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España

La doble tranquilidad de Zapatero

Dicen que la felicidad no consiste en tener sino más bien en no necesitar. Uuuhm... El caso es que Zapatero se ha aplicado el cuento para aliviar sus penas tras las elecciones europeas, donde no obtuvo demasiado apoyo aunque, al parecer, tampoco lo precisaba. Un tropezón baladí a decir de nuestro imperturbable presidente del Gobierno, que subraya que la eurogoleada que han encajado los socialistas roza el palo de la indiferencia más absoluta porque lo importante -el poder- no se ha resentido pese a la patada en la espinilla de esos 600.000 votos de diferencia entre PP y PSOE. Un razonamiento del que, dicho sea de paso, más de uno habrá tomado nota preguntándose de qué demonios sirve molestarse en ir a votar por el lejano Parlamento de Estrasburgo si pase lo que pase, como dice el ínclito líder, no (le) pasa nada. Parece que el único necesitado el 7-J era Rajoy.

Así que no hay fiasco socialista que valga y aquí paz y después gloria, que los resultados, según Zapatero, han sido "muy dignos". ¿Y cuáles no?, cabe añadir: ahí están los del sufrido Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal -por ejemplo-, que recogió 44.364 votos el domingo.

También digno (de mención más que nada) es el resultado de Iniciativa Internacionalista, el monaguillo de Batasuna, que pese a sus 175.000 sufragios se queda fuera de la Eurocámara. El decidido apoyo de la izquierda abertzale no bastó y se quedó a medio camino de los 300.000 votos que recogió Euskal Herritarrok en 2004. Y esto si que tiene trascendencia. Que ETA deje de hacer ruido en el Parlamento Europeo alimenta esa hoguera político-policial-judicial en la que arde la banda desde que rompió la baraja con Zapatero.

Pintan bastos para ETA y sus últimos zarpazos se siguen adentrando en el bosque de la memoria.

¿Recuerda la última vez que mató? Fue el 7 de marzo de 2008, cuando asesinó en Mondragón al ex concejal del PSE Isaías Carrasco.

Y jefes y peones de la banda siguen cayendo como chinches: su último número uno, Jurdan Martitegi, fue detenido hace tres meses.

Zapatero, más allá de sus boutades poselectorales, sí tiene en éstas unas poderosas razones para la tranquilidad y hasta la felicidad.

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