El Rocío

El camino reafirma un año más el alma rociera de Huelva

  • Contundente presencia de juventud en el compacto y enorme grupo de peregrinos a pie. La comitiva romera de la filial onubense llegó al barrio de Las Gallinas a las 22:15.

Era una mañana preciosa de camino que tenía como objetivo llegar al final de la jornada a los pies de la Blanca Paloma. El día ofrecía lo que todo peregrino anhela: un cielo azul y una temperatura agradable. La salida de La Matilla fue a la hora estipulada, aunque muchos de los romeros optaron por dejar antes de las 08:30 el lugar de pernocta de la filial onubense. Muchos de los que circulan en sus vehículos por la A-494, que une Mazagón y Matalascañas, no pueden imaginarse que no muy lejos de allí se produce una movilización humana de enormes proporciones.

Cuando uno se adentra en uno de los caminos forestales a la búsqueda de la comitiva de Huelva, lo primero que llama poderosamente la atención es el interminable paso de personas a pie que son el prefacio de lo que tiene que venir. El Simpecado es el rey también en el camino, pero muchos romeros optan por tomar la delantera. Salieron antes de las 08:30 -hora oficial de partida del lugar de pernocta-, quizás procurando una andadura más tranquila. Aunque el fresco de la mañana es de agradecer, el paso de las horas se nota y el sol va causando efecto. Hay grupos de peregrinos que se paran a los lados del camino, aprovechando la sombra, para aliviar sus pies y pedir agua en cuanto tienen ocasión.

Los romeros de a pie forman una fila variopinta en la que predomina de una manera abrumadora la juventud y en la que la proporción entre hombres y mujeres está muy igualada. Aunque es una hermandad de Huelva, hay romeros de diferentes lugares de España, pero predomina la gente de la capital y de algunos otros municipios de la provincia, como Alosno, cuya asociación rociera siempre hace el camino con la filial de la capital.

Se hace difícil calcular cuánta gente podrá ir a pie abriendo paso al Simpecado. Sin embargo, se vio pasar romeros durante más de dos horas antes de que la carreta apareciera en el camino.

Desde La Matilla hasta Gato el recorrido es más cómodo. El firme es duro lo que permite agilizar el paso. Lo más complicado de la jornada matutina de este segundo día de camino son los dos últimos kilómetros antes de llegar a Cabezudos. Se trata de un tramo en el que escasean los pinos. Eso hace que cuando los romeros llegan a las proximidades del Arroyo de la Rocina -a escasos metros de Cabezudos- busquen ansiosamente la sombra y esperen que llegue el camión con el avituallamiento de agua. Cuando éste lo hace, una auténtica marea de manos busca alguna de las botellitas que diligentemente entregan los voluntarios y miembros del equipo del hermano mayor, quien ha tenido a bien el reparto de fruta como una medida preventiva para evitar las bajadas de glucosa.

Alcanzar Cabezudos significa pisar de nuevo asfalto. En las sombras del paraje esperan algunos a la comitiva para incorporarse a ella.

La llegada de la carreta del Simpecado al Arroyo de la Rocina, que ayer fue a las 13.15, es una imagen de difícil olvido. La nube de polvo avisa de su proximidad y los romeros se apiñan tanto en los metros de delante como en los de detrás mientras que el Simpecado viaja en su funda de plástico. Los caballos también abundan y todos los presentes saben que están participando en un ritual ancestral de fe y tradición en el que Huelva encuentra buena parte de su alma y su razón de ser.

Tras cruzar el Arroyo de la Rocina, la Guardia Civil controla el paso hacia Gato y de los que siguen directos hasta Almonte. A partir de este punto empieza lo más duro, pero también lo más esperado: los pies se hunden en la arena y el polvo transforma los rostros hasta dejarlos casi irreconocibles. Todo compensa porque Huelva, un año más, va a llegar a la aldea.

Para reponer fuerzas había que llegar a Gato. Allí, en grupos, la gente almorzó rodeando la carreta del Simpecado.

Tras la comida, el siguiente sitio anhelado por los romeros era el Charco o Arroyo de la Cañada. El Simpecado llegó allí a las 19:15 rodeado de una enorme expectación. La ingente cantidad de peregrinos que durante todo el día habían encabezado la comitiva esperaban el momento en que se cantara la Salve Rociera de la Hermandad de Huelva. También cantó inundado de emoción el propio hermano mayor, Francisco Millán. En el Arroyo de la Cañada se incorporó a la comitiva romera el alcalde de la capital, Pedro Rodríguez.

La llegada a la aldea fue pasadas las 22:00, una hora muy parecida a la del año pasado.

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