Cultura

Asunción Balaguer, la mujer sin sombra, la mujer con luz

  • Cádiz acoge estos días el rodaje del documental sobre la vida de la actriz y viuda de Paco Rabal, dirigido por Javier Espada · El paseo Fernando Quiñones y el Gran Teatro Falla, entre las localizaciones

Supongo que conocen la expresión. "Tiene luz". Hay personas que sólo se pueden caracterizar, describir, tirando de esta sentencia. "Tiene luz". No es algo superficial. No es cuestión de ademanes, ni del tono de la voz, ni siquiera es cuestión de belleza. La luz permanece, tiene algo de eternidad. Sale de dentro y explota con fuerza hacia fuera. Sale por los ojos y por las manos de quien la posee para cegar, iluminar y dar calor a quien la recibe. Dice Javier Espada, lo dice en el título del documental que el realizador está dirigiendo: Asunción Balaguer. Una mujer sin sombra. Pero tras verla disfrutar, y hacernos disfrutar, ante una apetecible sopa de tomate, haciéndonos devorar sus suculentas y variadas anécdotas, facilitándonos la digestión de tanto dolor y tanta alegría de una vida larga y serpenteante durante un mediodía caluroso como un abrazo, descubrimos que Asunción Balaguer no es sólo la mujer sin sombra, es la mujer con luz.

Luz y aire. "Ese aire tranquilo y amable de Cádiz", es, a juicio de Javier Espada, lo que ha venido a buscar a la ciudad del Sur del Sur el equipo del documental sobre la vida de la actriz y viuda de Paco Rabal que ya ha recorrido y recorrerán distintas localizaciones de Madrid, Bilbao, Valencia, Zaragoza, Alpedrete , Toledo y México.

"El camino en tren hacia Cádiz me ha hecho pensar en Alberti. Pobrecito Alberti, lo queríamos mucho, Paco lo quería mucho. Me he acordado de ese recorrido. Cuando veníamos de Sevilla a verlo... Ya estaba él malito... Alberti... Siempre estaba trabajando en algo...", a Asunción se le llenan los ojos de recuerdos, la boca de historias. Del poeta portuense, precisamente, tomará unos versos prestados que recitará para la escena que ayer se rodó en el paseo Fernando Quiñones.

"Me gustaría que fuera algo de Marinero en tierra", anhela la actriz, mientras que el director y su mujer, Concha, revisan el libro del escritor, además de una antología poética, y comentan algunos poemas con Asunción. "Si mi voz muriera en tierra/llevadla al nivel del mar /y dejadla en la ribera...", declama con solemnidad y soltura el cineasta y también director del Centro Buñuel de Calanda. La actriz persigue, maravillada, las palabras y termina los versos: "...y sobre el viento la vela"... "Me sé de memoria muchos de sus poemas. Paco también los recitaba muy bien", rememora la protagonista de Una mujer sin sombra que conoció al autor gaditano en el exilio en Roma. "Íbamos y veníamos de esa casa del Trastevere, qué hermosa casa... Como me acuerdo del portal volveré por allí estos días que voy a Roma, qué bonita casa", recuerda la intérprete que relata, como si la estuviera viendo, la figura "amable y educadísima" de María Teresa León. "Era una mujer tan dulce, tan buena. De esas mujeres a las que te gustaría parecerte", alaba.

La conversación fluye con la misma naturalidad con la que desfilan los platos durante el almuerzo. Espada, Concha, Asunción, Pedro Sara, director de fotografía, y Antonio Labajo, ayudante de dirección, ríen y comparten una peculiar intimidad muy placentera. Sentarse a la mesa junto al equipo de la película -donde también participan Alberto Andrés Lacasta, Leonor Villaluenga y Vicky Calavia- te hace sentir en el corazón de un almuerzo familiar. "Sí, somos como una familia pero muy bien avenida", ríe el director. "Es verdad, yo se lo cuento todo a Javier, le tengo mucha confianza, nos conocemos desde hace muchos años", responde la artista, a lo que contesta su director: "Si eso no fuera así esta película no sería posible".

"Mira ya llega Jorge, ¿cómo ha ido el viaje?". Jorge Fuembuena acaba de incorporarse a la reunión. En la web de Una mujer sin sombra hay una muestra de su trabajo, delicado y sensible. Así, además de encargarse de la fotografía fija del documental, el artista prepara un proyecto más personal. "Se trata de colocarme dentro de Asunción y ver la vida a través de sus ojos. Ya la ves, cuánta vitalidad, cuánta alegría desprende... Yo lo que pretendo con estas fotografías es descontextualizarlas de la escena del rodaje y dotarlas de otro significado", explica el joven aragonés para el que está siendo "fácil" conseguir este grado de interacción con Asunción "porque es muy humana, nos está deleitando y haciéndonos partícipes de su vida, sus confesiones, sus momentos buenos y los malos, nos enseña su manera de vivir, su cotidianidad", resuelve.

Espada coincide plenamente con las palabras de Fuembuena. "Trabajar con Asunción es tan fácil", incide el director que está absolutamente rendido ante "una mujer de 85 años que es memoria viva del teatro en España tanto por su profesión como actriz -de la que se apartó hasta la muerte de Paco Rabal en 2001- como por ser una persona que ha conocido y que ha vivido con las personas más importantes de su tiempo".

Memoria viva. Andante y parlante. De hecho, en la actualidad, Balaguer está presente en la escena española con dos obras, El pisito y el monólogo sobre su vida El tiempo es sueño, que ha escrito para ella Rafael Álvarez El Brujo, y con la mente y el empeño puesto en un próximo montaje, ¿Qué fue de Baby Jane?. "La vida de Asunción es apasionante, además es una mujer muy querida", asegura Espada que tiene buena prueba de ello con esta cinta: "Todo era nombrar a Asunción y te daban el sí por respuesta", cuenta sobre la experiencia de llamar a las personalidades invitadas en este documental.

Pilar Bardem, Carlos Saura, Sancho Gracia, Ángela Molina, Maite Blasco, Pedro Olea, Aránzazu Riosalido, Abel Martín, Liberto Rabal, Benito Rabal, Teresa Rabal, Pepe Viyuela... Una lista amplia de amigos y familiares que se reencuentran con Asunción durante la película, que, eso sí, "está configurada con algo más que con bustos parlantes", ríe el realizador que apuesta también por el aire, la emoción y la poesía contenida en los entornos y localizaciones de la cinta. Desde el café Gijón, donde se encuentra con Sancho Gracia, al Gran Teatro Falla, donde se rodará la escena final del metraje, pasando por el teatro principal de Zaragoza. Además, Una mujer sin sombra estará salpicada de algunas imágenes de archivo de películas protagonizadas por la actriz como Los desafíos, Mala uva, Extraños, Las huellas borradas, María Rosa, Silencio roto, Perseguidos, El hermano bastardo de Dios, El sueño del mono loco o Pájaros de papel. Y, por supuesto, por los recuerdos de viva voz. Por la palabra directa, clara, brillante, de Asunción Balaguer.

Pequeños retales del pasado que también nos regala durante la sobremesa. Con fantasmas magníficos dando vueltas alrededor de la mesa, atraídos, conjurados por la divina hechicera. Y con Paco siempre en los labios. "Ahora que estaba por aquí (almorzamos en el restaurante San Antonio) me acordé de lo bien que imitaba Paco a Pemán. Le salía igual, utilizaba las mismas palabras que él decía, los gestos...", ríe "la adolescente que atesora más primaveras", tal y como el actor Pepe Viyuela la piropea durante una hermosa escena del documental.

La amistad de Paco Rabal con Luis Buñuel también queda patente durante la agradable charla. "Me gustaban mucho las cartas que Buñuel escribía a Paco. Siempre terminaba mandándonos un beso a mí y a la familia y con un consejito para Paco, para que se cuidara. Ahora, eso sí, siempre las terminaba diciendo que bebiera vino y fumara porque, decía, "quien no bebe y no fuma es un cabrón". Y rieron todos con ganas. "Es que Buñuel era un fumador empedernido. De hecho, Paco escribió un poema sobre el último cigarro de Buñuel, uno que le pidió a Juana en sus últimos momentos", recuerda. "Pues, ¿sabéis? -se acuerda el director-, en Cannes pude hablar con Woody Allen y la persona que me lo presentó le dijo que yo era el director del centro de Calanda y él, entonces, me dijo: "Buñuel es un maestro, yo sólo hago películas".

"¿Habéis visto Midnight París?", continúa la conversación Balaguer. "Para mí fue muy especial porque nosotros bebimos aún de ese ambiente cuando vivíamos en París". "¿Ah, sí? ¿Vivisteis allí?", pregunta Pedro Sara. "Sí, claro, pero Paco, se hartó de los gestos feos y de mucha gente maleducada que había allí... Recuerdo una vez en un restaurante, miramos la carta y pedimos y el camarero dijo que eso era muy caro. Paco se puso a gritar: ¡yo soy rico, inmensamente rico!... Lo pasé fatal. Pero ya el colmo fue un día que se compró una navaja de Albacete... Entonces yo dije, mira Paco, ya nos vamos nosotros de aquí", cuenta con mucha gracia.

El mismo duende con el que cuenta lo poco que le gustaba que su marido se fuera de fiesta a Valencia con Sancho Gracia, a quien le tiene un grandísimo cariño. "Sancho decía: Asunción que vamos a ir a ver las muchachas pero sólo a verlas no a tocarlas", cuenta la artista nacida en Manresa imitando la voz y la pronunciación del actor (comiéndose las erres y alargando las vocales que las anteceden en el verlas y en el tocarlas). "Paco le decía -continúa- llama a Asunción y dile que nos vamos a un velatorio. Y luego me llamaba Paco desde la sala de fiestas pero antes pedía a la orquesta que dejara de tocar", vuelve a reír.

Anécdotas delirantes pero también momentos de emoción recorrerán Una mujer sin sombra. Así, al menos, lo explican los artífices del proyecto que, por ejemplo, citan el encuentro de Asunción con Ángela Molina como uno de los momentos más especiales de la película. "Hay muchísima emoción, hablan de la muerte de Paco Rabal y hay mucha complicidad entre ellas, también hay momentos de humor, y todo eso crea un ambiente precioso", describe Sara que, junto con Espada, han decidido dar a la cinta "un tratamiento más de película de ficción que de documental al uso". "Queremos que la gente se ría, se emocione, sienta..."

"Estamos haciendo la película que queríamos hacer, es difícil, sin subvenciones de ningún tipo ni ayudas pero, por eso mismo, podemos hacerla como queramos. Y en ese queramos englobo a todos, a Asunción, por supuesto". La actriz mira a Javier, lo arropa. Su luz compite con la del mediodía.

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