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Cultura

Bellas escenografía de imposibles

  • El gaditano Raúl Rosillo ha expuesto en la sala Rivadavia sus últimas obras, mientras que en la Casa de Iberoamérica se puede visitar una muestra de esculturas del artista Augusto Arana

La configuración del arte actual pasa por muchas y variadas circunstancias ajenas, por completo, a lo que se establecía como habituales dentro de la creación artística tan sólo hace unos años. Las manifestaciones son de tan complejos desenlaces que podemos encontrarnos con muchas situaciones elevadas a la máxima categoría expositiva que no hace mucho tiempo estaban, por completo, ajenas a lo que se tenía por canónico en el sistema artístico. Lo mismo viene ocurriendo con los autores; la categoría de artista se ha agrandado hasta límites insospechados y la realidad del creador está conformada desde las coordenadas más abiertas. Por eso, no puede extrañar esta exposición en la que la fotografía habitual aparece con una serie de bellos añadidos con una escenografía espectacular imponiendo un nuevo sentido a una realidad felizmente estructurada.

Raúl Rosillo es gaditano de 1986; pertenece, por tanto, a esa generación de artistas que han encontrado horizontes amplios y diáfanos para establecer el proceso creativo. Formado en la parcela de la publicidad recala en lo que se conoce como creativo y director de arte que es tanto como decir aquel que se dedica a vestir de gala y de absoluto sentido artístico cualquier objeto, situación o estamento. Raúl Rosillo lo viene haciendo con solvencia y mano sabia en espacios de creación de muchísima significación. Ha trabajado para Mark Spencer, Vidal Sasson, BHS, Tour de Force, Fashion Scout London, Leandro Cano, Madrid Fashion Week, London Fashion Week, Pinta Air Fair London, ARCO y Beatriz Peñalver, ejerciendo su función en Nueva York, Buenos Aires, Londres, París, Madrid y Sevilla.

Esta exposición de Raúl Rosillo en la Sala Rivadavia tiene dos lecturas. En primer lugar, se manifiesta el acierto de Eduardo Rodríguez y todo el equipo de artes plásticas de la Diputación Provincial de Cádiz en destinar el espacio expositivo del consulado de Argentina a aquellas propuestas emparentadas con lo más abierto de la creación contemporánea que muestran entusiasmo, carácter y expectación y no sólo aquellas que parecen responder a una mera experimentación, sin excesivo fundamento, como ocurre en tantos casos hoy en día. Al mismo tiempo nos sitúa en los planteamientos de una fotografía y de una videocreación en la que Raúl Rosillo impone su estamento de director de arte. El artista idea una escenografía y la reviste de un espectacular sentido plástico. El paisaje es sometido a un proceso interpretativo diluyendo los límites de la realidad para que ésta alcance una nueva dimensión. A los personajes los reviste de inquietantes ropajes y los hace deambular en unos espacios poblados de esencias y elementos enigmáticos que posibilitan páginas misteriosas de una historia imposible donde cada cual está sujeto a un bello guión.

En la obra de Raúl Rosillo las escenas se estructuran con una serie de objetos, naturales, artísticos y personales que tienen el objetivo principal de crear esa belleza enigmática que caracteriza esa escenografía barroca de imposibles que subyace en toda la obra del artista gaditano.

Creemos que estamos ante un trabajo distinto, lleno de trascendente belleza, suma emoción plástica y poderoso sentido de la escenografía creativa.

De nuevo, la Sala Rivadavia nos ofrece una exposición que no deja absolutamente indiferente.

Sala Rivadavia Cádiz

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