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Lola Herrera. Actriz

"En el teatro hay un espejo muy grande de la vida, donde se refleja la vida real"

  • La actriz vallisoletana comparte hoy y mañana escenario con Héctor Alterio en el Teatro Falla, donde protagonizan la obra de Ernest Thompson 'En el estanque dorado'.

-¿Qué encontrará el público que acuda a la función de El estanque dorado?

-Pues encontrará algo muy atractivo, parece ser, porque la acogida que llevamos teniendo a lo largo de un año ha sido maravillosa. Empezamos en octubre del año pasado en Zaragoza. Yo creo que es un regalito, es una obra que tiene muchas cosas en su aparente sencillez: una familia, un matrimonio mayor con una hija, donde parece que no pasa nada, pues pasan muchísimas cosas. Sobre todo, el autor tiene la habilidad de envolverlo todo con un humor en muchas situaciones, y aparte de eso el personaje de Norman, que hace Héctor Alterio, es un personaje absolutamente maravilloso que se lo hace pasar al público muy requetebién.

-La obra nace en el teatro y el propio autor la adaptó al cine, con un Oscar incluido, en esa versión tan exitosa. ¿Se enriquece de alguna manera la obra con estos viajes de un género a otro?

-Yo creo que la obra se mantiene en lo suyo porque nosotros hacemos la obra de teatro, fiel. Se mantiene lo que es la obra en sí. El autor siempre ha defendido que tiene unas cargas de profundidad mayor que la película, porque se intentó dulcificar sobre todo con ese ambiente maravilloso y aquel lago inolvidable. Creo que el teatro tiene otra cosa más directa. Son dos cosas distintas. Se enriquecen en el sentido de que el punto de referencia que tiene el público es la película, pero también tiene un hándicap que es que la gente piensa que es triste. Y la obra no es triste, es una obra que habla de la vida, y la gente se parte de risa así que no debe de ser muy triste. Habla de las cosas normales de la vida.

-Y en este caso en que es muy posible que el público haya visto la película, ¿eso condiciona el trabajo en escena?

-No, no, nosotros hacemos nuestro trabajo. La película la hicieron tres monstruos del cine a nivel mundial, porque ellos tenían una proyección mundial, y bueno todos los admirábamos, los queríamos, porque están en nuestras en nuestras vidas desde siempre. Había mucha admiración por lo buenísimos que eran. Pero eso es una cosa, nosotros hacemos lo nuestro. Es teatro, en una cajita pequeña, y no en una pantalla, no nos paseamos por el mundo.

-Es curioso que Henry Honda y Katharine Hepburn coincidieron por primera vez en una película con En el estanque dorado, igual que Lola Herrera y Héctor Alterio se suben por primera a las tablas juntos con esta obra, ¿como ha sido el trabajo, ha habido química?

-Muy buena química, sí, sí. Yo estoy encantada, me parece que es un regalo maravilloso a estas edades, y ya después de tantos paseos que te has dado por los escenarios, pues bueno, no siempre coincides con gente con la que haya mucha química, hay veces que sí y veces que no. Pero que a estas alturas, las cosas funcionen tan bien en este montaje me parece... Es que Héctor es un actor grande, grande, grande. Yo le admiro desde siempre, y trabajar con gente que admiras es un regalazo.

-Y además de esa química, creo que hay física en la obra, algún que otro pellizco por parte de Héctor...

-Bueno, sí. La directora nos dijo que este matrimonio estaba vivo y que mantenía todo tipo de relaciones de pareja y eso se nota en su relación, que es una pareja que ha mantenido a lo largo de su vida unas complicidades, es una pareja en el mejor sentido de la palabra. Y en eso hace hincapié la dirección de Magüi Mira.

-¿Cómo está sorteando Lola Herrera, y el teatro en general, esta crisis, cómo la vivido?

-Muy mal. Bueno, yo desde el trabajo, porque he tenido la suerte de tener trabajo de una manera continuada, pero que yo tenga trabajo no quiere decir que no sea consciente y esté tremendamente dolorida de que mi profesión esté totalmente herida por la situación. Tantos compañeros en el paro, tantos montajes que se podían hacer y no se hacen... Nosotros hemos tenido suerte con esta función y con la anterior. Estoy en una empresa, Pentación, que tiene muchos montajes, y sé lo que ha tenido que hacer Cimarro de quitar, de poner, de seleccionar los montajes, porque se puede jugar menos a ver qué pasa con esto. Yo creo que están completamente equivocados con las decisiones del IVA en determinados sectores que no son boyantes.

-¿Cuánto de real hay en el teatro y cuánto de teatro hay en la vida real?

-Bueno, en la vida real hay mucho teatro porque si te fijas un poco... Pero en ocasiones hay un teatro tan malo, porque lo ves, lo palpas. Enchufas la televisión, pones el telediario, oyes hablar a la gente, por ejemplo en el sector político, y hay un teatro con actores que no convencen, que te cuentan historias que no te convencen para nada.

-¿No tienen arte dramático?

-(Ríe) No tienen arte dramático ni arte de nada. En la vida, en general, en todo ciudadano, hay una forma de representar. Y en el teatro hay un espejo muy grande de la vida, donde se refleja la vida real.

-¿Lola Herrera sería otra sin Cinco horas con Mario?

-Pues no creo, no no, no. Ha influido porque hice durante mucho tiempo una obra que para mí, personalmente, fue una cosa importante. Y yo creo que de cara al teatro, en aquella época en la que no se hacían monólogos, fue un suceso teatral importante, pero no creo que fuera decisivo en mi vida. O sea, que yo estaría aquí lo mismo sin Cinco horas con Mario. Supongo que sí, porque yo llevaba un buen camino y en ese camino me tropecé con Delibes, que fue el regalazo de toda mi carrera, en lo personal y en lo profesional. Conocer a Delibes, tener conversaciones con él, poder contrastar cosas o que te diera una clase sobre la caza.

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