Es un ritual que se repite año tras año. Sólo los móviles de nueva generación desentonan de aquellas estampas en sepia de las primeras romería de Pentecostés. Sin embargo, esta celebración cristiana siempre nos regala imágenes únicas que retratan el fervor que en el Condado se le profesa a la Virgen del Rocío, a la que cada año acuden miles de ciudadanos llegados desde las arterias de los pueblos hermanos de Almonte. Como una simpar metamorfosis, los municipios se transforman al paso de las carretas. Como si de una transfusión sanguínea se tratase, toda esa alegría y plegarias en forma de cantes serán inyectados en la aldea de El Rocío, coronada en el día de ayer por miles de romeros llegados desde Bollullos, Niebla o Rociana entre otras.

Un ejemplo de ello fue esta última, quien celebró a las 08:00 su particular misa de romeros en la parroquia San Bartolomé Apóstol. Desde allí partió el Simpecado a la ermita de la Patrona, la Virgen del Socorro, para despedirse de la imagen y pedir porque todo transcurra con normalidad.

A su regreso a la plaza de España ya aguardaba la carreta, que a partir de las 09:30 partiría a través de unas calles en la que los vecinos se agolpaban para presencia la partida de esta filial. Un periplo en el que los tamborileros de la Asociación Rociera 2019 ponían las notas y acordes entre palmas y cantes que anunciaban su salida hacia el paraje Pino Cáceres, que fue testigo del ambiente que imprime el pueblo a una romería que celebran como propia.