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Grecia afronta la crisis popular de mayores dimensiones en 35 años

  • El centro de Atenas vuelve a ser escenario por tercer día consecutivo de graves disturbios entre los jóvenes y la Policía

Grecia vive estos días los peores momentos de sublevación social desde el levantamiento estudiantil contra la Junta Militar griega en 1973, después de que un joven muriera el sábado pasado a manos de un policía.

Desde ese día y durante tres jornadas consecutivas, miles de manifestantes han protestado contra la violencia de las fuerzas del orden que derivó en la muerte de Alexander Grigoropulos, de 16 años, durante una patrulla policial en un barrio ateniense.

En la jornada de ayer el centro de Atenas volvió a ser escenario de graves disturbios donde cientos de encapuchados se enfrentaron a la Policía, destruyeron lo que encontraban a su paso y saquearon tiendas.

La destrucción ocurrió al margen de las dos manifestaciones convocadas por el partido comunista KKE y la Coalición de Izquierdas SYN que discurrieron por las calles de la capital en protesta por la muerte del menor.

Los analistas locales atribuyen la extrema reacción de ciertos sectores de la población a la incertidumbre surgida de la crisis, los escándalos económicos que salpican a ministros que han tenido que dimitir recientemente y la falta de esperanza de la llamada "generación de los 700 (euros de sueldo al mes)".

Según el académico de la Fundación helena de Estudios de Política Europea y Extranjera (Eliamep), Teodoros Columbis, "la explosión de los sentimientos de aberración ocasionados por la muerte del menor se ha sumado a los problemas que abaten también a otras ciudades europeas, como la crisis económica y la política que vivimos".

En declaraciones, el experto atribuyó ayer el descontento social a la falta por parte del partido gubernamental conservador Nueva Democracia y del socialista Pasok (que estuvo casi 20 años en el Gobierno del país) de "reformas que realmente resuelvan los problemas de la enseñanza, la administración pública, la justicia y la sanidad".

A fin de aliviar el descontento, el primer ministro griego, Costas Caramanlis, anunció la adopción inmediata de medidas para indemnizar a los comerciantes que han sufrido pérdidas a consecuencias de los daños causados durante los incidentes, como hizo con los damnificados por los devastadores incendios de 2007, lo que le permitió ser reelegido en otoño de ese mismo año.

Además, el Ejecutivo conservador condenó la muerte del menor y prometió que los policías responsables no se quedarán sin castigo y, de hecho, dos agentes ya han sido detenidos, uno acusado de "asesinato intencionado" y el otro de colaboración en el delito.

Hasta ahora, los incidentes, registrados en todo el país, han causado al menos 40 heridos, decenas de detenidos y daños materiales que ya superan los 100 millones de euros.

En el mayor antecedente a estas protestas, las violentas manifestaciones de 1973, una decena de estudiantes fueron abatidos por tanques del Ejército, lo que significó el principio del fin de la dictadura militar.

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