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Elecciones generales del 20-N

La amenaza xenófoba que planea sobre las elecciones

  • La crisis económica es un buen caldo de cultivo para las formaciones de extrema derecha que vinculan inmigración con delincuencia y alertan de la pérdida de identidad

La campaña de las elecciones de mayo otorgó cierto protagonismo a algunos partidos de extrema derecha con un discurso que culpaba a los inmigrantes de la delincuencia, defendía la "prioridad" de los españoles, cuestionaba la multiculturalidad, negaba que fueran racistas y se autodenominaban "patriotas". La nueva cita con las urnas del próximo 20 de noviembre es una buena ocasión para que de nuevo aireen sus propuestas.

"Como te habrás dado cuenta, hemos estados de moda este verano", ironiza Josep Anglada, presidente de Plataforma per Cataluña (PxC) en declaraciones a Efe. "Cuando no es por la Juana y su novio, es por cualquier otra cosa".

Se refiere así al caso de la ex concejal de PxC en Salt (Gerona) Juana Martínez, quien renunció al cargo después de comunicar a sus compañeros de partido que quería casarse con su pareja, un ciudadano de origen camerunés.

Junto a ella también abandonó el partido el cabeza de lista de la formación en el municipio gerundense, Carles Bonet, por "razones de conciencia, ética y moral", y en solidaridad con su compañera, quien presentó una denuncia contra Anglada y contra la dirección por haberla amenazado para que entregara su acta de concejal.

No ha sido el único episodio que la formación ha protagonizado en los últimos meses, pues más tarde la Fiscalía de Barcelona abrió una investigación por un comentario del perfil de Facebook de la agrupación de Tarrasa (Barcelona) que llamaba a una "noche de los cuchillos largos" contra los imanes -a pesar de que Anglada rechaza que el perfil les pertenezca-.

"En un país democrático todo el mundo tiene el derecho de decir lo que crea de su conveniencia", espeta el líder de PxC, "y nosotros aseguramos que esto es una invasión, no queremos que la casta política, la herencia del señor Jordi Pujol (ex presidente de la Generalitat), conviertan a Cataluña en una región mora dentro de España ", asegura.

La relación que este partido mantiene con los extranjeros y las políticas migratorias también se aprecia en su último programa electoral, donde pueden leerse expresiones como "Nos oponemos a la pérdida de identidad de nuestro país, a vernos convertidos en un país mestizo y multicultural".

En las últimas elecciones, la formación consiguió tres concejales en L'Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad más poblada de Cataluña, y aumentó su representación en el mapa catalán al pasar de los 17 ediles del pasado mandato a los 67 actuales en las pasadas elecciones.

Otros partidos similares repiten las mismas consignas: "Estamos soportando una invasión pacífica del territorio nacional", según puede leerse en el ideario de España 2000, un partido con cinco concejales (cuatro en la Comunidad Valenciana y uno en Madrid), o "la inmigración de sustitución equivale a un genocidio lento y bien planificado de la nación española", según recoge el ideario de Democracia Nacional.

Para el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid Juan Carlos Monedero, Plataforma per Cataluña y partidos similares "asumen posiciones de extrema derecha para obtener un nicho electoral y encontrar un espacio de defensa de sus privilegios".

Subraya que "cuando la gente necesita tener algún tipo de certidumbre, lo más fácil es brindar un enemigo" y opina que los grupos de extrema derecha son fruto de una sociedad donde las grandes referencias sociales se han quebrado y esa desestructuración sienta las bases para que ofrezcan un tipo de fe, de pertenencia y de seguridad.

Sin embargo, alerta de la existencia de postulados que no responden a la confrontación derecha-izquierda, y que considera "más peligrosos" al traducirse en una lucha de "todos contra todos", que se caracteriza por construir "regímenes fascistas en los hechos y democráticos en la forma".

"Los nazis están siempre mal vistos, pero la idea es si pueden conseguir lo mismo que conseguían bajo una dictadura, envueltos en una carcasa democrática", indica.

Además, resalta la "intoxicación" de irracionalidad que este tipo de discursos dejan en la sociedad y que propician conductas tan sutiles como "despreciar al inmigrante pero alabar al futbolista de origen extranjero".

Las formaciones de extrema derecha españolas están fuertemente influenciadas por los partidos del mismo signo europeos, según explica a Efe el historiador Xabier Casals, quien recuerda que frente a los partidos clásicos, asociados a un Estado totalitario, a una sociedad industrial y a unas clases dibujadas, los actuales se enmarcan en un mundo globalizado.

Casals considera que se han convertido en algo semejante a "partidos antiglobalización desde la derecha" porque rechazan cualquier política que ponga en peligro lo que denominan "la identidad nacional", pasando por las organizaciones supranacionales, pero también por los flujos migratorios.

Son muchas las organizaciones y asociaciones que han dado la voz de alarma ante un discurso político que consideran "claramente racista".

Algunas, como SOS Racismo, van más allá y alertan del posicionamiento que algunos partidos como PP y CIU mantienen al "jugar con la xenofobia".

Denuncian hechos como que el Partido Popular promocionase su candidatura en las elecciones catalanas con un videojuego en el que el usuario podía recrearse "matando" inmigrantes y por el que tuvo que pedir disculpas.

En el último informe relativo al año 2010, la Federación de Asociaciones de SOS Racismo advierte de que el "agravamiento de la crisis económica" genera un aumento de los índices de exclusión social y, por ende, de las actitudes de rechazo entre la población autóctona.

La crisis económica eleva la brecha salarial y una persona inmigrante cobra "prácticamente la mitad" que un español, según recoge este informe, en el que, además, se destacan otros factores perjudiciales para la integración como la disyuntiva entre la realidad de la inmigración y las políticas que regulan la misma y el terrorismo internacional.

Pone de relieve la influencia que los atentados del 11-S tuvieron en la "construcción de un enemigo común" para Occidente, una imagen que "poco a poco" va calando en la sociedad.

Otro indicador, esta vez el Indice de Políticas de Integración de Inmigrantes, elaborado por el British Council, el Migration Policy Group (MGP) y cofinanciado por el Fondo Europeo para la Integración de Naciones de Terceros Países, situaba a España en el puesto veintiuno en cuanto a políticas que promueven la integración.

SOS Racismo augura, en su informe, que si disminuyen las garantías jurídicas de los inmigrantes "se allana el terreno para que penetre la ola de odio y populismo" que se ha desarrollado antes en otras partes de Europa y que, según la organización, "ya ha entrado en España".

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