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Un tesoro y mucho más

  • El Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz está preparado para analizar las monedas de 'Las Mercedes' · Se teme que se haya perdido la continuidad histórica del yacimiento por la actuación sin control de los cazatesoros del Odyssey

El Fougueux, barco de la armada hispano-francesa, de 55,87 metros de eslora y con 74 cañones, resultó muy dañado en la batalla de Trafalgar y acabó hundido frente a las costas de San Fernando. Doscientos años más tarde, los arqueólogos del CAS (Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz) analizaron los restos y elaboraron un estudio que conectaba el análisis de los restos con la propia historia del buque, de la sociedad de la época y de su última batalla.

Sobre una de las mesas de la sala de reuniones del CAS se encuentra un colorista dibujo que representa el corte transversal del navío galo y, bajo él, la localización submarina de todos los restos encontrados durante la investigación, con la posición exacta de los cañones localizados, las balas, restos de madera, ancla... Una fotografía dibujada de todo lo que quedaba tras 200 años bajo agua, tal y como estaba en el momento del descubrimiento. Sin tocar nada, sin trastocar la escena del acontecimiento para evitar la contaminación de un hecho histórico.

Así trabaja el Centro de Arqueología Subacuática. De forma minuciosa, metro por metro, pieza por pieza, respetando y recuperando la historia. "Nosotros buscamos, además de la recuperación de las piezas, la información histórica que un yacimiento pueda mostrarnos", afirma Carmen García Rivera, directora del CAS.

Es por ello que la posibilidad de trabajar con una parte de lo encontrado en el buque Nuestra Señora de las Mercedes, localizado por los cazatesoros del Odyssey y que debe ser devuelto al Estado español (unas 500.000 monedas de oro y plata) no deja de ser un trabajo más pero con un handicap que para el equipo del CAS es muy importante: el desconocimiento, por el momento, de cómo se realizaron las extracciones de las monedas por parte de los americanos y la posible ruptura del propio ritmo arqueológico. Ya, por lo pronto, la retirada de las miles de monedas sin un estudio in situ de las mismas y de su entorno dificulta la redacción de un informe exhaustivo. Es como si en el yacimiento del Cómico se hubiera utilizado una excavadora para retirar todo lo encontrado para estudiarlo posteriormente fuera de su contexto histórico.

En todo caso, el CAS está preparado para estudiar todas las piezas que le puedan llegar procedentes del Nuestra Señora de las Mercedes. "En su mayoría es un conjunto de monedas de plata que, junto al oro, no es un material tan complicado de tratar como la madera o el hierro". Con unas instalaciones adecuadas, en el antiguo balneario de La Palma, se reforzaría el personal ante un posible incremento de la carga de trabajo.

Más allá del trabajo que provocaría la llegada de las medallas del barco español, García destaca la sentencia contra los intereses del Odyssey y en favor del Reino de España "porque recuperamos una parte del patrimonio histórico que forma parte del Estado aunque el barco se hubiese localizado en aguas portuguesas. Y es también una advertencia a los cazatesoros".

Cazatesoros que, aunque menos que en otras épocas, siguen actuando en las costas españolas. "Lo cierto es que en los últimos años se ha producido una disminución en los casos de expolio en las costas andaluzas, sobre todo tras la aprobación de la ley que ordena que cualquier hallazgo marino debe mantenerse en el lugar donde se haya localizado y notificado a la administración. Hay otro grupo más peligroso que son los piratas, que realizan esta actividad desde la ilegalidad, mientras que los cazatesoros lo hacen desde la legalidad".

La legislación que ayuda a preservar la riqueza arqueológica submarina ha ayudado de forma considerable al desarrollo de esta materia. "En estos últimos años se han dado pasos muy importantes. Se ha pasado de casi no existir a tener un carácter de disciplina científica de gran relevancia y esencial a la hora de preservar parte de nuestro patrimonio histórico".

El Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz ha tenido un papel más que relevante en este desarrollo efectivo. Creado hace ahora quince años, ha sido pionera a la hora de defender todos los espacios arqueológicos, obligando a consultar a los organismos públicos siempre que se actúe sobre una zona donde existan o se presuponga que puedan existir restos históricos.

El CAS centró sus esfuerzos iniciales en la puesta al día de su inventario y en la elaboración de la Carta Arqueológica Subacuática de Andalucía, lo que ha facilitado el desarrollo de campañas de prospección a lo largo de toda la costa, lo que ha permitido la localización, posicionamiento, caracterización y definición de potencialidad de riesgos de más de un centenar de áreas arqueológicas "muchas de las cuales albergaban yacimientos de diferentes momentos culturales".

Si la labor ha sido continuada, y deja en mal lugar el mensaje trasladado por algunos de que el edificio del CAS en el Balneario de La Palma está infrautilizado, fue especialmente intensa con el proyecto que se centró en la identificación de los barcos que participaron en el combate naval de Trafalgar (1805). Este proyecto, uno de los más ambiciosos ejecutados en estos quince años de funcionamiento del Centro, se inició en 1999 repartiendo el trabajo en varias fases.

Por una parte, se trabajó en la identificación y análisis de las fuentes documentales y arqueológicas "que pudieran ofrecer información sobre las zonas de naufragios". Es esta una fase que la propia directora del CAS considera de gran importancia, hasta el punto que el organigrama interno diseñado por Carmen García divide el Centro en un Área de Documentación y otra de Intervención, coordinadas entre sí.

Tras el estudio documental, el proyecto de Trafalgar afrontó una fase de prospecciones geofísicas y visuales en las zonas antes delimitadas antes de iniciar los sondeos en yacimientos concretos, fundamentalmente centrados en los navíos Bucentaure, el buque insignia de la flota hispano-francesa y que acabó hundiéndose cerca de las costas de la capital, y el Fougueux. De todo ello se dio cumplida cuenta en la exposición Los Naufragios de Trafalgar, celebrada en la propia sede del CAS gaditano en 2005.

En todo caso, la directora del centro arqueológico asume que aún queda mucho trabajo por hacer, muchos yacimientos en los que investigar a lo que se une la cada vez más estrecha colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente con la Guardia Civil, y la conexión que se mantienen con otros organismos de la administración, especialmente a la hora de establecer protocolos de acción que permitan disminuir el impacto ocasionado por las obras de infraestructuras en el litoral.

Como ejemplo de esta colaboración, en el laboratorio del CAS se trabaja ahora en las labores de limpieza del lingote de plata localizado en los primeros trabajos que se están ejecutando para el nuevo muelle de contenedores, en el puerto gaditano. Estudiando las marcas existentes en la misma pieza se puede conocer información sobre la época de producción del lingote y su lugar de procedencia. En definitiva, un auténtico trabajo de detectives, pero bajo el mar.

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