Cultura

Martirio y Cobos Wilkins, el arte y la vida desde una misma mirada

  • La intérprete y el escritor onubenses protagonizaron ayer en el café teatro Pay Pay una de las conferencias que forman parte del programa de la nueva edición del festival.

Él sólo vio unos impresionantes ojos verdes. Estaba tan nervioso... El Gran Teatro se le hacía aún más gran. ¡Y es que a uno no lo premian todos los días por su primer poema! Sus padres y amigos no se quisieron perder el acto de entrega. Los nervios apretaban más. Y en escena, en un trono, unos grandes ojos verdes que parecían llamarlo entre todo aquel terciopelo rojo. La Reina de la Juventud de Huelva tenía apenas 16 años y le tendía la rosa roja destinada al ganador del certamen de poesía juvenil. Él lo tomó, emocionado. Y ahí terminó el fugaz primer encuentro. Pasarían los años y él se convertiría en un gran escritor; ella, la chica guapa del trono, la de los ojos verdes y la melena rubia, cantaría y cantaría para revolucionar España y el escondite de sus esmeraldas se convertirían en uno de sus sellos de identidad. Él se llamaba Juan Cobos Wilkins. Ella Maribel Quiñones aunque se haría popular con un sobrenombre, Martirio. Escritor e intérprete se volverían a reunir diez años después y no se reconocerían. Pero aquella ceremonia en el Gran Teatro de Huelva fue su primer encuentro, fugaz, sí, pero "mágico", dicen al unísono. Y sólo fue el comienzo de dos Biografías entrelazadas que sus protagonistas desgranaron ayer, en el café teatro Pay Pay, dentro de los actos del XII Festival de Música Española.

Cobos Wilkins y Martirio recuerdan la primera vez que se vieron unas horas antes de exponer la historia al respetable del establecimiento de la calle Silencio. "Nos conocimos de manera mágica", dice la cantante que comienza a narrar el relato que terminaría su partenaire. Se compaginan bien. Se entienden. No se superponen. Martirio dice que Wilkins es uno de esos amigos cómplices. Y, en verdad, así lo parece y así lo demuestran en la mesa redonda donde arte y vida, donde palabra y música, se "entrecruzan, se entrelazan", dejando ver los puntos de coincidencia entre este hombre y esta mujer.

"Creo que una de las cosas que más nos unen es que tenemos una mirada al arte y al mundo desde el inconformismo, desde la vanguardia y, al mismo tiempo, desde el respeto a la tradición", descubre Cobos Wilkins que "siempre es el primero" que escucha los discos de Martirio, confiesa la propia artista. "Es que también tenemos gustos muy parecidos en el arte, en la música, en la poesía, en el cine... A los dos nos gusta fabular y nos inventamos palabras. Y, sobre todo, tenemos un lenguaje común donde el humor y la ironía están muy presentes", decide la intérprete. "Eso sí que es importante, el humor, si te ríes de lo mismo, conectas seguro, por eso se parecerán tanto las palabras humor y amor", reflexiona el escritor.

"Y, además, los dos somos de Huelva", ríe el de Río Tinto para coronar las múltiples coincidencias que han acercado las vidas de estos dos creadores andaluces que iniciaron sus carreras profesionales en Madrid y que hace unos años, a instancias del Centro de la Generación del 27, en Málaga, pusieron en pie esta conferencia donde cuentan "todas las veces que la vida nos ha ido cruzando tanto en el terreno de la amistad como en el artístico", definen.

El espectáculo sobre Lorca para el Año de la Cultura Española en Bruselas y el libro La vuelta a Martirio en 40 trajes son sólo algunos ejemplos de colaboración entre los protagonistas de la noche de ayer que apuestan, cada uno en su disciplina, "por un arte que nos muestre y nos revele hacia los seres humanos y que se rebele, que mueva conciencias, que ponga en solfa lo que no nos gusta y que mire hacia la belleza porque es una de las grandes revoluciones que nos quedan por hacer, la revolución de la belleza, porque en la belleza no cabe la injusticia", en palabras del autor de El corazón de la tierra.

Martirio y Cobos Wilkins tienen esperanza. Creen en el artista que trabaja "desde la absoluta sinceridad" y creen en un público que "ama el arte". Porque creer "en el generador" y "en el receptor" de la cultura es la única forma de conseguir reparar el canal que va de uno a otro, "el camino", dicen, "que es el que está partido". "Hay que resistir, que si los jóvenes lo tienen crudo, también nosotros porque después de tantos años de trabajo no tenemos seguro de vida, no tenemos nada, hay que seguir día a día, pero yo tengo mucha ilusión porque creo que dentro de muy poco vamos a estar hablando de otras cosas, de otras circunstancias donde el artista va a tener mucho más que decir", augura Martirio que, al igual que Wilkins, se lamentan de los derroteros que ha tomado la industria discográfica y editorial. "A mí me pone al borde de las lágrimas que un libro o un disco, con el que trabajo que cuesta hacerlos, que pones tu alma, pasados unos meses estén descatalogados", ejemplifica.

Se miran, se ríen, recuerdan historias antiguas, como cuando se volvieron a ver en Málaga sin saber que ya hubo una primera vez que se les reveló, años después, dentro de un álbum de fotos.

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