el Debate identitario La independencia de Cataluña no conlleva necesariamente un mayor autogobierno

Pros y contras de un Estado federal

  • Catedráticos en Derecho Constitucional consideran que el modelo autonómico español tiene un gran parecido al federalismo, aunque diferencian entre sistemas 'clásicos' y 'asimétricos'

La implantación de un Estado federal en España, debate que se reabrió ante el avance del independentismo en Cataluña, implicaría pocos cambios respecto al sistema autonómico y no conllevaría necesariamente un mayor autogobierno.

Varios catedráticos en Derecho Constitucional consultados por Efe consideran que el modelo autonómico español tiene un gran parecido al sistema federal, rechazan que suponga un paso independentista y distinguen entre modelos clásicos y asimétricos.

El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Alcalá de Henares Pablo Santolaya explicó que en los estados federales clásicos se parte de la idea de que todos los miembros tengan las mismas competencias, mientras que en España se debate sobre un modelo asimétrico -semejante al canadiense- en el que algunos de sus componentes tengan mayores cuotas en cuanto al autogobierno.

Santolaya también destierra la idea de que el federalismo conlleve independentismo. Esto es "históricamente falso", opinó el jurista, quien recuerda que Alemania y Estados Unidos se configuraron como federales para una mayor y "perfecta" unión entre estados.

Preguntado sobre qué supondría para los españoles un supuesto cambio a un modelo federal -debate que estos días reabrió el PSOE- opinó que seguirían prácticamente igual. "Simplemente seríamos ciudadanos de un Estado federal, en la misma medida que algunos ciudadanos de los países más avanzados lo son. Y no pasa absolutamente nada", dijo.

Sobre esta cuestión, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona Xavier Arbós dijo a Efe que "todo dependería de cómo fuese el reparto de las competencias" y el modelo final que se acordase entre todos.

Como ejemplo, Arbós contrapuso los modelos de Estados Unidos, donde el derecho penal puede ser distinto en cada estado -lo que permite que algunos apliquen la pena de muerte y otros no-, con el canadiense, donde el código penal es único en todo el territorio.

El constitucionalista definió a un Estado federal como aquel en el que la Constitución "distribuye competencias entre la federación, por una parte, y los estados miembros por otra".

"En esto, el Estado de las autonomías puede considerarse muy parecido, aunque para conocer la distribución de competencias hay que tener en cuenta la Constitución y los Estatutos de Autonomía", añadió Arbós, quien también traza la similitud de que en los dos sistemas los conflictos de competencias los decide un tribunal en concreto.

"Es muy importante recordar que el federalismo persigue la distribución de competencias, no si éstas deben ser muchas o pocas. Es decir, si lo que se busca es aumentar el autogobierno de una o más comunidades, el Estado federal no comporta necesariamente que ese nivel sea mayor", apostilló Arbós.

Otra de las características de un Estado federal es que sus miembros participan de la legislación general de la federación, típicamente en una segunda cámara como el Senado de los EEUU o el Bundesrat alemán.

En este punto, Arbós diferencia que en el Estado autonómico el Senado no es una cámara de representación de las comunidades porque sólo una parte minoritaria del mismo se forma por este tipo de elección y el resto se elige en las mismas circunscripciones que el Congreso.

En lo que sí coincidieron todos los expertos es en que si se quiere establecer un modelo federal en España se debería hacer mediante una reforma constitucional que requeriría del máximo consenso entre los partidos y los propios ciudadanos.

Por su parte, Roberto Blanco, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela, señala que en España ya existe un sistema federal que es diferente a los clásicos de Alemania o EEUU y está en línea con Bélgica.

A su juicio, Bélgica y España son países que se rigen por un federalismo "para descentralizar" y que no está recogido en la Constitución de 1978, porque cuando se aprobó no se sabía en qué modelo se derivaría.

"Se ha ido construyendo poco a poco", sostiene este experto, quien también aprecia que una diferencia con otros modelos federales, como el austríaco o el mexicano, es que en España existen partidos nacionalistas.

Blanco cree que la mejora del encaje territorial no pasa por una mayor descentralización, sino por aclarar el mapa competencial y una mayor coordinación. También considera que el federalismo convive mal con la "asimetría" porque se puede aprovechar esto para buscar "privilegios".

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