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Dieta saludable y fritura, ¿es posible la combinación?

  • Añadir fibra a los fritos es la mejor alternativa para reducir la cantidad de aceite a la hora de su elaboración con un resultado mucho más saludable.

HOY en día todos estamos preocupados por tener una dieta saludable pero también apetecible y rica. Una de las técnicas más utilizadas en nuestra cocina es la fritura pero la pregunta es: ¿podemos hacerla saludable? Y otra: ¿Cómo lograr que los alimentos no absorban aceite? Entre  los  métodos  de  cocción de los  alimentos  se  encuentra  la  fritura,  la  cual  puede  ser  rápida  como  los  salteados  y  por  inmersión,  o  lo  que  muchos  conocedores de las artes  culinarias  le  dan  el  nombre  de  gran  fritura. En palabras  sencillas, consiste  en  transferir  calor  constante (170°C  a  190°C)   a  un  alimento usando una  sustancia  grasa,  la  cual  circula  alrededor  del  alimento  logrando  cambios  en el color, olor, sabor  y  textura  que  hacen  atractiva  a  la  preparación que  se  obtiene  gracias   a  este método. El  estilo de  vida actual nos ha llevado  a  consumir  comidas  rápidas  en un  porcentaje bastante  importante. Una de las cualidades de este  tipo de preparaciones es  que  requieren de pocos  minutos para su elaboración  y  por  tanto  se  ofrecen como una  alternativa  para quien  el  tiempo apremia  a  la  hora  del  almuerzo  o  cena. Entre las comidas rápidas que usan  aceite  para  su  cocción  tenemos  patatas  fritas, nuguets,  pollo empanado,  arroz  frito,  preparaciones al estilo teppanyaki,  tempurizados, vegetales  salteados (en sartén  o  wok), tapas  como  calamares o  camarones rebozados y croquetas,  entre otros.  No  obstante , no  debemos  olvidarnos  de  aquellas  preparaciones  que  realizamos  en  nuestros  hogares,  que  aunque  se  consideran  comida  casera  no  dejan  de  ser  fritas  como  pescados, huevo  frito,  etcétera.

En  la  mayoría  de  las  veces las  características del sabor de un alimento frito son el resultado de la reacción del aceite con los componentes de la proteína y los carbohidratos del producto alimenticio;  sin  embargo,  si  un  alimento  nos  proporciona  una  alta  sensación  grasa  en  nuestra  boca,  se  convierte  en  una  experiencia  desagradable  lo cual  le  resta  atributos culinarios  a  la  preparación,  por  tanto  debemos  entender  el  proceso  de  fritura  para  evitar  la  absorción  de  grasa en  los  alimentos.  Algunos  estudios  sobre  la  materia  indican  que  la absorción de aceite en los alimentos fritos se encuentran entre un rango del 20 al 38 %, donde  factores como la porosidad, contenido de humedad y superficie  expuesta del alimento  son  determinantes. Si  se  evalúa  un  alimento  frito;  del  total  de  aceite  absorbido  sólo  el  20%  es  absorbido  durante  la  fritura  y  el  64%  cuando  el  alimento  se  enfría  ya  que  en  este  período  los  poros  del  alimento  se  encuentran  más  abiertos  y  el  aceite  de  la  superficie  penetra  con  más  facilidad.

La  fritura  ideal  debe  lucir  dorada, de  textura  crocante, de  superficie  libre  de  grasa  cuyo  interior  sea húmedo  y  cocido. Una de las innovaciones podría ser añadir fibra a esa fritura, para reducir el aceite que se absorbe y para aumentar el contenido en fibra. Actualmente y después de treinta años de investigación, la fibra dietética forma parte de lo que se considera una dieta saludable. El utilizar fibras en los rebozados puede ser una buena solución para hacer la fritura más saludable y para educar nutricionalmente y gastronómicamente a nuestros pequeños. La Asociación Americana de Diabetes (ADA) recomienda un consumo de fibra en adultos  entre 20 a 35 g/día de mezcla de fibra soluble e insoluble, esta cantidad es fundamental para mantener una adecuada función intestinal. Una alimentación alta en fibra aumenta la saciedad y reduce el apetito; además, nos protege frente a muchas enfermedades como el estreñimiento, cáncer de colon, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Hay dos tipos de fibras comestibles: La fibra soluble, que forma un gel suave que permite el paso del alimento por las vías intestinales y retrasa la absorción de nutrimentos como la glucosa y el colesterol; se encuentra principalmente en frutas y verduras, en especial en las manzanas, las naranjas y las zanahorias, así como en el salvado de avena, la cebada y las leguminosas, y la fibra insoluble, que absorbe agua y hace que las heces sean blandas y voluminosas; su principal fuente está en cereales integrales, tortillas de nixtamal, frijol, verduras y frutas, entre otros alimentos.

Los beneficios de la fibra son muchos y numerosos. En el control de peso se necesita más tiempo para masticar un alimento fibroso, lo que retarda el proceso de alimentación e incrementa la sensación de saciedad y plenitud, además de evitar la ingestión excesiva de alimentos. En los trastornos intestinales, la combinación de una dieta rica en fibra, el consumo de líquidos y el aumento en el ejercicio son recomendables para combatir el estreñimiento, las hemorroides, el intestino irritable, entre otros problemas. En la diabetes, la fibra soluble retarda la entrada de glucosa en la corriente sanguínea, lo que facilita el control de la diabetes. El efecto de la fibra soluble sobre la reducción de los lípidos es probablemente el más conocido. El consumo regular de 20-35 g/día de Fibra total, reduciría el riesgo de enfermedad cardiovascular entre un 12 y un 20%. Además, es la manera más segura de controlar el peso pues acelera el tránsito de la grasa por el intestino. Entre las variedades de Lácteos Covap, encontramos Covap Fibra. Dos vasos diarios aportan el 40% de fibra que tu cuerpo necesita.

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