Cultura

Manuel Pertegaz, el señor de la moda española, fallece a los 96 años

  • El creador del traje de novia de la hoy reina Letizia fue el primer modisto español que conquistó la Quinta Avenida de Nueva York

La muerte del diseñador Manuel Pertegaz, fallecido ayer en Barcelona a los 96 años, ha dejado huérfano al mundo de la moda, que recuerda al maestro de la alta costura como innovador y pionero, un hombre enérgico, perfeccionista y gran conocedor del oficio. Un fallecimiento que lamentaron tanto Felipe VI y doña Letizia, como los reyes Juan Carlos y Sofía, quienes enviaron sendos telegramas de pésame a la familia de Pertegaz donde expresaron sus condolencias y destacaron "el carácter innovador" y la "excepcional maestría" del creador del vestido de novia de doña Letizia y diseñador durante años de los modelos de doña Sofía.

Un catarro complicado por su avanzada edad, que degeneró en neumonía, fue la causa de su muerte, según la sobrina del artista Sionin Caus Pertegaz. Sus restos mortales se enterrarán hoy en una ermita de la localidad de Pineda del Mar, donde el modisto tenía una masía. Previamente se celebrará un responso en el tanatorio del barrio barcelonés de Sant Gervasi.

Premio Nacional de Diseño de Moda, Manuel Pertegaz, nacido en 1918 en Olba, un pequeño pueblo de Teruel, se trasladó a los 9 años con su familia a Barcelona y a los 13 empezó como aprendiz en un pequeño taller, donde puso los cimientos de una carrera meteórica en la que su afinada aguja fue enamorando a algunas de las mujeres más elegantes del mundo hasta convertirse en un icono de la alta costura española.

En 2004, ya con 86 años, le llegó uno de los encargos más importantes de su carrera: vestir a Letizia Ortiz en su boda con el entonces príncipe Felipe, heredero de la Corona española. Aquel vestido blanco tunecino de seda natural y cuello corola dio la vuelta al mundo y se convirtió en el broche de oro de una trayectoria repleta de reconocimientos. Ese mismo año recibió la Aguja de Oro honorífica, el más prestigioso galardón de la moda española.

Pertegaz se consideraba a sí mismo como alguien que había sabido hacer "un poco de moda" al que gustaba "mucho" el arte, según sus propias palabras, que no solían ser muchas, porque era un hombre discreto y callado. Sin embargo, este diseñador menudo, de enorme sonrisa y amplia cabellera, fue considerado entre los mejores creadores de la alta cultura, un maestro al nivel de Cristóbal Balenciaga o Pedro Rodríguez. Él fue el primer modisto español que conquistó la Quinta Avenida de Nueva York y ganó parte de su fama al vestir a celebridades como Jacqueline Kennedy y actrices como Paulette Goddard, Marisa Berenson o Ava Gardner. "Yo le cocino y él me cose", contaba la protagonista de Forajidos (1946).

Autodidacta, trabajador infatigable, humilde y exquisito en los detalles, Pertegaz siempre supo adaptarse a la personalidad y peculiaridades de cada mujer pero su modelo perfecta se encarnaba en la actriz Audrey Hepburn, "una mujer cisne, esbelta, estilizada, elegante y etérea", decía. Su manera de entender la moda caló entre el gran público gracias al famoso vestido turquesa que lució la cantante española Salomé en el festival de Eurovisión de 1969, confeccionado en porcelana y con un peso de 14 kilogramos.

Para Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), Pertegaz fue un hombre "de energía desbordante", cuya muerte no solo supone "la desaparición de un gran maestro, sino que es una pérdida irreparable", declaró ayer.

Coincidió con Lomba el discípulo y admirador de Pertegaz Ion Fiz, quien no podrá olvidar "jamás" la experiencia de haber visto trabajar al maestro durante tres años en su taller de la avenida Diagonal en Barcelona. "Allí aprendí a valorar lo que es una prenda bien construida, cómo se aploma una manga, a ver de cerca los acabados, abrir las prendas y ver cómo tiene que ir rematado el interior de un forro; los detalles, en fin. Trabajar con él fue un lujo", resumió. Para Juan Duyos, "Pertegaz era una referencia y un modelo. Lo que él te contaba era una especie de biblia de la moda y yo era uno de sus creyentes. Se nos ha muerto un mito".

La carrera de Pertegaz fue meteórica y con sólo 25 años, y en plena posguerra, abrió su primera casa de modas de alta costura en Barcelona; poco después, en 1948, fue a Madrid y viajó a París. Empezó a ser conocido internacionalmente y, cuando con 36 años marchó a Estados Unidos junto a Valentino, Pierre Cardin, Pierre Balmain y las hermanas Fontana, el genio ya recibía pedidos de los grandes almacenes más selectos y la Universidad de Harvard le otorgó el prestigioso Oscar de la Costura.

En 1957, a consecuencia de la repentina muerte de Christian Dior, recibió una oferta para ser su sucesor en París, pero tras sopesarla decidió quedarse en España. "En esos días (...) no dormí y rememoré mis comienzos, cuando me ataban el dedo en la sastrería, el dedal... Valoré lo que tenía y dije no", explicó el diseñador español, que a finales de la década de los 60 tenía cinco tiendas y en sus talleres trabajaban más de 700 personas.

"La moda es oscilante por naturaleza y yo he conjurado siempre mi timidez con lo que hago: esta profesión que absorbe, que exige sacrificio y dedicación total. La moda no es lo frívolo, no son lacitos ni todo vale. Sigo diciendo no a la extravagancia", declaraba.

En 2012 su taller dejó de coser, coincidiendo con la jubilación de sus costureras más fieles, pero el estudio siguió abierto y continúa trabajando en las líneas de complementos que desarrolla su equipo creativo y que hasta el final supervisó Pertegaz, que vivió por y para su trabajó hasta bien cumplidos los noventa años. El modisto vivía retirado en una casa de campo en las afueras de Barcelona donde ahora descansarán sus restos mortales.

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