de Bobadilla, editora y bisnieta del autor.

Y aunque las memorias quedaran fijadas en papel, "abuelo era un hombre que contaba continuamente su vida, todo el rato. Incluso él mismo definía estas historias como "mis discos", por repetirlas tanto, las que él consideraba importante, como eso de que "el centro del eje de la rueda de la vida es la mujer", cuenta Begoña. Un hombre que tenía tiempo para todo, para gestionar la bodega desde la presidencia, desde la propia bodega y tiempo para su faceta humana, como visitar a los empleados de la compañía que enfermaban. Manuel María González-Gordon (Jerez, 1886-1980) era nieto del fundador de González Byass (Manuel María González Ángel) y, como él, quiso dedicar su vida al vino de Jerez. Estudió ingeniería en Alemania -porque entendió que el futuro estaba en la mecanización-, participó en la construcción del ferrocarril longitudinal de Chile y trabajó en Londres antes de entrar a trabajar en su querida bodega, desde donde tuvo un papel determinante en el juicio del 'British Sherry' e impulsó la creación del Consejo Regulador del jerez, entre otras muchas cosas, como la traída de aguas a Jerez, la permanencia de los cartujos, la salvación de Doñana... También escribió el libro 'Jerez-Xérès-Sherry', conocido por muchos como 'la Biblia del jerez'.

'Lo que diga Mimi...' está centrada en los años de juventud del protagonista, en sus estudios, su carrera, sus viajes profesionales, más que en su niñez. "Porque es cierto que hizo cosas muy interesantes". Aventuras que incluso han sorprendido a los propios miembros de la familia que han leído estas memorias. "Claro, la visión que tenemos es de cuando lo conocimos, un hombre ya mayor, pero se embarcó en lo más inaudito. El mundo no tenía fronteras, era un espacio en el que estaba a gusto, bien, y le echaba valor a todo, aquí, y en el extranjero", precisa Bibiana.

Una obra plagada de anécdotas, como cuando fue a Chile y "la santa de mi madre" le hizo una maleta de verano, siendo allí invierno. O sus relaciones con personajes como la actriz Elsie Janis, a quien conoció en la cubierta del barco que se dirigía a España desde América. Un hombre que se conocía todos los bailes modernos y con quien le encantaba bailar a la reina Victoria Eugenia. Ambos son los protagonistas de la ilustración para la invitación. Unas memorias que están escritas "de una forma muy moderna y que incluso han sido consultadas en alguna ocasión, sin estar editadas. Están plasmadas de manera clara, directa con mucho sentido del humor. Se lee como una novela de viajes... Chile, América, Alemania, Inglaterra, Marruecos, Portugal. Y llegó a recorrerse Europa con motivo de una apuesta", detalla Paula.

La obra cuenta con numerosas imágenes que pertenecen al Archivo de la Fundación, "pero como no había un fotógrafo detrás de cada aventura de Manuel María", las memorias estás exquisitamente ilustradas por los dibujos de la autora madrileña Ximena Maier, "con un punto de humor, muy elegantes, que captan perfectamente la esencia del personaje. Acompañan de manera idónea al libro", asegura la editora.

En la presentación -ya lo adelanta Antonio Flores-, se hará un recorrido por las facetas humanas y profesionales de Manuel María. "Yo lo conocí siendo un niño, y cuando él murió yo tenía 25 años. Mi padre (Miguel Flores) trabajó aquí desde los 14 y hasta tenía casa en la bodega. Se puede decir que yo he nacido aquí, luego ya entré en nómina. Aquí siempre me han hecho sentir como de la familia", apunta. "Era una persona muy cercana, tremendamente simpático y se llevaba a la gente de calle. Muy considerado y pensando siempre en los demás. Nunca quiso dar un disgusto, por eso le llamaban 'vaselina', por que ni sí ni no, por no molestar, porque era muy mediador", recuerda Paula. Y tan educado que enamoraba a las mujeres, pero de todas las que conoció él hablaba de "las 32 que me dijeron que no, y la una que me dijo que sí". Era Mimi, Emilia Díez Gutiérrez, su esposa, su adoración. A ella se debe el título de la obra, por ser una de esas frases, de esos "discos": "lo que diga Mimi".

Un tipo para quien sus 18 dioptrías no eran un obstáculo. Y para compensar tanta mala vista ya se empeñó en desarrollar el oído, el gusto y el olfato, además de la inteligencia. No perdía el tiempo, que ocupaba, aunque fuera, contando escalones, los pasos, los coches... Había que aprovechar al máximo. Hablaba varios idiomas, aunque a veces, en las reuniones, utilizaba la táctica del traductor para tener más tiempo de respuesta, tal como hizo, por ejemplo, en el en el juicio del 'British Sherry'.

La cita del próximo miércoles es "una excusa genial para volver a hablar de un hombre que fue estupendo en todos los sentidos. Y aunque hay poca gente joven que lo recuerde, sí los hay aún de otras generaciones". Un aventurero que se bebió la vida, con una juventud frenética, un ritmo que arrastró hasta sus últimos días, en los que no hubiera dudado en coger el Concorde, ir a Nueva York, tomarse una copa de Tío Pepe y regresar. Pero Mimi le paró los pies por suerte. Una familia a la que les une el vino, un vino que une a Jerez, una ciudad que tiene también parte de su memoria en este libro.

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