El Rocío

Huelva es color de Emigrantes

Los cohetes en el aire anunciaban en la mañana la presencia de los romeros de la Hermandad de Emigrantes. Todo se ponía en camino hacia la Blanca Paloma. Desde el Molino de la Vega, a una comitiva alegre y colorida le esperaba un amplio recorrido que le llevaría a visitar casi toda la ciudad. Este año volvieron a acercarse hasta la calle Blanca Paloma, donde están los orígenes de la hermandad rociera, de la mano de la hermana mayor, Marimar Terrades, y la presidenta, Belén Requena.

Una comitiva que tuvo muchas paradas; la primera de ellas, en la Comisaría Nacional de Policía y de aquí hasta la Comandancia de la Guardia Civil. En la calle Guadalcanal la carreta se ve como vestida con la bandera de España que la acoge de manera íntima en la estrechez de la calle. Canta el coro de la Guardia Civil, con sevillanas tan alegóricas que hablan de la mata de romero junto al tricornio de los guardia civiles que custodian los caminos rocieros. Se fundían el final de la Ssalve con los vivas. Desde el paseo de la Independencia las palmeras son custodia del Simpecado de Emigrantes, que tiene una parada obligada ante la Santa Iglesia Catedral. Allí el párroco Víctor Bermúdez los recibió junto con la Hermandad de la Merced.

¡Qué bonito es el camino cuando sientes al carrero! Hay que ir detrás al menos un rato del camino para sentir esa emoción que solo se vive junto a la carreta del Simpecado. La gente cantando, andando y con la gran ilusión de verle la cara a la Virgen del Rocío. La ciudad se desvivió ayer con la Hermandad de Emigrantes, sus hermosos carros llenos de color y arte. Los colegios que tienen aún el miércoles jornada lectiva son los que más disfrutan y es que salen al trayecto de la comitiva, cantan sus sevillanas y salves rocieras. Hay verdaderas lluvias de flores con las petaladas en lugares tan emblemáticos del recorrido como el colegio Santo Ángel, en la calle Puerto. Una calle que, es un recorrido muy especial, arranca en la casa de Venancio, donde hay plegaria, se reza por todos y se sueltan dos palomas blancas que llevan al cielo la alegría y las emociones de todos. Luego, antes de ser coronada por la alta palmera de Quintero Báez, la carreta de plata del Simpecado hace una nueva parada. En esta ocasión, ante el monumento a la Inmaculada Concepción, donde desde este año también está un relieve de San Juan Pablo II.

En la mañana también hay encuentro con la otra hermandad rociera, la de Huelva, con intercambio de ramos de flores. Cerca está el monumento a la Virgen de la Cinta. Este año llevaba en la columna izquierda, bien visible una medalla de la Patrona de Huelva, que le fue entregada en la anual ofrenda floral que realizan al santuario del Conquero antes de emprender el camino hacia la aldea almonteña.

Hay que destacar el arreglo de la carreta de plata, tanto en lo que se refiere a orfebrería como al cajón y mecanismos de frenos; un trabajo realizado por Talleres Villarreal. Eso hacía que para los rocieros de Emigrantes las campanillas de platas tuvieran como un sonido especial, siempre alegre, pero este año con la satisfacción de mostrar el trabajo de restauración. Todo se veía especialmente hermoso gracias al exorno floral realizado por la familia Brioso, que como siempre saben mimar de manera especial al Simpecado de la concha de plata. Verdaderamente hermoso en la tonalidad rosa suave elegida.

La Cruz del Este también los recibió antes de llegar a la calle Blanca Paloma, desde donde partía hasta la parroquia de Nuestra Señora del Rocío, hasta donde fue llevado el Simpecado. Muchos cantes en la mañana, como el del Coro del Centro Cristina Pinedo, que llevan muchos rocios en el corazón. En el Polvorín les recibieron sus hermandades.

Por la Alameda Sundheim era un delirio de Rocío y más cuando llegaron hasta el monumento a la Blanca Paloma, que Huelva tiene levantado en su honor. Se llegaba así hasta El Punto y a ese camino más oficial que recorre la comitiva que comienza con la visita en la Diputación de Huelva, donde son recibidos por su presidente, Ignacio Caraballo. En la Plaza de la Constitución el alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, les ofrecía el saludo de despedida de la ciudad. En una mañana amenizada aquí por la Banda Sinfónica y el Coro Voces del Conquero. El Orfeón Onubense cantó la Salve Rociera.

El saludo de despedida de la Iglesia de Huelva se realizó este año a las puertas de la parroquia de la Inmaculada Concepción, hasta donde había acudido el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco, que acompañó al párroco, Diego Capado, en la celebración de los 500 años de la parroquia. La Virgen del Rocío fue colocada en el dintel de la puerta de Méndez Núñez, donde estuvo una representación de la Hermandad del Nazareno. Resultó uno de los momentos más bellos del recorrido de la comitiva. Cuando era el mediodía y se le cantó la salve por el Coro de Emigrantes. El obispo bendijo a todos los peregrinos que se despidieron de Huelva con la Salve Marinera en la Comandancia de Marina, donde le cantó al Simpecado el grupo Quitasueños. Ahí comenzaba la singladura de los caminos hacia las marismas almonteñas.

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