Jesús Quintero. Periodista

"Ni a un ateo ni a un profano se le puede explicar El Rocío"

  • Pronunció el 7 de mayo una de las crónicas de Pentecostés más aclamadas que se recuerdan, fruto de su fascinación por la romería y los almonteños.

En el escenario del Teatro Salvador Távora aun resuenan los ecos del espectáculo Rocío, Crónica de Soñador, la novedosa recopilación de la Romería de Pentecostés de 2014 que el periodista, productor y director Jesús Quintero dejó para la posteridad como legado de su magia para todos los almonteños.

-¿Qué estampas y vivencias son las que más le han sobrecogido de este último Pentecostés?

-La maravilla de la belleza del camino, el embrujo del río Quema entre caballos y carretas, la belleza de los Simpecaos entre nubes de polvo avanzando por las arenas. Me cautiva la belleza de las marismas, esa naturaleza en todo su esplendor que produce ese contraste entre el paraíso y las arenas desérticas. También la belleza de sus atardeceres, de los cantes y los rezos a la lumbre de las candelas.

-Un trotamundos como usted, ¿ha presenciado una devoción mariana de tal singularidad?

-Para mi la más fascinante y emocionante es la Romería del Rocío, porque es impresionante ver el riguroso orden que rige en un aparente caos. Cientos de carretas, miles de caballos, millones de almas cada una a su aire, y, sin embargo, todos ordenados cumpliendo rigurosamente los pasos de un rito; sin que suceda nada fuera de lo esperado, sin apenas accidentes ni desgracias. Todos y todo en su lugar, en su sitio, en su momento y a su hora; a su compás.

-¿Cómo le sintetizaría a un ateo el fervor que despierta la Reina de las Marismas?

-No puedo. Podemos decir que el Rocío es una romería, pero nosotros sabemos que es mucho más. Podemos decir que es un retorno a la naturaleza, al origen; pero también es más que eso. Podríamos decirle que es una fiesta del espíritu, del corazón; pero también es más que eso. Quizás explicarle que es una emoción, una pasión, una hermosa locura, un delirio que hace que miles de personas de medio mundo se pongan en marcha siguiendo una estrella, que brilla en una aldea lejana del mundo en la provincia de Huelva; pero también es más que eso. Porque el Rocío es todo eso y mucho más. La única manera, hermano, es vivirlo y sobre todo, mamarlo.

-Los silencios en la radio y en la televisión ofrecen más información que una larga explicación. En la escritura, por el contrario, uno se ve privado de esas 'ausencias' de sonido que jamás rellenarán ningún punto y aparte. ¿Es esta la razón de que se haya decantado por una crónica audiovisual?

-En la radio y en la televisión un silencio puede servir para apoyar a un personaje que dice cosas inteligentes y sensibles, y puede servir para destruir lo que diga un bobo. Recuerdo que un político no dejaba de hablar en una entrevista y se me ocurrió preguntarle: ¿En qué momento se da uno cuenta de que está diciendo tonterías? En la crónica está solventado con haber recogido con las cámaras el camino al Rocío. Mi crónica es una crónica audiovisual de los momentos más emocionantes del camino, un camino que recorrí cuando era muy pequeño desde una Hermandad que tiene más de un siglo, San Juan del Puerto.

-¿En qué han diferido los Rocíos vividos con este de 2014 en el que ha sido el cronista?

-El paso del tiempo, hermano, el paso del tiempo.

-¿Cómo es vivir la Romería peregrinando con Almonte?

-Se vive al lado de los guardianes de la esencia del Rocío, al lado de ese séptimo sentido de los hijos de esta tierra que tan bien se mueven en el caos y en la bulla. Eso me admira y me conmueve, porque es verdad. Un almonteño me dijo que en el momento en el que sale la Virgen, ya sólo es de los almonteños y de nadie más. Incluso antes de salir también.

-¿Qué podemos encontrar en Rocío, Crónica de Soñador?

-Verdad. Quería transmitirla y conectar lo que siento con lo que digo. En la radio y en la televisión no veo a nadie, no veo a los oyentes ni a los espectadores. Esta noche (por el pasado 7 de mayo) voy a sentir la mirada de los rocieros y voy a sentir a mi lado a los que siempre he admirado como cantaores y como poetas: Los Marismeños, Los Romeros de la Puebla y Salmarina.

- ¿Ha perdido el hombre la facultad de soñar?

-Nunca olvidaré el luminoso día en el que José Manuel Moya de Los Romeros de la Puebla me bautizó como rociero en las sagradas aguas del Quema con el nombre de Soñador. Creo que siempre fui un soñador, un soñador que sueña con un mundo mejor: más humano, más justo, más limpio, sin corrupción y sin basura. Atento a cosas más profundas que las frivolidades que hoy lo mueven. Conozco a muchos hombres y mujeres que son mucho mejores de lo que el poder y los medios de comunicación creen, que no los mueve el dinero, que hay cosas mucho más importantes, que no somos tan morbosos, que no somos sólo fachada, cuerpo, imagen. Que podemos ser hermanos solidarios, compasivos y generosos, aunque ahora sea el momento de los canallas. Hay gente que no se rinde, que no entrega la cuchara ni abandona sus sueños.

-¿Qué añora Jesús Quintero de las romerías de antaño?

-La pureza de aquel Rocío permanece en mi recuerdo. Añoro que antes se reía más que ahora. Pero en fin, recordar es volver a vivir, y eso es lo que trato de hacer.

-Como comunicador, ¿cree que la prensa rosa ha vendido una imagen distorsionada de El Rocío que ha eclipsado toda la parte espiritual de la tradición?

-Tú lo has dicho todo, vender. La pena es quienes lo compran. Los que sentimos El Rocío, no lo compramos.

-Usted nació en San Juan del Puerto ¿Cómo fue su infancia?

-Yo soy un hijo del agobio, y viva Triana y Jesús de La Rosa.

-Su gran amiga Rocío Jurado era una gran devota de la Virgen. ¿Compartió algún Rocío con ella?

-Compartí muchas cosas con mi amiga. Ella nunca fue consciente de su grandeza, nadie me ha emocionado tanto cantando. En los últimos años Rocío, Lola, Paco de Lucía, Camarón, Enrique Morente, Carlos Cano… los mejores no están.

-Todo el mundo recuerda el programa El Loco de la Colina, pero no su antecesor. ¿Cuáles fueron las diferencias principales con respecto a El hombre de la rulot?

-Gran pregunta. La diferencia es que me volví loco de verdad. El hombre de la rulot era un tipo que llenó una rulot de sartenes, de libros de viajes, desde los campos de Níjar a Marco Polo y que recorrió España pueblo a pueblo, riachuelo a riachuelo. Es verdad, ahí pudo nacer el loco. Pero que no se olvide que el loco lo pierde todo menos la razón.

-¿A qué lado de la mesa de entrevistados se siente más cómodo?

-A mí me gusta más preguntar que responder. Espero encontrar el tiempo para responder a todas las preguntas que le hice a los demás.

-¿Se malinterpretaron sus declaraciones sobre la contaminación?

-Amigo, con la verdad no se va a ninguna parte, mi tierra sabe que tengo razón, pero en tiempos de elecciones, es mejor no contestar porque todo puede ser manipulado. Algún día me encerraré con tres científicos que cuenten toda la verdad.

-¿Puede Doñana amortiguar las consecuencias de esas fábricas?

-A mí me gustaría vivir en Doñana, por si acaso. Pero ya hablarán los científicos...

-¿Considera que sus palabras pudieron afectar al turismo?

-Exactamente todo lo contrario. Antes me preguntó por mi infancia. Mi infancia son paseos por la Punta del Sebo con dos balnearios y las barcas inanimadas en el atardecer, y la puesta de sol más hermosa que conozco. Los que amamos nuestra tierra sabemos la Huelva que hemos perdido y luchamos por recuperar. Al turismo hay que darle pata negra en todo.

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