El Rocío

Tras el temporal llegó el disfrute

  • El sol reinó en la jornada de ayer para acompañar la alegría de los rocieros por estar junto a Ella. La actividad fue 'in crescendo' durante todo el día, llenando de cantes y vivas las calles.

La aldea de El Rocío amanecía ayer con un sol radiante que los peregrinos celebraron con alegría tras el temporal que ha azotado este año los caminos. Haciendo honor al famoso refrán, tras la tempestad llegó la calma. Y con ella, brilló la alegría, el disfrute y la devoción rociera, esos especiales ingredientes de la receta que cada año convierte a la Romería en un evento único.

Despertaba la aldea poco a poco, como suele ocurrir en los días de Rocío, tras la larga noche anterior. Con todas las hermandades ya en la aldea, los rocieros se afanaban para prepararlo todo, en especial en las casas de hermandad, donde se ultimaban los detalles para la Presentación ante la Virgen. En torno a mediodía, la actividad era aún leve, para poco a poco ir incrementándose con el paso de las horas.

En las hermandades onubenses aún se recordaba de forma intensa el complicado camino vivido este año, con cambios continuos de itinerarios debido a la situación provocada por las lluvias. La mayoría destacaba la unión entre los hermanos, como es el caso del alcalde de carreta de Isla Cristina, José Antonio Álvarez. La filial isleña llegó el jueves tras un largo y duro camino, en el que tuvieron que recorrer más kilómetros bajo la intensa lluvia. Pero todo eso quedó ya atrás y ayer preparaban con ilusión la carreta del Simpecado para la presentación ante la Virgen, saboreando cada momento de esta Romería.

Ya un poco más tarde, en la Hermandad de Valverde el trajín era notable, con un ir y venir de rocieros que se aprestaban para arreglarse o preparar los platos. El hermano mayor, Paco Marín, recordaba como momento especial del difícil camino la pernocta que realizaron con su hermandad madrina, la de Trigueros, que fue un momento "muy emotivo" y destacaba como se han sentido arropados por todo el pueblo, que es "lo más grande del mundo". En especial, subrayó "la entrega y el apoyo de la juventud, que vienen empujando fuerte". El viernes disfrutaron de una jornada de convivencia y alegría en la aldea y ayer se preparaban para vivir de nuevo con intensidad la Romería hasta el momento culmen de la procesión de la Blanca Paloma. Para Marín, todas estas vivencias están suponiendo "un sueño cumplido".

Lo vivido en los caminos era también lo más comentado en la Hermandad de Palos de la Frontera, donde también empezaban con calma a preparar un día que se preveía largo e intenso. El hermano mayor, Juan José López Bayón, recordaba que había sido la primera vez que la hermandad entraba por los caminos de muchas filiales de Sevilla y del Condado. Una vez en la aldea, los palermos disfrutaban con intensidad de la convivencia y la fe rociera con cantes, bailes y plegarias.

La Hermandad de Huelva era ayer en torno a las 13:00 un auténtico bullir de personas que se dirigían a la Presentación. Eran escasos los rocieros que quedaban en la casa hermandad. Entre ellos, algunos con historias curiosas, como una pareja de Sevilla que lleva haciendo el camino con la filial onubense desde hace 23 años. Este año, por cuestiones médicas, sólo han podido estar en algunos puntos del camino, pero recuerdan entre risas lo duro que ha sido. Y sentenciaban: "Esto es el Rocío, cada año es distinto por completo".

La casa hermandad de Ayamonte también bullía ayer con el tránsito de peregrinos y de visitantes que acudían a ver a sus allegados. Entre ellos, algunos internacionales, como por ejemplo un grupo de ciudadanos franceses que acompañaban a un vecina de Ayamonte, también originaria del país vecino, y que visitaban por segunda vez la Romería del Rocío. Uno de ellos, Gilbert Gil, la calificaba de magnífica y maravillosa, y destacaba especialmente la presencia de tantos caballos sueltos. Y es que se declaraba un enamorado de los équidos, por lo que el hecho de que muchos rocieros se muevan en caballo le parecía "una vuelta a lo natural absolutamente maravillosa".

No cabe duda de que el Rocío es una romería internacional, marcada por la convivencia y el intercambio de culturas. Al menos eso debieron pensar los integrantes de un coro de la ciudad portuguesa de Oporto, que en la noche del jueves conquistaron los corazones de muchos rocieros con sus fados, en una fusión de ambientes de esas que convierten en especial a esta romería.

Las casas de la aldea albergaban también ayer un bullicio constante de visitas, cantes, bailes y vivas a la Virgen, todo ello acompañado por abundante comida y bebida. Las guitarras y las palmas inundaban los rincones para celebrar el estar junto a Ella. En algunas, como en la de Manuel Ángel López Tallafert, compositores como Feliciano Pérez-Vera hacían disfrutar a los numerosos presentes con las notas de su guitarra.

Mientras, la ermita era un continuo ir y venir de rocieros y visitantes que acudían para ver y rezar a la Virgen. Justo al lado, en la capilla votiva cientos de personas se aprestaban a encender velas de promesas. Una tradición que algunos mantienen desde hace más de 30 años y que expresa un sentir rociero que no se puede explicar y que traspasa fronteras.

rocÍo 2016

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