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Antonio Reyes. Cantaor

"Cuando dejo de cantar el cuerpo me lo pide, forma parte de mi ser"

  • El chiclanero es a día de hoy uno de los artistas más solicitados dentro del panorama flamenco, todo un privilegio en un momento en el que "muchos lo están pasando mal"

Aunque sólo tiene 36 años, Antonio Reyes lleva toda una vida dedicada al cante. Con 7 años Manuel Morao descubrió en él un talento especial y fue formando a un artista diferente y cuyo metal encaja de la misma manera en peñas tan exigentes como las de este rincón o en un escenario del norte.

-¿Cómo lleva la crisis?

-Gracias a Dios tengo trabajo hasta septiembre, que voy al Festival de Mairena. De momento tengo cogidas muchas fechas y no me puedo quejar.

-Para como está la cosa y sin tener mánager es un lujo...

-Sí, antes lo tuve, pero ahora no tengo representante fijo. Me van llamando y vamos hablando porque creo que a día de hoy es la mejor forma.

-¿Le ha costado conseguir todo lo que tiene?

-Claro que sí, en el flamenco nadie te regala nada, es un mundo muy complicado. Yo en ese sentido estoy satisfecho por todo lo que he hecho, porque si llegar cuesta, más cuesta mantenerse.

-Usted que sale fuera a trabajar tanto, ¿nota cómo está la situación dentro del gremio?

-Sí que lo noto, sobre todo con compañeros que ahora mismo lo están pasando mal porque no tienen el trabajo que desearían. En la vida del artista las cosas van por rachas, ahora mismo a lo mejor tienes mucho trabajo pero dentro de unos meses no tienes nada. Tal y como está la cosa, la clave está en no tirar el dinero y tener un colchón, porque ahora también vas a actuar a un sitio y no cobras hasta el año siguiente. Eso también es duro hoy día.

-La falta de dinero está acabando también con muchos festivales, ¿le preocupa?

-Preocuparme no, porque todavía se conservan muchos, pero sí que me da pena que algunos Como La Parpuja se hayan perdido, porque ha sido un festival de los más grandes que ha habido en España. Hace poco se retomó, pero duró poco, esperemos que pronto vuelva a renacer.

-Últimamente, al leer los periódicos o ver los telediarios aparece siempre la palabra corrupción. ¿Hay corrupción en el flamenco?

-(Risas) Claro que la hay, como en todos los gremios. Quizás sea menos escandalosa que la de los políticos pero la hay, como también la vemos en los toros y en el fútbol. Eso siempre ha existido y siempre existirá.

-Teniendo en la familia antecedentes como Jarrito o Pansequito usted tenía que ser cantaor...

-Era una posibilidad porque en mi familia todos cantan, aunque unos han sido conocidos y otros no. De todos modos, creo que he llegado a ser lo que soy gracias a mi padre, que se preocupó de inculcarme todo esto. Él es el único que no canta pero es un gran aficionado y siempre ha escuchado a Mairena, Mojama, Terremoto, Caracol...Si vivo de esto es por él.

-Cuando uno lleva cantando desde los siete años, ¿no se cansa de la monotonía?

-Al contrario. Mira, el mes pasado tuve que suspender dos actuaciones y no veas lo mal que lo pasé. Suspendí esas cosas, luego vinieron las fiestas y no he vuelto a cantar hasta el pasado fin de semana en la peña El Taranto de Almería. Llevaba un mes sin cantar y ya el cuerpo me lo pedía. Yo al contrario, cuanto más canto, mejor estoy.

-Porque, ¿usted practica los días previos a una actuación?

-Está claro, si un día voy a cantar a un sitio tengo que estar toda la semana haciendo voz porque si no tu garganta no está al cien por cien. Es un músculo que debe estar ejercitado, igual que pasa con los futbolistas si no corren.

-Entonces eso de los cantaores antiguos de ir a cantar y ya está, ¿ha pasado a la historia?

-Por supuesto. Tú no puedes subir a un escenario sin prepararte, y para que te salga esa cosas que llaman el duende debes ir con una preparación antes. Hay que estudiar y estar preparado porque hoy día hay muchos cantaores que arrean y uno no se puede quedar atrás. Eso de cantar sin prepararse es cosa de genios.

-¿Y qué tiene Antonio Reyes que trabaja en cualquier punto de España con tanta asiduidad?

-No lo sé. A mí en la mayoría de los sitios me acogen bien, aunque supongo que también habrá otros donde no acaben tan contentos (risas).

-¿Se ha imaginado alguna vez cantar sin acordarse de Camarón o de Caracol?

-(Risas) La verdad es que no, son dos artistas a los que siempre llevo en mente. Entiendo que las imitaciones nunca son buenas, pero sí hay que acordarse de ellos. Si uno canta por fandangos, ¿de quién te vas a acordar? De Caracol, de La Calzá....Igual que cuando cantas por seguiriyas, que te acuerdas de Terremoto. Siempre con el respeto que ellos merecen porque llegar a eso es imposible, esos cantaores ya no existen y tardarán mucho tiempo en nacer. Esa gama de cantaores que había antes, Terremoto, Camarón, Caracol..., eso es difícil que se repita, al menos de esa dimensión. Yo siempre intento acordarme de los cantaores que me gustan porque cuando quieres hacer algo a tu manera, lo haces del que te gusta, si no difícilmente voy a transmitir nada al público.

-Ya que habla de transmitir, como espectador, ¿qué es lo que más valora en el cante?

-Valoro muchas cosas, la afinación, el metal de voz, el ritmo... Hay muchos metales de voz que son cortitos y transmiten mucho, y al contrario, gente que chilla mucho y que no dice nada.

-¿Y en el toque?

-Lo mismo, aunque sobre todo el alma, que cierren contigo, que recojan el cante, y la técnica, que para mí es imprescindible. Hoy la guitarra ha evolucionado mucho, y creo que ha superado a los tocaores antiguos, que muchos de por sí eran muy buenos.

-Siempre ha tenido la idea de grabar un disco en directo, ¿lo veremos pronto?

-Yo espero que sí. Mi idea es hacer pronto un disco, o bien de directo, de una grabación que me haya salido bien, o hacerlo a mi forma y autoproducírmelo yo. Ya está uno cansado de proyectos imaginarios, esta vez lo haré por mi cuenta, a no ser que llegue un productor en condiciones y me ofrezca cosas que vayan conmigo, porque uno no puede estar limitado y hacer cosas que ni las sientes ni te gustan.

-¿Es quizás esa la espina clavada que aún le queda?

-Es una de ellas, hacer un 'discazo', con buena gente y dando lo mejor de mí. También me quedan espinas cuando voy a algún sitio y no canto como me gustaría. Cuando ocurre eso me voy malo a mi casa, y no hace falta que sea en la Bienal o en el Festival de Jerez, sino en cualquier pueblo.

-Dicen algunos que si Antonio Reyes metiese más el riñón al cantar sería un fuera de serie, ¿qué opina?

-Hago lo que puedo, aunque siempre se me ha achacado eso, que no doy lo que puedo dar y que soy un tanto frío. Quizás si metiese más los riñones sería mejor, pero a lo mejor no y me saldría de mi forma de cantar.

-¿Y le molesta?

-La verdad es que no, porque yo interiormente meto los riñones y paso fatigas. A veces no hace falta gesticular para meter los riñones.

-Para muchos usted es un defensor a ultranza de los cantes de Cádiz, ¿lo cree así?

-Sí, cuando canto por soleá siempre hago la soleá de Cádiz, cuando canto por malagueñas hago la del Mellizo... Llevo a mi tierra por bandera. Lo mismo me pasa en Jerez, que es como mi casa, porque he venido muchísimas veces y siempre he sido tratado bien. Para mí Jerez, Cádiz y Chiclana es lo mismo.

-Usted convivió durante mucho tiempo con Manuel Morao, ¿cree que el flamenco necesita personas así?

-Por supuesto, Manuel ha sido el no va más porque de chiquitito, cuando mi padre me llevaba a su casa, se preocupaba mucho por mí y me enseñó muchas cosas. Para mí ha sido un número uno y se echa en falta gente como él.

-El año pasado se cumplieron los 20 años del fallecimiento de Camarón. Como admirador, ¿cree que se le ha homenajeado como debiera?

-Yo creo que sí, que se han hecho muchas actividades. Camarón, desde donde esté, no creo que tenga quejas de ningún tipo, la gente se ha volcado con él.

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