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Fernando Jáuregui. Periodista

"Los únicos monárquicos en el PCE éramos Santiago Carrillo y yo"

  • Cercano a todos los acontecimientos políticos en los últimos 40 años, acaba de publicar unas entretenidísimas memorias por las que desfilan todos los que han sido alguien durante la Transición.

-Otro libro sobre la Transición.  

-No es un libro sobre la Transición, sino sobre mí, que viví la Transición y vi lo que otros no vieron. Naturalmente, yo no tengo ninguna importancia, pero creo que merecía la pena contar algunas cosas de las que fui testigo.

 

-Y lo vivió como periodista, militante del PCE y monárquico.

-Jaja, sí. En el PCE los únicos monárquicos éramos Santiago Carrillo y yo.

 

-¿Se calla muchas cosas sobre el rey Juan Carlos?

-Algunas. No me he atrevido, quizá porque sea un cobarde. No he querido profundizar en cosas muy duras de él.

 

-¿Quizá algo sobre el 23-F, como apuntaba su amiga Pilar Urbano?

-Pilar Urbano no es mi amiga y sobre el 23-F yo lo único que sé del Rey es que  desactivó el golpe con su aparición en televisión. 

 

-Tanto tiempo después, ¿sabemos todo del golpe?

-Sí. Quizá haya alguna sombra sobre la trama civil. Yo estuve procesado por un libro que escribimos sobre aquello. Pero hablar de implicaciones... podríamos decir que también lo estaba el PSOE o el PCE, pero en todo caso en el plan de Armada, no en la locura de Tejero. 

 

-Entonces qué cosas censura a Juan Carlos.

-Si hay que analizar su papel en la historia habrá que reconocer que nos sacó las castañas del fuego, pero ha cometido errores. El episodio final del elefante y la señora ésa, que ha cobrado del Estado... Es impensable cómo ha  podido llegar hasta donde ha llegado. No le podíamos respetar. La única salida era la abdicación.

 

-¿Qué opinión le merece su sucesor, el rey Felipe?

-Que tenemos una enorme suerte de contar con él. Es un tipo diez en su aspecto profesionalizado. No se trata de que sea más o menos simpático, bondadoso, que lo es, o no, o más o menos cercano, que no lo es porque un tipo de dos metros es muy difícil que sea cercano. Se trata de que es el mejor jefe de Estado que podríamos tener. 

 

-¿Está de acuerdo con lo que dice Pablo Iglesias de que debería presentarse a una elecciones a presidente de la República?

-Pues no estoy de acuerdo como monárquico, pero si se presentara a unas elecciones las ganaría y sería un magnífico presidente de la República.

 

-¿Ganó al mus a Suárez?

-Nunca. En el mus era como en la vida, llegaba al límite. Dio la vuelta como un calcetín al Estado en sólo once meses. Menudo tipo. Nunca me he bajado de la admiración a Suárez. 

 

-¿Por qué dimitió?

-Nunca me explicó la razón. No controlaba el partido, tenía la animadversión de las fuerzas armadas y unos horribles problemas bucales. Aquellos meses fueron un infierno para él. En ese cerco él necesitaba un reconocimiento que nadie le daba. Porque él era un poco ególatra, como todo líder. Junte todas esas razones. 

 

-¿Cómo observa el cuestionamiento de Podemos del régimen del 78?

-Yo recomendaría a gente como Monedero, que es una desgracia ambulante, que lea mi libro. Él dice que no fueron Juan Carlos y Suárez los que trajeron la democracia. Ah, ¿no? ¿No fueron ellos y un buen puñado de personajes excepcionales? ¿Qué pasó? ¿La democracia nos tocó en la lotería? Hay mucha gente que se ha dejado la vida en esto, la historia hay que respetarla. Monedero debería saberlo porque no es ningún niño. 

 

-Nunca sintonizó con González.

-Como con todos los presidentes, valoro lo que aportaron, pero no, en lo personal no había sintonía porque él no aguantaba a nadie que no lo deificara. Tenía la vendetta en la cabeza. Y suya fue la peor legislatura de toda la democracia, la que fue del 93 al 96, con el caso Filesa, que pagó el pato el pobre Guillermo Galeote, los oscuros manejos de los servicios de inteligencia, la presencia de algunos tipos execrables...

 

-¿Y Aznar?

-Aznar es Jekyll y Hyde. En la primera legislatura, fuera gorros, de lo mejor que hemos tenido. A veces, incluso, parecía simpático, que nunca lo ha sido. Pero su segunda legislatura fue lamentable. Todavía recuerdo una frase que me dijo en La Moncloa, cuando tenía al 83% de la población en contra de la guerra de Iraq: es propio del estadista saber desconfiar de la opinión pública cuando conviene.

 

-¿Le preguntó alguna vez por la boda de Estado de su hija, con toda la trama Gürtel entre los invitados?

-No, no. Aznar era temible en su mal humor. Me quedé con las ganas de hacerle esa pregunta.

 

-Siendo el decano de los periodistas, nunca le dejan preguntarle a Rajoy.

-La última vez que le pregunté fue en 2012, según me recuerda su jefa de gabinete. No le pregunto porque a Rajoy no le sale de los huevos que le pregunte.

 

-¿Y qué le preguntaría?

-Que cuándo se va a ir, que es lo que quiere la mayor parte de su partido.

 

-¿Hubiera sido mejor Rato como sucesor de Aznar?

-Bueno, ya hemos visto la trayectoria de Rato tras no ser el heredero. Rato siempre se ha creído acreedor de honores y débitos. Ya era así de niño.

 

-Nos queda despedazar a Zapatero...

-Zapatero dijo muchísimas tonterías, pero hizo buenas cosas. En el terreno social, por ejemplo. También empezó a acabar con ETA. Se equivocó en el diagnóstico económico, que fue un error muy grave, indudablemente. Dicho esto, Zapatero es del tipo de personas que nunca debe ser presidente de Gobierno.

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