EL camino del Rocío continúa siendo fuente de inspiración para poetas, escritores y también artistas de la imagen, pintores y fotógrafos. La Hermandad del Rocío de Huelva cuenta con un cuadro de gran formato que todos les han llamado Camino del Rocío.

Es una obra especialmente encantadora e idílica. Una pintura de Pedro Gómez, el pintor paisajista del Conquero. En esta ocasión trasladó su caballete desde los cabezos onubenses a este camino, cuando la hermandad llegaba al Rocío desde Candón a Almonte y de ahí a la aldea. Recuerda a muchos de sus cuadros del Conquero, con el verdor de los pinares, que bien pudieran ser del camino de los Llanos. Hay movimiento, pero se denota tranquilidad en el andar de la comitiva. El cuadro de Pedro Gómez es clave para conocer una etapa del Rocío de Huelva, la de los años treinta. Es un camino en plena II República, cuando se adquiere la nueva carreta para el Simpecado. Hace siete décadas de este cuadro.

Un camino que en Huelva se ponía en marcha, según cuenta el periódico La Provincia, por la tarde noche. La comitiva por la ciudad "ofrecía magnífico golpe de vista, sobresaliendo el orden los jinetes -en mayor número que en años anteriores- vistiendo todos la clásica chaquetilla blanca y llevando no pocos de ellos simpáticas rocieras a la grupa" (1932). Habrá que anotar cómo uno de los distintivos que continúan hoy es la chaquetilla blanca. La vuelta era tarde, la descripción es también interesante: "La popular manifestación -interminable desfile de jinetes y carruajes- entró en la capital alrededor de las ocho y media, presidiendo el impresionante cuadro el Simpecado en su carroza de plata" (1933).

Sabemos también cómo iba exornada "la carroza del Simpecado, completamente cuajada de flores blancas y con artística iluminación eléctrica", precedida por el hermano mayor "y escoltada por una pareja de la Guardia Civil" (1934).

Pedro Gómez describe la comitiva rociera en el camino. Resalta toda su belleza, el grupo de caballistas delante de la carreta del Simpecado y esa larga caravana que se va perdiendo entre los altos pinares. Hay detalles significativos, a caballo solo van hombres, sólo se ve a una mujer montada a la grupa. Nada que ver el acompañamiento de la carreta con el de hoy. No hay peregrinos a pie junto a ella, iba sin nadie andando, si alguien llevaba promesa de ir detrás quedaba en el anonimato respetado por el arista.

Pedro Gómez se explaya en su visión paisajista, con un tratamiento acorde con la elegancia de su pincel en caballistas, los carros con mulos y carrero andando.

Muestra la carreta estrenada en 1934, en una iniciativa popular de los hermanos José y Fernando de la Puente, realizada en talleres cordobeses. Duró poco, solo fue a tres romerías y es que la destrozaron en julio de 1936, en plena Guerra Civil, en el asalto a la parroquia de San Pedro.

Sí, son muchos los que en muy diversos momentos han ido tejiendo la luz y la belleza del Rocío, de alguna forma conformando la historia de la vida rociera, en esta ocasión la del testimonio pictórico. Uno de ellos es Pedro Gómez perpetuado en el busto que se encuentra en ese cruce de caminos que desde la avenida Manuel Siurot va hacia El Conquero.

Hoy traemos a Pedro Gómez, en el mes en el que no sólo se pone en camino de nuevo la hermandad rociera, sino en el que Huelva le dedicó un homenaje al pintor del Conquero. Pudo ser una realidad gracias a una comisión creada, que presidía Felipe Martínez de Acuña, secretario de la Cámara de Comercio. Lo hacemos con un doble significado, para recordar el cincuentenario de ese monumento que realiza su amigo el escultor León Ortega e, igualmente, con una mirada reivindicativa y de denuncia. Lleva años el monumento olvidado. Sin la placa que se le colocó y en la que se podía leer: "Huelva a Pedro Gómez, pintor de El Conquero. 1881-1961".

Pero ahora,además, se le está cayendo el mármol que reviste el pedestal. Una pena, con la belleza que regaló a Huelva tantos cuadros como este.