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Carmelo Angulo Barturen

"Los problemas ya no sólo están en África o en Asia"

  • El Presidente de Unicef comité español cree que que "la inversión en políticas sociales de infancia y familia es la mitad que en Europa". Afirma que las políticas públicas "nunca han asumido la prioridad de los derechos de la infancia".

Un diplomático experto en cooperación. Carmelo Angulo Barturen (Bilbao, 1947), es desde el pasado mes de febrero presidente del comité español de Unicef. Licenciado en Derecho y Relaciones Internacionales, en su dilatada carrera diplomática ha ocupado cargos en las embajadas de España en Mauritania, Canadá, Pekín y Túnez; y ha sido embajador de España en Bolivia, Colombia, Argentina y México. Llega a Unicef para aportar a los importantes retos a los que se enfrenta la infancia su amplísima experiencia en el trabajo solidario y en la cooperación internacional.

-Un 30% de la infancia en España está en riesgo de pobreza.

-Esperamos que haya una recuperación de la agenda de la infancia en los próximos años y así lo estamos discutiendo con las autoridades. El lucro cesante que supone no tener una infancia atendida adecuadamente lo va a sufrir el país en 15 o 20 años con una infancia y juventud que va a poder contribuir poco al desarrollo. Por tanto, tenemos que tener mucho cuidado.

-Este verano habrá muchos niños que no puedan comer cuando los colegios cierren.

-Ha habido una voz de alarma de la Defensora del Pueblo. Veo que en Andalucía se ha hecho un plan de garantía alimentaria que permite tres comidas a casi 20.000 niños. Es una  medida muy adecuada.

-El próximo martes Unicef publica su III Informe sobre Infancia en España.

-Va a señalar que hay un deterioro general de los derechos de la infancia. Hay unos compromisos que España suscribió y defendió en la Convención de los Derechos del Niño y que en este momento, por razones económicas, o no han sido atendidos suficientemente o se han ido deteriorando. Lo que se pretende es blindar los derechos de la infancia a través de pactos autonómicos que permitan fijar prioridades, presupuestos, evaluaciones y que todas las fuerzas políticas se comprometan a respetarlo, incluso en las condiciones más adversas.

-El momento no parece el más adecuado.

-Ahora que se empieza a hablar de un tímida recuperación, a pesar de que las familias todavía no la notan, nos parece que es el momento de restablecer el diálogo social y político en torno a la infancia. Es verdad que las cifras que tuvimos hace unos años no se pueden recuperar inmediatamente, pero nos podríamos marcar una ruta crítica en los próximos años para poder llegar a los estándares, por lo menos, de la media en Europa.

-¿Cuáles son los retos?

-Mantener una educación de calidad, un sistema sanitario que cuide de un crecimiento armónico del joven, intentar que en el hogar haya trabajo y dignidad... El ambiente psicológico en esta época de crisis se ha deteriorado mucho. Los niños ven que los padres están tensos, que discuten. Hay un coste psicológico de la crisis muy fuerte para los niños. Empieza a haber discriminación entre los propios niños.

-Dentro del sistema capitalista, ¿dónde se encuentran los niños?

-Deberían estar en el puesto número uno. Es la riqueza más grande de un país. Si no apostamos por la infancia es difícil que lo demás funcione.

-¿Cuánto invierte España en combatir la pobreza?

-La inversión pública en políticas sociales de infancia y familia en España es el 1,4 del PIB, frente a 2,2 de la media de la Unión Europea y un 2,3 de la Europa de los 15. El gasto per cápita de España es de  270 euros frente a 510 europeos y 613 de la Europa de los 15. Estamos casi en la mitad.

-La mayoría de las recetas impuestas para salir de la crisis han tenido una incidencia negativa en la infancia.

-La infancia sin tener la culpa de lo que ha pasado se ha visto abocada a padres que han perdido el empleo, a bajadas de renta, a tener que trasladarse de vivienda, a la subida de los precios de los alimentos... Todo eso apunta a un deterioro de las condiciones de vida. Yo insisto mucho en el choque psicológico de una infancia que ha nacido y vive en un ambiente de tensión y vive en un ambiente de discriminación frente a otros niños.

-¿Se han visto amenazados sus derechos?

-En España, incluso en los momentos de mayor bonanza, la pobreza relativa infantil fue muy alta. Estaba en torno al 25%. Lo cual quiere decir que las políticas públicas nunca habían asumido la prioridad de los derechos de la infancia. Ahora es el momento de rescatar estos derechos a los que España se ha comprometido. Es una urgencia.

-Los niños tendrán algo que decir.

-Tienen derecho a tener una voz y una opinión. A veces no los escuchamos. Acabamos de publicar un libro con Santillana que recoge los testimonios de los niños sobre la crisis. Uno decía: "Se acaba de morir el abuelo. Es una pena y no le hemos podido comprar ni una corona de flores cuando gracias a su pensión vivía la familia". Ese testimonio vale más que miles de imágenes.

-¿Cómo ha afectado la crisis a la captación de recursos?

-En este momento hay 3,7 millones de españoles que hacen contribuciones mensuales a organismos de solidaridad y otros 3,7 que lo hacen esporádicamente con motivo de una emergencia. Es casi el 20% de la población. Es bastante y ha ido creciendo con la crisis. En 2013, hemos tenido 50.000 socios más que el año anterior. Todavía estamos lejos de Europa. La ventaja de la crisis, dentro de sus muchas desventajas, es que la gente se ha dado cuenta de que los problemas no sólo están en África o en Asia, sino también en la escalera o en la familia, en nuestro entorno.

-¿Son solidarios los andaluces?

-Yo creo que bastante. En Unicef tenemos más de 48.000 socios, que es mucho. El aporte a través de las cuotas es muy importante. También lo es de los municipios, las diputaciones, las empresas. En las campañas la gente se vuelca.

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