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Cultura

Ritos bellamente planteados

  • El joven artista jerezano presenta una exposición que recoge variadas situaciones consecuentes con unos pueblos muy pegados a sus tradiciones.

E.C.C.O. Cádiz

Dani Sánchez-López es un artista jerezano descaradamente joven. A pesar de ello, su carrera se encuentra jalonada de importantes manifestaciones artísticas y coronada de espectaculares éxitos. Estudió cine y fotografía en Estados Unidos gracias a importantes becas. Muy pronto comenzó a trabajar en la industria americana del cine. El difícil sueño americano se hizo, en él, realidad y, desde el primer momento, el joven artista comenzó a demostrar de lo que era capaz. En poco tiempo se hizo con algunos de los principales galardones que el cine otorga en la compleja faceta de director de fotografía. La lista sería larga. Varios cortometrajes de éxito como "Heal", ganador del premio Hatchfest por la dirección fotográfica, dictaminado por Rodrigo Prieto ASC, o "Baby Blue", nominado a los BAFTA, que es la versión británica de los Goya; colaboraciones con los primeros espadas del escalafón cinematográfico, como Navid Negahban, el Abu Nazir en la serie Homeland; unas pocas videocreaciones de trascendente significación; trabajo para el Sundance Institute, la sede del Festival que es la versión independiente de Cannes en Estados Unidos; tres largometrajes de ficción y cinco de carácter documental, anuncios, vídeoclips... y, así todo llegar a una decisión altamente comprometida: abandono de la meca del Cine para trasladarse a la otra poderosa industria cinematográfica mundial, Bollywood, donde actualmente se encuentra, a caballo con Pakistán, lugar este que le está proporcionando muchas especialísimas situaciones para su trabajo.

Nosotros presentamos, en el año 2008, una importante exposición en la Sala del Diario de Jerez, muestra que no dejó indiferente a nadie. Pero estaba claro que su obra necesitaba espacios expositivos en los que las circunstancias del arte más nuevo tuviera su centro de interés. Por eso, no nos puede extrañar a nadie que fuera el ECCO de Cádiz, ese Espacio de Creación Contemporánea que el Ayuntamiento gaditano ha puesto en manos de Lorena Benot, que lo dirige con acierto y seguridad, la estación intermedia donde su importantísima obra recalara en su esclarecedor transitar.

La exposición es un proyecto que recoge algunas de las variadas situaciones que son consecuentes con la existencia de unos pueblos muy sujetos a sus tradiciones, a sus ritos religiosos y a sus costumbres cotidianas. El trabajo del joven artista parece compaginar la obra documental con lo eminentemente artístico, o dicho de otro modo, el simple desarrollo visual sobre una realidad es elevado a la máxima categoría artística desde unas formas de gran poder plástico. Dani Sánchez-López le da la vuelta al documento etnográfico, a la visión sociológica de unos hechos puntuales protagonizados por la sociedad hindú o paquistaní, buscando al mismo tiempo la presentación de imágenes con toda la intencionalidad artística. Escenas sacadas del universo popular de aquellos países generan trascendentes propuestas ilustrativas en las que se nos conduce por una serie de situaciones donde todo lo real aparece cuestionado por la fuerza absolutamente determinante de la tradición y de lo que la religión impone.

La muestra se nos presenta tras el sugestivo título de #Rituals y se encuentra dividida en dos partes claramente diferenciadas, no por el comprometido diseño conceptual y sí por la propia estructura formal, ya que el artista plantea su ideario estético desde las dos coordenadas en las que se encuentra, habitualmente, posicionado su trabajo: la videocreación y la fotografía. Por un lado, con su fotografía nos sitúa por ese estamento visual que la mirada comprometida del autor capta, ofreciéndonos ángulos de belleza imposible dentro de la descarnada realidad que representa. Los colores extremos, sobre todo, el inquietante e impactante azafrán, el color del hinduismo radical -hindutva-, que hace potenciar su propia realidad física mientras condiciona la ambientación -también extrema- del entorno; la ciudad fantasma de Vapi con el recuerdo testimonial de sus industrias contaminantes, desaparecidas tras acuerdos internacionales y que han dejado una huella espeluznante de abandono y desesperanza. Al mismo tiempo, nos encontramos imágenes de los fuertes contrastes urbanísticos, ciudadanos y existenciales que aparecen en los horizontes de la India, en concreto en la ciudad de Bombay; contrastes que acentúan la magia ilustrativa de un paisaje bello en su contundente decadencia.

Junto a la fotografía, Dani Sánchez-López nos sitúa en su otro poderoso argumento creativo, el vídeo. Con él y desde él, el artista asume un compromiso lleno de intensidad plástica y estética. La realidad social es captada en un doble juego de intenciones. En primer lugar el testimonio de la realidad que representa, con su poderosísima fuerza formal, al tiempo que nos ofrece la metáfora de una existencia mediatizada por toda la historia, los ritos y las costumbres que la contemplan. Escenas de íntimas celebraciones, de cerrados rituales religiosos, vetados para ojos ajenos, manifestaciones callejeras que encierran mediatas circunstancias o ese paisaje de tumbas blancas en la ciudad pakistaní de Lahore que Dani Sánchez-López convierte en un escenario de una sutil belleza donde, la uniformidad de los blancos es rota por el impacto visual de un rojo inquietante, en un juego metafórico sobre la vida y la muerte, sobre las presencias y las ausencias.

Toda una importante exposición de uno de los artistas que, todavía, nos tiene mucho que deparar y que, como escribí en su momento, Dani Sánchez-López es un artista seguro, sabedor de lo que tiene entre manos y con una clara idea de que lo artístico no tiene fronteras, ni físicas ni estéticas ni formales.

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