Cultura

El alma fenicia toma cuerpo

  • Expertos restauradores intervienen en los restos del yacimiento Cómico para evitar su desintegración A principios de 2014 debe estar abierto al público

El alma fenicia toma definitivamente cuerpo. Se aferra con fuerza a los valiosos restos descubiertos en el yacimiento del Cómico, a este pequeño trozo del Cádiz fenicio que asomó para quedarse. El alma de Gadir se consolida en el subsuelo del Teatro de Títeres de la Tía Norica, donde sus restos se someten a toda una serie de técnicas de restauración tradicionales que, sencillamente, impedirán la involución a su estado originario. A la tierra, sin más. "Porque las construcciones fenicias pertenecen a la arquitectura de tierra, no hay hormigón. Y si no se hacía este trabajo, tiende a desaparecer", explica a pie del yacimiento uno de los arqueólogos municipales que trabaja en el terreno.

Desde el pequeño despacho improvisado con una simple mesa de oficina ubicada en el acceso al extenso terreno de 500 metros cuadrados, se otea un yacimiento cuyo aspecto parece similar al de hace unos meses, e incluso unos años, cuando se halló . Sin embargo, algo ha cambiado en este valiosa parcela de aires fenicios y romanos, donde hace algo más de 2800 años se erigían un total de ocho viviendas ubicadas en el trazado de dos calles pavimentadas, así como parte de una factoría de salazones del siglo s I-II d.C. Un cambio inapreciable a simple vista, pero imprescindible de cara a su puesta en valor para las futuras visitas y difusión del hallazgo.

"Era necesario actuar antes de su puesta en valor porque hablamos de materiales muy deleznables expuestos a la desintegración", explica Carlos Núñez Guerrero, técnico conservador del yacimiento de la empresa Dédalo Bienes Culturales S.L, subcontratada a su vez por Bauen S.A., a quien la Asociación Ruta Bética Romana ha adjudicado esta labor.

Los trabajos que allí desempeña al frente de su equipo - conformado por otros tres restauradores y un arqueólogo- se basan principalmente en las labores de "análisis, limpieza y consolidación de todo el yacimiento", resume Carlos Núñez.

Hasta el momento se ha ejecutado la consolidación de cerámicas in situ, "que formarán parte de la puesta en valor del yacimiento, al ser objetos que aportan más valor dentro que depositados en el Museo". Entre ellos figuran elementos de cocina y hornos domésticos, "que son elementos que todavía hoy se siguen utilizando en diferentes culturas de África y Asia", detalla como curiosidad.

Precisamente esta labor desempeñaban metódicamente durante la visita dos de las restauradoras de Dédalo, que afrontaban la reintegración de algunos elementos que faltaban en el horno de uso doméstico, perteneciente a una vivienda fenicia.

También se ha realizado la consolidación de fracturas y fisuras en muros y suelos, devolviendo con pigmentos naturales el aspecto original.

"Para ello utilizamos técnicas tradicionales y compatibles, pues solo trabajamos con cal y cargas de áridos, según la textura, además de pigmentos minerales, que son exactamente los mismos que se han controlado en el yacimiento", detalla Carlos Núñez del delicado proceso, "cuyas técnicas empleadas se han contrastado previamente y se encuentran recogidas en bibliografía científica".

Pero en el camino se han topado con algunas trabas. Entre ellas la aparición de un hongo en un pozo ciego del siglo XVIII descubierto en uno de los perfiles del terreno. "Este pozo se contaminó de materia orgánica, una afección que comenzó a proliferar rápidamente". Igual de rápidos actuaron realizando un análisis que determinaría el tratamiento con el que combatir la patología. "Se ha usado biocida, con la que se ha resuelto el problema a gran escala".

Y es que la simple presencia de trabajadores en el terreno, los cambios de humedad y densidad, así como la iluminación constante para desempeñar el proyecto, invita a la creación de materias invasivas de esta naturaleza o formación de grietas, por ejemplo. De ahí la importancia de concluir con éxito esta etapa de consolidación que, lógicamente, tendrá carácter definitivo, independientemente de las labores de mantenimiento puntuales.

También se han encontrado novedades de gran calado desde el punto de vista científico. "Se han localizado presencia de nódulos de cal a gran escala amontonados en las viviendas, que pueden estar vinculados a usos arquitectónicos o incluso alimenticios". Si bien, todavía "está en proceso de estudio".

Esta fase -que también contempla la climatización y accesos al terreno-, alcanza actualmente "el punto intermedio, pues está a punto de concluir la fase de consolidación", cuya fecha final fija en un mes, a principios de 2013. Acto seguido, comenzará la segunda fase, que debe estar finiquitada a principios de 2014, según consta en los plazos que establece Europa, que asume económicamente esta actuación.

La primera fase de la puesta en valor ha salido adelante por el empeño de la delegación municipal de Cultura y Fomento y Turismo del Ayuntamiento de Cádiz, a través de la subvención obtenida de la Asociación Ruta Bética Romana, de la que forma parte el consistorio gaditano. Así, de los 242 mil euros que aportan, un 30 por ciento del total procede del Ayuntamiento.

En este sentido, el concejal de Cultura, Antonio Castillo, apostilla que nunca cesaron en el intento de excavar en profundidad esta parcela de 500 metros cuadrados, como última oportunidad de documentar el maravilloso descubrimiento "del que ya nos alertaban los clásicos grecolatinos como Estrabón". La confirmación de la ocupación estable de tipo urbano más antigua de la ciudad, por la que durante estos años han desfilado numerosos expertos de todo el mundo, y cuya repercusión se ha reflejado en importantes revistas científicas como Studi Fenici, o la del Instituto Arqueológico Alemán, además de en la edición de Historia de National Geographic, que acaba de publicar un reportaje sobre el Cádiz fenicio. Gadir, cuya alma toma cuerpo definitivamente en Cádiz.

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