Aíto García Reneses. Entrenador de baloncesto y ex seleccionador nacional

"Ni en Cataluña se saben muchas cosas del resto de España ni al revés"

  • A punto de cumplir 69 años, Aíto García Reneses sigue al pie del cañón en el banquillo del Herbalife.

En diciembre cumple 69 y seguirá al pie del cañón en el banquillo del Herbalife tras una vida dedicada a enseñar jugadas en la pizarra. Lleva a gala que salió del Ramiro de Maeztu, de donde se encuentra a gente en cualquier confín del planeta. Gran conversador, charlaría con "un experto en algo que tuviese a bien compartir su sabiduría con novatos"; verbigracia, con el pintor Monet, cuya casa en Giverny, donde posa en la foto, visitó hace poco.

-No ha parado de trabajar, ¿se aburre en casa?

-O lo contrario. Me divierte lo que hago y es una suerte.

-¿Que lo llamen desde joven con un diminutivo imprime personalidad?

-Es muy peculiar. A mi hermano Juan le costaba decir Alejandrito, de ahí pasó a la familia y al baloncesto. Me siento cómodo porque no conozco a nadie que se llame así. Ni los japoneses: Hirohito, Akihito, pero Aíto no. Por teléfono digo Alejandro García y no me relacionan. Está bien tener un nombre de guerra y otro personal.

-Conoce medio mundo, ¿un lugar para perderse?

-Cualquiera, hay que saber buscar las cosas buenas de cada sitio, la gente, los paisajes, la tranquilidad. Desde el punto de vista paisajístico, quizás la número uno es Río de Janeiro, pero desde el humano algún lugar del Sur, ya sea en África, Sudamérica. Nos cuesta menos adaptarnos que a Suecia.

-Aprecia la calidad del vino tinto. Elija uno.

-Para recomendar un vino es esencial conocer el gusto del que va a beberlo. Si es novato, no le puedes meter un vino fuerte. No hay que elegir uno concreto sino conocer al cliente. Además de las zonas vinícolas de España, conozco las de Estados Unidos, Chile, Argentina, Uruguay, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, casi todos los sitios en los que se hace vino. Una vez tomé uno del año en septiembre... porque era de Sudáfrica.

-¿Cuál es el sitio más espectacular en que buceó?

-No bajo muchos metros y voy con el tubo, sin bombona. Es espectacular. Algunos que bajan a más de 20 metros ven peces más grandes, pero cuando intercambiamos fotos se sorprenden de lo que he visto. En la Costa Blanca está bien, pero el sitio más espectacular ha sido Mozambique.

-Siendo madrileño siempre vive cerca del mar.

-Mi lugar de residencia cuando no trabajo es Barcelona. Y en Altea tengo una terraza que da el mar y si lo miras a cualquier hora del día es diferente.

-¿Qué libro propone para las vacaciones?

-Ahora leo temas de coaching, que va muy bien para jugadores, entrenadores y la gente en general, que muchas veces duda demasiado. Pero, por decir un clásico, La alternativa del diablo de Frederick Forsyth. Es una novela de los 70 que explicaba asuntos que luego ocurrieron como el boicot de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Moscú 80.

-Pongamos a prueba sus virtudes bursátiles, ¿dónde invierto mis ahorrillos?

-Pues lo mismo que con el vino. Si tiene poco, lo invertiría en aprender más, en formarme. La Bolsa va subiendo, algo menos en Japón.

Los especialistas dicen que Europa va para arriba, así que cualquier fondo o la ETF del ÍBEX 35, que funciona como si fuese una acción.

-Es un apasionado de la fotografía. ¿Dónde las ha tomado este verano?

-En Francia hice excursiones a muchas catedrales: Reims, Amiens, y también fui a Normandía y Bretaña.

-¿Le gustan los toros? ¿Qué le parece que estén prohibiendo las corridas?

-No soy muy aficionado. Hay tradiciones que con el paso del tiempo irán desapareciendo, pero tienen sus valores. Se puede aplicar a los toros, a la religión... La Semana Santa, por ejemplo, quién sabe si dentro de 500 años existirá y si es así, será diferente. Esas cosas irán cayendo por su propio peso. A muchos nos gusta y veremos qué pasa, pero prohibir no es lo más adecuado.

-El debate sobre la independencia de Cataluña está ahí, aunque usted no se moja. ¿Por qué en este país no se debate, se grita?

-Como he vivido mucho en Cataluña, puedo decir que ni allí conocen muchas cosas que se saben en el resto de España ni al revés. Porque los medios están más para explicar lo que teóricamente quiere oír el independista o el que lo rechaza en España. A la gente le falta conocimiento real. Es muy difícil opinar cuando sólo tienes unos datos y no los de la otra parte.

-¿Cree que España, como decía Antonio Machado, desprecia cuanto ignora?

-No sé si España o en general. Noto que hay poca gente con inquietud de saber más; sólo interesa donde está y justito porque pensar es muy cansado. Es aplicable a cualquier ámbito, hay poco interés por saber.

-¿Hace cuánto que dejó de fustigarse por no ganar la Euroliga?

-Nunca lo hice, ya me fustigaban los demás. La ventaja de los que vamos contracorriente es que tienes tu valoración. Escuchas a los demás, pero cuando hay un ruido tan grande con eso, quizás es mejor pensar que jugamos seis Final Four.

-Su filosofía es pedagógica y busca que el jugador piense, no sea mero ejecutor. ¿Es aplicable a todos los órdenes de la vida?

-Sin duda. Por ejemplo, antes decían que nos ganaban en España por ser más altos los otros o que los entrenadores yugoslavos eran mejores, siempre había excusa. Llega un momento en que España es mejor y es porque los jugadores que se han formado después eran más completos, todos defendían, todos pasaban, todos tiraban y todos pensaban. Es la clave del éxito.

-¿La juventud está más aletargada que antes?

-Tengo la suerte de no apreciarlo así. No sé en otros ámbitos, pero la gente que viene a mis equipos llega con ganas de aprender.

-Tiene ojo clínico con los talentos precoces: Pau Gasol salió número tres del draft de la NBA, Porzingis el cuatro, Ricky el cinco...

-En Vitoria, en una charla reciente, enseñé una foto con los tres y pregunté a los jugadores qué característica común tienen. Alguno dijo talento y añadí inteligencia. Es importante que la cultiven. No es sólo meter canastas. Puede que tenga ojo clínico, pero también la fortuna de que en el Joventut y el Barcelona había jugadores con esas virtudes.

-¿El nuevo propietario del CB Sevilla dejó inacabada su obra?

-Es difícil saberlo. En el Barcelona teníamos un presidente, coherente en muchas cosas, que no quería jugadores que cobraran más que los del fútbol. Por eso no pudimos fichar a Sabonis ni americanos caros. Entonces formamos a uno, Pau Gasol, y se fue con 20 años. Con Sevilla hubiese pasado igual. Porzingis se ha ido. Hay que tener la mentalidad del baloncesto universitario: a los cuatro años se van porque la NBA nos arrasa.

-¿Qué consejo no olvida?

-Muchísimos, he aprendido de mis entrenadores y mis jugadores. Pero los consejos los integras y parecen tuyos.

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