Debate del estado de la nación

Rajoy asegura que España "va mejor" y Rubalcaba que "lo peor está por llegar"

  • El presidente saca pecho y presenta una batería de reformas fiscales. El PSOE critica su triunfalismo.

El uno asegura que España "va mejor" y el otro que "lo peor está por llegar"; el uno se muestra triunfalista y el otro le reprocha "¿de qué presume con tanto sufrimiento debajo"; el uno le afea su discurso "apocalíptico" y el otro le acusa de recortar salarios y derechos a mayor gloria de la desigualdad... Dos visiones antagónicas, dos monólogos y un debate, un océano entre las dos orillas... Lo cierto es que el crédito de uno y otro, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, sigue cayendo en las encuestas y que los votos se les escapan entre los dedos, pero son los dos gallos de un corral, el Congreso de los Diputados, que celebra un nuevo Debate sobre el estado de la Nación, la gran cita parlamentaria del año, en la que los dos tenores de PP y PSOE siempre han llevado la voz cantante en sus 24 ediciones bien desde el Gobierno bien en la oposición y así seguiremos hasta que la muerte del bipartidismo les deje con un nudo en la garganta y estos cónclaves se conviertan en un espacio para la reflexión en detrimento de la sañuda guerra de titulares.

Más allá del desafío secesionista y del último sainete de ETA, los cinco millones y medio de parados son el caballo de batalla. "No me daré por satisfecho ni descansaré hasta que el peor rostro de la crisis, que es el paro, comience a disminuir con fuerza. La creación de empleo es el eje vertebrador de todas nuestras iniciativas (...) Por primera vez en toda la crisis podemos decir que hay menos parados que hace un año, en concreto se redujo en 166.343 personas". Palabra del embridador del corcel, el presidente del Gobierno, que aseguró que todas las iniciativas y reformas que ha venido emprendiendo durante los dos últimos años han tenido como santo y seña la protección de los más desfavorecidos mientras la bancada socialista, entre otras, ponía cara de incredulidad.

Rajoy abrió el fuego con un alud de datos y cifras para argumentar la recuperación de la economía, a la que dedicó tres cuartas partes de su intervención inicial, en la que esbozó las líneas maestras de una reforma fiscal que caerá como agua de mayo sobre las clases medias y bajas de la mano de una recuperación económica -con un crecimiento del PIB del 1% en 2014 y del 1,5% al año siguiente- que permitirá mejorar la competitividad, favorecer la creación de empleo y restaurar las medidas sociales de apoyo a las familias y a las personas con menos recursos.

Amante de las metáforas, el presidente del Gobierno proclamó que los españoles hemos atravesado con éxito el Cabo de Hornos después de dos años de penosa travesía y tiró prosaicamente de hemeroteca para contrastar los titulares que nos dedicaban en el exterior -que si estábamos abocados al rescate, que si la prima de riesgo se desata, que si estábamos con un pie en el abismo- con los actuales, entre los que Rajoy destacó ufano el de "rayo español de esperanza". Hasta 44 folios (Rubalcaba sólo dos) despachó incansable letra por letra desde la tribuna del Congreso, arropado por casi todo su Gobierno -el intercambio de papeles con la vicepresidenta fue una constante durante el debate-, tres presidentes autonómicos -Luisa Fernanda Rudi (Aragón), Pedro Sanz (La Rioja) y Alberto Fabra (Valencia)- y bendecido con la presencia de su esposa, Elvira Fernández, en la tribuna de invitados. Luego se fue a comer a a La Moncloa, antes de afrontar la digestión de las réplicas de los portavoces de los partidos de la oposición.

"¿Pero en qué país vive usted?". De esta guisa dialéctica le recibió Rubalcaba en la sesión vespertina, que le acusó de servirse de la crisis como "coartada" para aplicar su verdadero programa. Convencido de que "la derecha siempre ha pensado que los españoles tenían demasiados derechos y demasiadas libertades", lamentó la "apoteosis de la desigualdad" que está consumando el Ejecutivo popular más allá de los imperativos del lustro de invierno económico. "¿Qué tiene que ver la crisis con que la nota de Religión cuente para entrar en Medicina? ¿Y con los convenios colectivos? ¿Y con la sanidad universal o con regalar solares a la enseñanza religiosa?", se interrogó.

Parados, pensionistas, trabajadores con sueldos tiritando, estudiantes sin beca, dependientes sin ayudas... La calle fue el argumento del que se valieron Rubalcaba y el resto de portavoces de la oposición, que afearon a Rajoy su excesivo triunfalismo con cinco millones y medio de españoles a verlas venir, con amenaza incluida de CiU de que si no se aviene a dialogar se puede encontrar con una "España amputada".

Rubalcaba también le dio a Rajoy con la hemeroteca en la cabeza (y quién sabe si también en la diana) citando un artículo que le publicó El Faro de Vigo en 1983 "Que los hijos de buena estirpe superaban a los demás ha sido confirmado más adelante por la ciencia, ya nadie pone en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual".

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