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Cultura

Manuel Monge, un "cantaor de plata"

  • El hermano mayor de Camarón de la Isla, que vive gracias a la ayuda de su familia, recibe hoy un homenaje del flamenco

 A sus más de 80 años, Manuel Monge, hermano mayor, casi un padre, de "Camarón de la Isla", recibe hoy el homenaje del flamenco a un cantaor "de plata", de aquellos que nunca ocuparon primeros planos, y que, como otros de su tiempo, vive salvando su penuria económica gracias a la ayuda de su familia. 

El homenaje, cuyo cartel ha tenido que ampliarse para acoger a los muchos guitarristas, cantaores y bailaores que han querido participar, es, además de un reconocimiento, una vía para recaudar fondos para ayudar a que Manuel Monge viva el ocaso de su vida "lo más dignamente posible", según Javier Fernández, uno de los organizadores. 

Flamenco de la Isla, una productora de San Fernando, la localidad de la familia Monge y editora de la revista "La Fragua, el flamenco desde la Isla de Camarón", es la organizadora de este homenaje, cuya recaudación se entregará a Manuel Monge, tanto la que se consiga en taquilla, como la de la fila O que se ha habilitado para donaciones. 

"Rancapino", Juan Villar, Antonio Reyes, Pedro "el Granaíno" o David Palomar, están entre los diecinueve cantaores que se han sumado al reconocimiento que acogerá esta noche el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, junto con ocho guitarristas, entre ellos su propio hijo, Manuel Monge, "el Pelu", cinco bailaoras y once personas a las palmas y los jaleos, entre ellos otro de los hermanos Monge, "el Pijote". 

Manuel Monge ha sido "el patriarca" de los ocho hermanos, especialmente desde que el padre de la familia muriera, cuando José Monge "Camarón de la Isla", la "estrella" de la casa, apenas tenía 12 años. 

Su vida ha estado dedicada al cante, una faceta que desarrolló en peñas y, especialmente, como acompañante al baile, en lo que el flamenco llama ser un "cantaor de atrás", o "un cantaor de plata" en un paralelismo con el lenguaje taurino. 

Y lo hizo en un tiempo en el que este tipo de artistas trabajaban sin preocuparse de contratos ni burocracias que, llegado el tiempo en el que no pudieran cantar, tuvieran "la recompensa que puede tener un albañil o cualquier trabajador" al final de su carrera, explica a Efe el musicólogo Carlos Rey, presidente de la Asociación Cultural de Flamenca "La Fragua" y también organizador del homenaje. 

"Era uno de los que en la Venta de Vargas (el legendario local de San Fernando en el que "Camarón de la Isla" inició también su carrera) cantaban para los señoritos" y se llevaba al bolsillo "lo que los señoritos le quisieran dar, si querían", explica Rey. 

Manuel Monge cantó mucho también para el baile, una faceta que emprendió desde la academia de San Fernando de Concha Baras, la madre de Sara Baras, a la que, entre otros muchos, acompañó cuando él estaba en el apogeo de su vida y ella emprendía una carrera que le ha llevado a ser unas de las más reconocidas bailaoras. 

"Siempre se quedó en ese segundo plano", sobre todo porque perteneció a una generación en la que pocos cantaores se lanzaban a hacer carrera en cantaor solista. 

Ni mucho menos como la que desarrolló su hermano José, veinte años menor que él y que siempre le profirió un gran "respeto", casi como a un padre, y "admiración" y al que, a pesar de ser ya de otra generación, le consultaba "las cosas importantes", explica Carlos Rey. 

Fue Manuel Monge quien se encargó de atender y cuidar la fragua de la familia (el único trabajo por el que hoy recibe una pequeña pensión) y quien, después de la muerte de "Camarón", hace 22 años, y hasta que el cuerpo se lo ha permitido, se entregó con devoción a cuidar el mausoleo de su hermano, esa tumba en el cementerio municipal al que siguen peregrinando admiradores en busca de huellas del cantaor. 

"Día sí y día no estaba allí poniendo flores, limpiando el mausoleo con una escobita", cuenta Carlos Rey. 

A sus más de ochenta años, Manuel Monge será esta noche testigo del homenaje que el flamenco de su entorno, y al que se suma el Ayuntamiento de San Fernando, le tributarán para saldar "una deuda" con este "cantaor de plata" que "ha dado más de lo que ha recibido". 

Un homenaje que según Javier Fernández, uno de sus organizadores, pretende ayudar a un hombre que apenas tiene ingresos y vive en una situación "precaria" y "un poco olvidado" en su casa de San Fernando, con la ayuda económica y el cuidado de sus hijos. 

Un reconocimiento a un hombre que aún no se olvida de coger su bastón de patriarca cuando se le va a hacer una foto.  

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